viernes, abril 17, 2015

Caminar sobre Herzog

“Del caminar sobre hielo” es un extraño diario de viaje. El escritor y director de cine alemán Werner Herzog cuenta su periplo a pie desde la ciudad de Munich hasta París.

Por Pablo Natale para Ciudad Equis, La Voz del Interior



Está esa idea de que se puede hablar de “la mejor obra” de un autor, y luego de sus “obras menores”; está la idea de que las películas, pinturas, poemas de tal o cual en realidad “no eran otra cosa que lo que había vivido”; están los hechos épicos y los hechos insignificantes, y están los “sacrificios” que estamos dispuestos a hacer por nuestros familiares, un dios o un buen amigo. En Del caminar sobre hielo, el cineasta, actor y escritor Werner Herzog deja todo eso en el camino y lo destroza paso a paso. La obra (“literaria”) está a la altura de buena parte de sus producciones cinematográficas: por momentos es intensa, por momentos lenta, casi perdida en el paisaje, y de pronto resulta algo brillante, único.

El libro registra diariamente el periplo que Herzog realizó a pie, en plena temporada invernal y durante tres semanas, entre Munich y París a modo de “promesa” o “peregrinación” por la crítica de cine Lotte Eisner, quien estaba internada en la capital francesa. Mediante frases cortas y frases descriptivas ocasionalmente interrumpidas por reflexiones o máximas, Herzog cuenta lo que ve en cada pequeño pueblo, el modo en que, cada noche, invade una propiedad para pernoctar, las historias que escucha o que inventa, la posible narración escondida detrás de un pequeño detalle.

Ahí está la frase “una lluvia indecisa cae gota a gota, siempre al borde de que me importe”, o la sentencia cartográfica-estética “después de reconocer una decisión errada no tengo el temple para regresar, prefiero corregirla con otra decisión errada”, o un árbol repleto de manzanas en un paraje abandonado, o dos camiones detenidos en un paso de altura, uno casi pegado al otro, los camioneros almorzando juntos sin decirse palabra.

¿Cuál es la obra principal y la obra secundaria de un hombre? ¿En qué momento un artista deja de construir esa obra y simplemente vive, respira y camina? ¿Qué es real y que desearíamos que lo fuese? ¿Qué es un documental y qué es ficción, qué es un diario íntimo y qué es una novela de iniciación? ¿Cuál es el límite entre una persona extravagante, un loco y un héroe?

Difícil resumir las virtudes y las preguntas que genera la obra de Werner Herzog: un grato e incómodo asombro, la sensación de una vitalidad espléndida en un mundo ansioso, desolado y demasiado preocupado por que todos sigan las mismas reglas.

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