Silvia Hopenhayn lee Conquista de lo inútil, de Werner Herzog, y escribe el siguiente texto en La Nación:
«Los diarios de filmación pueden ser apasionantes o anecdóticos. No es fácil contar una película, y menos aún decantar por escrito la experiencia de filmación. Se van las páginas en las manías de tal o cual actor, las dificultades climáticas o divergencias con el productor. Pero cuando el director es una suerte de poseído por las imágenes, un portador de visiones, su obra se distingue por su intensidad. El relato puede ser tan maravilloso como un viaje a lo desconocido. Es el caso del cineasta alemán Werner Herzog, cuyo film Fitzcarraldo fue una verdadera proeza onírica.
En excelente traducción del escritor argentino Ariel Mangus, se publicó el diario de filmación de Fitzcarraldo con el título Conquista de lo inútil (Entropía). El prólogo, también de Herzog, es un trampolín al desenfreno y revela su brutal relación con las imágenes. Comienza así: "Con la descabellada furia de un perro que ha hincado los dientes en la pierna de un ciervo ya muerto y sacude y tironea al venado caído de modo que el cazador abandona la tarea de calmarlo, se prendió de mí una visión, la imagen de un gran barco de vapor sobre una montaña (?), la voz de Caruso que hace enmudecer todo dolor y todo grito de los animales de la selva y extingue el canto de los pájaros".
Herzog comienza su periplo en la casa de Francis Ford Coppola en San Francisco, en busca de financiamiento (un sueño mal pagado puede convertirse en pesadilla), y a las pocas páginas ya está en Caracas y luego en Lima, Iquitos y el río Marañón, a punto de empezar su travesía junto con el iracundo actor Klaus Kinski (antes protagonista de Aguirre, la ira de Dios y Nosferatu ). Recordemos lo que el propio Kinski escribió sobre Herzog tras el rodaje de la película: "Los cinco meses en la selva de Perú son muy parecidos a los de hace diez años, cuando rodamos Aguirre . De nuevo son la total imprudencia, ineptitud, incapacidad, arrogancia y falta de escrúpulos de Herzog las que ponen en juego una y otra vez nuestra vida y amenazan con echar a rodar definitivamente el rodaje y provocar un desastre financiero. De nuevo alimenta a la compañía con una bazofia incomible que hace cocinar con manteca de cerdo".
El diario de Herzog no redunda en esa relación (cuyos frutos, podridos y maduros, aparecen retratados en su documental Mi enemigo íntimo ); más bien traza un mapa subjetivo de la jungla, los revuelos del campamento, las dificultades para mantener intacto el barco que debían trasladar por la montaña, los problemas de sonido en la ejecución de la ópera. Lo más bello de la escritura es lo que el ojo de Herzog registra: "Un papagayo a mis pies mastica una vela que sostiene con los dedos de una pata?"; "unas hojas de banano inmóviles en el vapor vespertino; pequeños sapos aterrizan con un chasquido sobre las pálidas hojas".
El diario es casi un día a día, desde el 16 de junio (¡el mismo día en que transcurre Ulises , de James Joyce!) de 1979 hasta el 4 de noviembre de 1981. Gran parte de lo narrado transcurre en Iquitos y Camisea, y otro poco en San Francisco, Lima y Nueva York.
Se trata, en suma, de una embarcación literaria digna del estrepitoso mundo de las imágenes de Herzog.»
lunes, septiembre 05, 2011
Mapa subjetivo de la jungla
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