Juan Terranova lee Precipitaciones aisladas, de Sebastián Martínez Daniell, y escribe para HiperCrítico:
«Cuando ya cansa de parte de la crítica el largo, tedioso y fraudulento ritornello “una obra que parece salida de otra parte”, o una “obra que surge de la nada”, Precipitaciones aisladas muestra cierta originalidad, cierta placidez y confianza en entregarse a senderos narrativos poco transitados. Sin embargo, hay gestos reconocibles en los que puede rastrearse la influencia pesada de César Aira y de los diferentes escalones de su progenie (por usar una palabra solidaria al léxico de Martínez Daniell). Sin embargo, lo más sólido de la novela surge cuando se narra, con las herramientas básicas del realismo, situaciones raras, tensiones cotidianas que no por serlo se escuchan como menos ominosa. También hay algo de Leopold Bloom en este Napoléon Toole pasado por agua, en su construcción de personaje perplejo frente al mundo, su extravío, la ciudad que recorre y sus momentos de epifanías resignadas. En su apellido se esconde el tragicómico autor de La conjura de los necios. Lo cual no me impide preferir otra alusión. La irónica, velada apenas por una letra “e” final, a la herramienta genérica, verbo o sustantivo, símbolo de un pragmatismo del que Napoleón carece.
El campo intelectual argentino atraviesa un momento de inseguridad donde su sensibilidad primera resulta más afín a los gestos miserabilistas de autores populacheros antes que populistas. Es probable, entonces, que prescinda de atravesar la complejidad de Precipitaciones aisladas –no tan compleja después de todo–. Para los que se tomen el tiempo de hacerlo, y más aun para los que pueden disfrutar de empáticas arbitrariedades y sutiles lapsos de extrañamiento, la experiencia resultará muy gratificante.»
La reseña completa, acá.
jueves, noviembre 18, 2010
Una novela sobre la lluvia
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