jueves, octubre 06, 2016

Lo directo y lo obtuso

Quintín sobre Poste restante, de Cynthia Rimsky en La lectora provisoria


Pasé unos días en compañía de una escritora y unas horas en compañía de otra. La primer está muerta (ya lo estaba cuando pasé unos días con ella). Se llamaba Lucia Berlin (1936-2004) y su fama fue póstuma, o casi. Una extensa colección de sus cuentos acaba de ser traducida bajo el título Manual para mujeres de la limpieza (…)


La otra mujer es Cynthia Rimsky y nació en Santiago de Chile en 1962, años después de que Berlin volviera a su país. De ella se acaba de reeditar en la Argentina Poste restante, pequeña crónica de un viaje que la autora hizo en 1999 en busca de señales de su familia de inmigrantes judíos a partir de un vago álbum de fotografías con su apellido. Rimsky pasa por Medio Oriente, Chipre y Europa Oriental y su estrategia es un vagabundeo entre gente perdida, con la que se comunica muy poco. En la contratapa (¡oh, las contratapas!), María Moreno escribe que se trata de un tipo de viaje que contrasta con el beat y el guevarista, y que Rimsky hace “observaciones delicadas pero políticas”. No veo la política, pero creo encontrar en las fotos y reproducciones sesgadas ecos de Sebald y de Bellatin. Si Berlin escribe en el sistema narrativo apreciado en la industria editorial, Rimsky lo hace en el mundo de los procedimientos literarios (cambios de persona y de género, desenfoques, distanciamiento de los personajes, incluso de sí misma). Pero ambas transitan un espacio común: el de los que no tienen dinero ni destino.

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