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miércoles, noviembre 23, 2011

On the Air

En su programa Leer es un placer, Natu Poblet le dedica una emisión a Las teorías savajes, de Pola Oloixarac, y otra a El animal sobre la piedra, de Daniela Tarazona, y entrevista a las autoras.


Aquí, el audio de la conversación con Pola.

Y aquí, la charla con Daniela.

miércoles, enero 26, 2011

La palabra salvaje

Oscar Guisoni lee Las teorías salvajes, de Pola Oloixarac, y escribe una nota en la revista Arcadia, a propósito de la presencia de la autora en el Hay Festival de Cartagena:

«Hay un personaje que se repite como una obsesión en las portadas del único libro que hasta ahora se conoce de Pola Oloixarac. Un Napoleón furibundo montado en un blanco caballo mientras mira con ojos torvos y esconde su mano en el abrigo militar en ese gesto que sólo el emperador francés era capaz de ejecutar con tanta autoridad aparece en la edición argentina de Las teorías salvajes (Editorial Entropía) y un Napoleón con un extraño pajarraco anidando en su sombrero corso se repite en la edición española (Alpha Decay). Como si la propia Pola hubiera dado la orden ¿marcial? de incorporar al guerrero máximo en una obra que habla de la guerra como si se tratara de una película pornográfica en la que los fusiles son penes incólumes que penetran cuerpos de mujeres que provocan la muerte con filosófica alegría. Las portadas (ambas) funcionan así como preludio alucinado de lo que vendrá, anuncio de un texto bizarro como pocos, plagado de árboles invertidos, tortugas que son como el universo, manzanas por cabeza y elegantes cucarachas de roja cabellera. Ante semejante despliegue surge la pregunta: ¿quién es Pola Oloixarac?»

«Su primera novela, que recibió elogios de Ricardo Piglia (“el gran acontecimiento de la nueva narrativa argentina”) y de Ignacio Echevarría (“una novela realmente insólita, escrita por una exquisita antropóloga de la barbarie contemporánea”), entre otros, es un texto arrollador que tiene por protagonistas a una joven pareja que hace de su deformidad física su raison d’être, mientras una rara voz en primera persona fantasea con seducir a un viejo profesor de la facultad proponiéndole llevar hasta las últimas consecuencias su extravagante Teoría de las Transmisiones Yoicas. Personajes que en realidad son refinadas excusas para que Oloixarac saque a relucir su ácida visión del Buenos Aires contemporáneo, una ciudad que bien podría ser cualquier otra del planeta, ya que en la era de las redes sociales y el mundo Google poco importa en qué lugar se desarrollan las tramas.»

«Novela sobre el mito, o mejor, sobre el reciclaje de los viejos mitos en el esperpéntico siglo XXI que apenas comienza, Las teorías salvajes es también una broma macrabra de humor negro capaz de hacer desternillar de la risa al lector durante páginas, una risa que se corta de manera brusca cuando se percibe que no hay mucho de qué reírse y la mueca se trastoca en horror. Es ese mismo horror que ensombrece el texto desde el principio, cuando un narrador incierto todavía relata “los ritos de pasaje” practicados por ciertas comunidades primitivas en los que los niños que van a ser iniciados son “amenazados por adultos que se agazapan entre los arbustos” para provocarles miedo, un miedo primordial que está en la base de toda formación del yo. Después de convertirse “en testigos de secretas ordalías y tormentos que cifran la historia de la tribu”, los niños que sobreviven “regresan a la aldea, vestidos con máscaras y plumas como los espíritus que los amenazaron al principio, y participan de la caza de cerdo. Regresan ya no como presa sino como predadores”.»

La nota completa, acá.

martes, noviembre 09, 2010

Autoras ejemplares

Patricia Somoza, de ADN Cultura, le pregunta a Josefina Ludmer:

-Usted ha vinculado los tonos antinacionales de ciertas escrituras latinoamericanas (Fernando Vallejo, Horacio Castellanos Moya, Diogo Mainardi) con el momento de las desnacionalizaciones o privatizaciones. ¿Hay escrituras, voces o tonos vinculados con el momento actual, en el que estaríamos asistiendo a una suerte de reformulación del Estado o la nación?

-Veo un cambio en relación con las identidades en la literatura. La postulación de las identidades nacionales (lo argentino, lo mexicano), tan claras en los años 60 y en los clásicos latinoamericanos, desaparece, y en cambio aparecen identidades locales, del barrio, de la ciudad. Pienso en textos muy actuales: Agosto, de Romina Paula, cuenta un viaje al interior, pero no se trata de lo nacional sino de la relación íntima con otro lugar; en Las teorías salvajes, de Pola Oloixarac, está el mundo de la facultad. Siempre son identidades locales. O identidades gay, feministas, que no son nacionales, son globales.

La entrevista completa, acá.

martes, agosto 17, 2010

Caracola Pop

Sabino Méndez lee Las teorías salvajes, de Pola Oloixarac, en su versión española, y escribe esto para Babelia.

Cuentan los mejores guitarristas de los sesenta que cuando Jimmy Hendrix se presentó sobre un escenario europeo, después de ver su técnica y la variedad de sus dotes, todos pensaron que iban a tener que espabilarse mucho porque el nivel de exigencia iba a subir desmesuradamente. Entre los escritores jóvenes que actualmente usan el español como herramienta de trabajo, es posible que algo parecido vaya a suceder cuando progresivamente vayan conociendo el libro de Pola Oloixarac Las teorías salvajes, recientemente editado en nuestro país (Alpha Decay). Libros como este son libros-prueba, libros que no admiten opciones tibias. Suponen un salto técnico en el panorama joven, y hablo de escritura joven dando por buena la definición de Montaigne. El libro podrá gustar o no, ser admirado o rechazado, comprendido o malinterpretado, pero en cualquier caso queda fuera de duda la capacidad de la autora a la hora de dominar los registros, su pericia para combinarlos, su facilidad para el contraste y, en general, una variedad de técnicas narrativas de excelente página. Da la sensación como si Pola hiciera los solos con las seis cuerdas y los demás escritores jóvenes los hicieran solo con una. Se lo pone muy difícil a los debutantes de estereotipo narrativo como el hipido feminista autocompasivo, el buenismo terribilista de barrio o el telegrafismo de angustias de juguete para usuario de Internet. Los escritores del tipo de Pola (cuyo apellido al revés suena como un italianizado Caracciolo) no pueden conformarse con tópicos monocordes porque son voraces; absorben todo. En sus páginas vemos aparecer desde el hoyuelo estilístico de la añeja Jane Austen hasta la malignidad de un Vila-Matas, la franqueza de un Hunter S. Thomson e incluso versiones pop de las innovaciones de W. G. Sebald sobre la página impresa. Enfoques similares podrán encontrar los más avisados en otros escritores jóvenes como Manuel Vilas. A veces pienso que la mayor brecha de comunicación entre los diferentes países que usamos el español se debe precisamente a causa de nuestro común idioma. A los españoles nos cuesta hacernos a la idea de que los argentinos llamen cola a la región glútea sin sentirse fatal al beber una pepsi. El enigma del verbo coger ya es broma vieja. ¿Por qué usan una palabra tan común y polisémica para el trato carnal? Los españoles, como andamos todo el día cogiendo cosas (incluso medios de locomoción), no es extraño que terminemos pergeñando libros que parecen embarazados por un trolebús. En el libro de Pola se coge mucho, y eso me alegra porque permite repetir esa palabra muchas veces en las críticas sin ser considerado chabacano. Como libro contagiado de pop intelectual (fabuloso oxímoron), Las teorías salvajes tiene una extraña música, a medio camino entre The Residents, Tav Falco y The Tigerlillys. La vocación literaria de Pola está fuera de toda duda porque, con la grupa y el tipazo que gasta, podría perfectamente ganarse la vida de una forma espléndida sin necesidad de dedicarse a la escritura. Pero lo definitivo, lo fundamental, es que su libro nace de toda la cultura de masas que ha acompañado la música popular en el último medio siglo. Y eso supone un paso adelante en la idea (tan cara a cualquiera que tenga visión de futuro) de que esas herramientas pueden estar al servicio del verdadero arte.

viernes, julio 23, 2010

Déjame que te cuente, limeña


























Mañana, sábado 24 de julio, la editorial estruendo mudo presenta en la Feria Internacional del Libro de Lima, la versión peruana de Las teorías salvajes, de Pola Oloixarac.

La cita es a las 20:15 en la Sala José María Arguedas de la feria, montada en el Parque Próceres de la Independencia. Estarán presentes Fernando Ampuero, el editor Alvaro Lasso y la autora.

viernes, julio 16, 2010

La vencida

Tercera edición de Las teorías salvajes, de Pola Oloixarac.


lunes, marzo 29, 2010

Pola en el mundo II

Una cita en la faja dice:
”Un novela realmente insólita, escrita por una exquisita antropóloga de la barbarie contemporánea."
Ignacio Echeverría

jueves, marzo 18, 2010

Pola en el mundo

Martes 16 de marzo, Barcelona.
12:00hs Rueda de prensa en el Café Salambó C/ Torrijos, 51

Jueves 18 de marzo. Barcelona.
Presentación de Las teorías salvajes en Librería Central del Raval con el escritor Javier Calvo, los editores de Alpha Decay Enric Cucurella y Ana S. Pareja, y la autora. A las 19.30hs.


Miércoles 24 de marzo. Madrid.
12:00 Rueda de prensa.
19:30 Fiesta/Presentación en la librería La Buena Vida


viernes, marzo 12, 2010

El plan maestro de Pola Oloixarac

Gabriela Wiener, para El País

"El gran acontecimiento de la nueva narrativa argentina", como lo ha llamado el pope de los novelistas de ese país, Ricardo Piglia, tiene a las celebrities del cosmos literario hispánico alborotadas, primero al otro y ahora a este lado del charco. Las teorías salvajes, de Pola Oloixarac (Buenos Aires, 1977), que acaba de aterrizar en España gracias a la editorial Alpha Decay, no sólo es un desternillante catálogo contemporáneo de doctrinas sobre la guerra en tiempos de Google Earth, tan impracticables como indestructibles, sino también una sátira de la oficialidad académica, política, cultural y progre de los setenta, bombardeada con los argumentos/armamentos de una mujer fatal. Aunque cuando su autora escucha decir que parece un Houellebecq con falda y tacones, afirma llevar "la mano a mi revólver".

Completo, aquí.

jueves, diciembre 10, 2009

Alpargatas sí, Windows no

La autora de la casa Pola Oloixarac será entrevistada en forma pública por Fernando García, en los pabellones de la Fundación Telefónica. ¿El tema?:

«Mecánica popular II. ¡Alpargatas sí, Windows no! Hi & Low, tecnología y cultura en la frontera.

Entrevista: Pola Oloixarac, autora de Las teorías salvajes, libro que introduce en la narrativa argentina la erudición geek.
Coordina: Fernando García.

Viernes 11 de diciembre, 18hs. Espacio Fundación Telefónica (Arenales 1540).

¿Llegó la hora de postular un nuevo modelo de erudición? De la Grecia clásica (Greek) como molde atávico de nuestro desarrollo intelectual al dominio simbólico de la cultura tecno (geek) como nueva plataforma de lanzamiento. ¿Quién lee las escrituras del software? ¿Son los programadores los nuevos sofistas? Mito, comedia y tragedia en tiempo de redes y hackers

martes, septiembre 29, 2009

Fogwill by Oloixarac

Miercoles 30, presentación de Cuentos completos, de Fogwill
En La boutique del libro, Chacabuco 459, San Isidro, 19hs
Participan: Pola Oloixarac y el autor.

jueves, septiembre 03, 2009

miércoles, julio 29, 2009

La escritora salvaje

[A propósito de Las teorías salvajes, por Fernando García, para la revista La Mano]

Al que dijo “Fogwill con polleras” le digo naaaaahhh, naaaahhhh y requetenaaaahhh, la veo mucho más Carly Simon con ojos de “tears in my coffee” y todo en la penumbra del “Café de los Incas” (la mejor carta de maltas all around the city) con Bryan Ferry colándose en mi grabador digital cortesía de, ya saben, la radio-de-clásicos.

“Será que los dos no nos comemos la mitología de la izquierda, pero lo que cada uno hace con eso es totalmente distinto”.

Va a decirme la escritora revelación (¿revolución?) del último año de la primera década del nuevo siglo de un país más bien tirando a sin novedad en el frente en la vida narrativa.

Pero llegó Pola (1977): la del apellido difícil, como de ansiolítico (que no quiere revelar el origen geográfico por cuestiones de política de género. “Las mujeres siempre terminamos llevando el nombre de un hombre, no es relevante que te diga eso. Es una decisión y punto”); la que algunos (Quintín) pensaron que era un tipo (¿Fogwill con pollera?); la que, antes de empezar a hablar, pide poder escuchar la entrevista.

-Y no Pola Oloixarac, eso no se hace...

Se nota que la chica está feliz (“mi idea era que la novela se expandiera como un virus”) y al mismo tiempo seca (y un poco paranoica se ve) con la repercusión de Las teorías salvajes que agotó una edición de mil libros desde enero (los solemnes agitadores del runrún columnístico matarían por colocar esa cantidad en ese tiempo) y va por la segunda vía Entropía -a donde la chica llegó apuntalada por... ¡Fogwill! (sin pollera)-.

Les voy a contar cual es el éxito verdadero de LTS (así lo pone ella en los mails que cruzamos pre y pos “Café de los Incas”). Cuando entro en el bar y tengo que esperarla diez minutos siento que es una trampa y que el que viene a sentarse a la mesa conmigo no es otro que “Collazo”, el sádico ayudante de cátedra que yo digo que viene a ser Galimberti. Estoy tratando de decir que la novela crea un mundo tan poderoso que puede plugearse como USB a nuestro rígido cotidiano.

Y, ¡bum!, tras una devaneo acerca del oximoron “teorías salvajes” y la delgada línea entre la racionalidad extrema y el desprecio por la humanidad, a la Oloixarac (¿griego?, ¿checo?) le sale una frase de aquellas:

“Galimberti es mucho más interesante que Voltaire”.

Y para seguir en la senda digamos que LTS explica paso a paso como hackear el programa Google Maps tal como un panfleto de la tendencia podría pasar la receta de una molotov. Y que consigue integrar la herrumbe del mundo académico (Puán) con una crítica a la izquierda acrítica (y no, no es reaccionaria por eso. Houllebecq tampoco) y un friso generacional que entrelaza a la Buenos Aires geek-cosmo de la pos crisis como nunca hemos leído aquí.

“Mi plan era hacer un artefacto sobre el estado actual de la cultura. Quería hacer una comedia con eso”.

Yo también creía que Pola Oloixarac era un invento. Cuando me escribió que el lunes no podía porque “tenía que comandar un grupo terrorista” o cuando escuché en su contestador “marque 1 si es hombre, 2 si es mujer, deje un mensaje si no es ninguna de las dos cosas”. …

Si este texto huele a booklet es porque sí: salí a comprar LTS como si fuera un disco.

martes, julio 07, 2009

Las teorías salvajes reloaded

El arrollador opus rosáceo de Pola Oloixarac no se detiene ante el avance de la pandemia final y ya se manifiesta en su segunda advocación, recién salida de la imprenta. Ahora mismo, mientras anotamos estas líneas, parten raudos hacia las demandantes librerías los cuerpos de logística, especializados en abastecer las bocas de expendio.

Las teorías salvajes (segunda edición)

jueves, junio 11, 2009

La voz interior de Pola Oloixarac

Entrevista a Pola Oloixarac, autora de Las teorías salvajes.
[Por Adrián Moujan para Télam, vía La Voz del Interior]

La escritora Pola Oloixarac irrumpió en el mundo literario con Las teorías salvajes, una novela que describe con una visión afilada y divertida el mundo académico, con la que intentó probar que la clase media progresista porteña "no se pone a repensar sus posiciones" y que la izquierda universitaria "no tiene ganas de hacer una autocrítica".

Con apenas 32 años, Pola navega con placer por las aguas de una polémica que surgió en torno a su novela (editada por Entropía), en la que le toma el pelo a ciertos aspectos de la vida interna de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en medio de referencias filosóficas, históricas y antropológicas, a través de un viaje entre delirante y cómico por la noche under porteña.

Con mucha personalidad, que se trasluce en su blog (melpomenemag.blogspot.com), Pola sacudió a muchos con definiciones como que la facultad de Filosofía y Letras es "un ecosistema gagá donde se permite al académico gagá convivir a gusto con el deterioro institucional".

Sus ironías, que lanza desde la vereda de quien busca la polémica y la agitación, le valieron que una agrupación de izquierda le pidiera un desagravio moral a la facultad y otros la amenazaran, así como elogios por parte de Horacio González o Guillermo Martínez, entre otros.

Esta bella morocha charló sobre su libro y las repercusiones que tuvo.

–¿Cómo nace la novela? ¿Cuál es su génesis?
–Las novelas son uno, no hay manera de no pensarlo así, y a mí me divertía la idea de armar un yo que funcionara como una estrategia de guerra y ver si en mi vida no pensaba también en términos de una estrategia de guerra. Me interesa mucho la guerra, me parece algo re impregnante sobre lo que quiero escribir y sobre lo que quiero dar cuenta. Hay algo del desprecio que atraviesa a todas las personas; que las vuelve inhumanos y que me parece medio fascinante. La manera en que lo siniestro está en nuestras vidas y cómo no hay manera de dejar de verlo así en el momento en que lo ves. El arte de la guerra de Sun Tzu está citado en varias partes de la novela y también leí tratados de estrategia militar. Me interesaba recuperar ciertos textos y leerlos en términos de estrategia militar, porque es otro discurso que es interesante verlo como literario.

–¿Qué querías contar con la novela?
–Quería escribir para poder pensar los valores de una sociedad contemporánea y quería atacar la hipocresía de las clases bienpensantes, la clase media me interesaba en particular. Quería atacar la novela de educación de esa clase media y también el confort en el que vive, que no necesita repensar posiciones y piensa que ya está todo medio bien.

–¿Desde qué lugar lo criticás? ¿Desde una posición de derecha?
–Eso es algo que prefiero que lo responda el lector. No me parece que sea necesario que yo defina un punto de vista, donde la clase media puede ser vapuleada de una manera u otra. El libro es fuerte y está hecho para generar una controversia. Si te gusta, genial, y si querés discutir, también.

–Te metiste con el mundo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA ¿Tuviste repercusiones de eso?
–Hacía tiempo que veía como excelentes personajes a las agrupaciones, a los profesores, a algunas alumnas, a un montón de gente. Venía observando un grupo humano que me parecía un buen material de comedia, que me gustaba y me gusta. No es que yo le quiero pasar una factura a la facultad, en sí me parece divertidísima.

–¿Las agrupaciones te molestan, te parece que son parte de la vida interna de la facultad?
–Cuando cursaba me parecían irrisorios ciertos planteos y situaciones. Era todo muy "trosko". Además, la violencia con la que se manejan, es gente medio heavy a veces. Es muy de la izquierda argentina tomar posiciones reaccionarias. Creo que hubo algo dentro de la recepción de la novela que también ilustra eso. Hubo reacciones reaccionarias frente al libro, que tienen que ver con una manera de leer a Marx un poco rancia. Pero también está bueno, porque hace a la ilustración de la novela misma. Como que la novela se ilustra a sí misma con la repercusión que tiene.

–¿Y te excita esa repercusión?
–Sí, me parece genial. Fue raro, terminaba un quilombo y aparecía otro más grande.

–¿Algún intelectual de izquierda te insultó?
–No, la gente de izquierda-izquierda, como Horacio González, que es un intelectual comprometido, flashea con la novela. Me parece reinteresante que a gente como ellos, que también son destinatarios de la novela, les haya interesado y hayan sentido que se criticaba desde un lugar interesante, para mí fue un triunfo total, moral. Igual hubo situaciones que me sorprendieron más que otras. Hubo chicos de la facultad que dijeron cosas con mala leche y una agrupación me pidió una retractación pública y me pareció loquísimo. Pibes de una agrupación estalinista me exigieron que le haga un desagravio moral a la Facultad de Filosofía. Y justamente, esa situación funcionaba acorde al mundo que describía en la novela. Por todas esas cosas, incluso las que me sorprendieron más por su violencia, seguían ilustrando mi libro y probaron su efectividad; que el virus había funcionado y había infectado gente. La novela los había enfermado y por eso reaccionaban así, no se explica si no, por qué tanta violencia. Y eso me parece reloco, experimental, copado.

–Hubo un comentario que generó debate: cuando a un personaje le roban y vos decís que son "los desclasados del sistema".
–Si vos lees esa escena, ¿no te parece que es obvia la ironía total sobre la cuestión? Por eso yo prefiero que el libro hable y no aclarar que no soy de derecha. Es obvio que no soy de derecha, soy una persona que se pone en un lugar, que no tiene miedo a criticarle a la izquierda cosas que la izquierda no tiene ganas de criticarse a sí misma. Yo no me como ni media en ese sentido, hago un libro y es mi apuesta.

–¿Buscabas lo que provocó el libro, que se dijera que es un libro de derecha?
–Escribí mi libro y doy batalla. Yo escribo y me parece muy interesante que el libro haya generado una situación de discusión que hace tiempo no ocurre. Es un lujo y está bueno. Lo que me puso muy contenta de la novela, con todo el quilombo y los insultos, es que aparezcan esas cosas, que las produzca. Habla de que la novela es efectiva.

viernes, mayo 22, 2009

Un Frankenstein narrativo

Esto y muchas otras cosas dice el Rufián Melancólico sobre Las teorías salvajes, de Pola Oloixarac. Por ejemplo:

- "Aún a pesar de esta fuga constante de la línea narrativa, del orden lógico esperable de un reencuentro de todo lo dicho en un punto, la novela también se presenta como una pelota de información condensada que se clava en el estómago del lector como si hubiera sido arrojada con toda la furia de un puntinazo violento con intención de liquidar al arquero."

- "Todo lo que esta novela declara tener esta: pasillos de Puan, profesores excéntricos, teorías disparatadas, pasos de comedia y un cierto sabor orillero a Los detectives salvajes, claro. Sólo que mientras la novela de Bolaño hacía una especie de historia oral en clave de comedia acerca de los grupúsculos de poesía, Las teorías salvajes lleva al ridículo del paso de comedia a toda esta generación de geeks, nerds, snobs y chicas alternativas de Filosofía y Letras que están ahí y adquieren diversos grados de visibilidad y neurosis."

- "Las teorías salvajes se construye como un cuerpo textual que también permite reflexionar sobre el género novela como lo que es: un condensado de partes de discursos menores atados con alambre para dar un discurso primario."

Completo, acá.

miércoles, mayo 13, 2009

Generación post-post

por Agustín J. Valle, para Rolling Stone

El pasado, más que determinarnos, muta al compás de lo incierto del presente. Intervenir sobre él –su figura, su sentido, sus derivados- es un modo humano de constituirse actualmente. Esta novela de autoconciencia generacional (Oloixarac nació en el 77 y plasma la era multidroga y Google Earth) critica el proyecto político de la generación de los setenta. En tiempos en que desde la cúspide del Estado se gesticulan reivindicaciones de lo muerto entonces, difícil ver como casual que una de las dos protagonistas paralelas de Las teorías salvajes se apellide Kamtchowsky y sea casi siempre llamada la pequeña K.

El humor, por tramos subyacente y por tramos explícito en esta novela debut, acota el rango de tiro de su ambición –manteniéndolo distintivamente extenso pero dándole finitud-, al tiempo que la salva de la pretenciosidad del sabelotodismo. Pues el tono hasta absurdo y delirante que adquiere el relato de la narradora, una bella y brillante estudiante de filosofía, relaja nuestra recepción de su teoría. Plantea una matriz para las formas de ser de la criatura humana, vinculada a la herencia histórica de los albores de la especie: la marca de haber estado milenios ocupando en la cadena alimenticia (esa dinámica cotidiana) la posición de presa. La lógica presa-predador, lógica del matar y ser matado como posibilidad constante del mundo, anidaría en toda estructura cultural. Funda un punto de vista que emana un radical trastocamiento de la moral, lo que pone a circular, en todas las zonas y épocas, un amplio abanico de atrocidades; con la sustancia de esa memoria, Oloixarac, sobre el final de la novela, literalmente pinta su aldea.

Novela también de obsesión sexual -vale decir de realismo sexual-, con una pequeña K de promiscuidad no ideológica que involuntariamente deviene estrella porno amateur, y una filósofa-narradora elegantemente guasa, que sólo para impresionar a un tipo quiere levantarse (apresar) a otro, un escritor ex montonero que le parece horrendo. Sobre él la novela tracatatea su crítica. Califica a los Montoneros como “banda armada de profesión peronista”, dice “pegame y decime ESMA” y un etcétera de sarcasmo. La tragedia setentista ya no es solemne; estamos en la post-postdictadura. Pero también cuela críticas menos cancheras, como ¿bastan las buenas intenciones para ser heroico?, o el cuerpo de los asesinatos y las amenazas eran el camino ritual hacia un destino ejemplar. A la crítica plasmada en la novela –incisiva argumentación acaso cercana a Bombita Rodríguez- podría objetársele el estar hecha con la liviandad de quien juzga las conductas de un tiempo desde las perspectivas abiertas por el ulterior, salvo por una intervención del ex monto, quien contesta la metralla retórica de la brillante joven diciéndole: “No sos mejor que nosotros por no haberte equivocado. Hubieras hecho lo que fuera por ser una Evita cualquiera, una montonera”.

Con voluntad antropológico-epocal exhaustiva, y un poder de nombrar inhabitual, es una novela sobresaliente. Lejos de meros ejercicios redaccionales, anecdotarios o flashes autobiográficos, busca aprovechar las posibilidades que sólo ofrece el artefacto novela, y en ese sentido lo honra. Ahora bien, en su voluptuosidad expresiva, en algunos tramos se complejiza mucho; rinde culto a la riqueza del idioma pero debilita el lazo con todo lector no altamente letrado, el relato resulta atropellado, como si de tanto entusiasmo la narradora sobreestimara la comprensibilidad de lo que escribe. Pero avanza la novela y triunfa la creatividad, la imaginación, con una trama que en sus mojones “entretenidos” no pierde ni sutilezas ni pluralidad de sentidos simultáneos; el atropello logra la forma virtuosa de una prosa desbordante, que se lleva puesto el lenguaje y deforma naturalmente las palabras.

martes, mayo 05, 2009

Los debates salvajes

[Entrevista a Pola Oloixarac. Por Diego Rojas, para Veintitrés]

Hace tiempo que las tranquilas aguas de la literatura no se veían conmovidas por la publicación de una novela. La democracia y la posmodernidad parecían haberle quitado cualquier posibilidad de peligro a la literatura: todo podía ser dicho y ser tolerado, ya nada habría de causar escándalo. Sin embargo, Las teorías salvajes, la primera novela de Pola Oloixarac, dividió las aguas y provocó reacciones polarizadas. El escritor Guillermo Martínez opinó que era una “novela brillante, a la vez profunda y divertida, que logra convertir la teoría en prismas de inesperada belleza literaria”.


Para Beatriz Sarlo “las teorías (antropológicas, psiquiátricas, filosóficas, tecnológicas) fascinan, pero también son instrumentos para escribir una novela que yo no llamaría filosófica, sino de aprendizaje, no una ‘educación sentimental’ sino una educación a secas”. Pero así como recibió elogios, también provocó rechazos: “¿Puede alguien ser considerada nueva promesa de las letras y publicar una novela debut que, para digerirla, es recomendable usar hepatoprotectores?”, se preguntó Cicco en el diario Crítica. Diego Erlan señaló en su columna en la revista Ñ que muchos decían por lo bajo que Las teorías salvajes era una “novela sin amor y sin poesía”. Planta, una revista que circula en la Facultad de Letras, fue aún más lejos: pidió “una retractación pública por parte de Oloixarac” y planteó que, más que literatura, se encontraba allí “un consenso periodístico de derecha”.

¿Pero qué pudo haber escrito esa chica para provocar semejante revuelo? La novela narra las peripecias de su protagonista, obsesionada por los postulados del catedrático Augusto García Roxler y por su persona, mientras decide llevar adelante un plan para seducirlo que incluye ciertas aventuras con Collazo, un intelectual de pasado guerrillero. Al mismo tiempo, relata la relación entre Pabst y Kamtchowsky, dos nerds que incursionan en algunos hábitos sexuales y culturales alejados de su experiencia previa.

De cualquier manera, el texto es una excusa para revisar la actualidad de las imposturas intelectuales y políticas en la academia, el estado de situación de la cultura y el campo cultural y se ríe de la santificación de los setenta. En el comentario sobre el libro publicado en Veintitrés se dijo que Oloixarac era una especie de “Fogwill con polleras”. El mentado escritor opinó sobre la polémica: “Pola es una mina que va llegar lejos. Es mucho más culta que cualquiera de los que escribieron sobre ella. La verdad es que no me doy cuenta si la izquierda es atacada o no, porque yo opino igual a lo que plantea la novela”. Al ensayista y director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, el pedido de retractación le resulta raro, ya que la novela es “fresca y muestra una desfachatez inteligente y aguda. Usa una técnica de la provocación en términos de gran sutileza. Es un coqueteo insinuante con la deformación de la vida y estetiza con alegría algunos de sus rasgos, que son muy amargos. Y produce una nostalgia por el valor de la teoría a partir de teorías inexistentes”. Hace tiempo que una ficción no provocaba tanto apasionamiento. Y siempre es bienvenida la pasión a los debates que impulsa la literatura.

–Pola, ¿es una escritora de derecha?

–Claro que no. Pero la ausencia física de una extrema izquierda, desde la que se podría realizar una crítica valedera, hace parecer que cualquier crítica a la izquierda se realiza desde el lugar del mal. Como si habitara un bastión intocable. Yo fui formada en el pensamiento crítico, que es un valor de la izquierda, y cuando hay una serie de cuestiones que no se repiensan, quedan anquilosadas. Y hay que moverlas de alguna manera. Para eso utilizo la escritura.

[La entrevista completa, acá.]

martes, abril 28, 2009

Bailando en la Sociedad Rural




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