martes, septiembre 23, 2008

Una aguda mirada generacional

Por Celia Dosio [vía diario Perfil]

En el prólogo de Dramaturgias, Mariana Obersztern se plantea el interrogante: ¿existe una especifidad en la escritura teatral femenina? Rápidamente responde que no, “no existe un teatro de mujeres como no existe un teatro de hombres”. Basta echar un breve vistazo a este libro para acordar con la prologuista, no se reconoce –y es uno de los grandes atractivos de esta antología- un recorte temático o estilístico que remita a “lo femenino” u otro constructo parecido.

La sobriedad de la edición y lo acertado de la selección de las autoras no termina de expresarse en el título. ¿A qué se refieren con “dramaturgias”, así, en plural? ¿No se trata de siete autoras que comparten una manera de entender el teatro, de escribirlo, de actuarlo? En las fichas técnicas y datos biográficos incluidos al final del libro, se pueden reconocer las coincidencias, los recorridos afines, la recurrencia a los mismos nombres, los mismos circuitos, los mismos maestros. Mariana Chaud, Lola Arias y Romina Paula trabajan con los mismos actores. Julieta De Simone codirigió la obra de Laura Fernández y ambas fueron compañeras de Agustina Gatto en el teatro Apacheta. De manera que el título termina pareciendo una tibia apertura de paraguas, innecesaria ante la contundencia de los textos.

A pesar de ser muy jóvenes, las autoras ya cuentan con una reconocida carrera. Son actrices y directoras y oportunamente supieron recibir sendos premios. Cinco de las siete obras que integran la antología han sido estrenadas. Todas dirigidas por las autoras, salvo Cebo y El calor del cuerpo que todavía no subieron a escena.

Ahora bien, si no se observa una problematización de “lo femenino”, sí podemos reconocer la afinidad generacional que se imprime como un sello propio de la antología. A la contingencia de haber nacido mujer en Argentina a fines de la década del 70, se suma el haberse dedicado al teatro. Y, a pesar de ser propuestas muy distintas ( del pesimismo futurista de Lola Arias a la relectura de la Orestíada de Agustina Gatto; el minimalismo intimista de Romina Paula y el desborde ácido de Laura Fernández; la desproligidad melancólica de Agustina Muñoz y la precisión desbordada de Mariana Chaud), no por eso dejamos de reconocer, en este recorte, siempre tan arbitrario como acertado, una aguda y distintiva mirada generacional.

lunes, septiembre 22, 2008

Primeras páginas (III)

¿Vos me querés a mí? (novela)
de Romina Paula

¿Vos me querés a mí?

–No, yo lo que te quería decir... A ver, esperá, no sé cómo decírtelo, lo estoy pensando ahora, ¿eh? A ver... No, eso. Bueno, nada, que el otro día me quedé pensando. ¿Viste cuando me preguntaste lo del ascensor?
–Sí...
–No, esperá, eso no fue, ¿qué era lo que me habías dicho antes, esa palabra que me molestó, cuál era?
–¿Guachita?
–No... ¿Eso me dijiste?
–Sí...
–No, no era eso, era otra cosa peor...
–No, era guachita...
–¿En serio? ¿Y yo me enojé por eso? No puede ser... Bueno, no importa, la cosa es que me quedé pensando y la verdad que no sé si sirve de algo que te lo diga, pero igual te lo quería decir, que nada, que estuve pensando y que viste que la última vez que nos vimos yo estaba un poco rara, bah, como que me fui poniendo rara, porque estaba todo bien, pero en un momento me puse a pensar y como que me colgué porque es algo que me pasa siempre, y ya sé cuando me empieza a pasar, me doy cuenta y no quiero que me pase, viene y ya sé, es una sensación que ya conozco y trato de combatirla y bueno, en eso estoy, y no es algo de lo que vos te tengas que hacer cargo, es algo más mío en realidad, pero es como que me miro de afuera y me pregunto “¿pero está bien esto que estoy haciendo?”. Me pasa que me pregunto sin querer, si la situación en la que estoy es en la que quiero estar en realidad y bueno, como que después llego a conclusiones, como que tomo decisiones, no digo que esté bien, pero no puedo evitarlo, como que me vienen y bueno, como que el otro día me quedé pensando y la cosa es que pensé que no sé si quiero estar de novia... ¿Se entiende?


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miércoles, septiembre 17, 2008

Reestilización, fase 2: Página tipo

Molina logró sensibilizar al departamento de diseño con un puñado de lisonjas, y se convirtió en el modelo para la página de libros, que quedó así.

Arrolladora reestilización de nuestra Web. Primera instancia: Homepage

Observen con detenimiento, en www.editorialentropia.com.ar, y luego vuelvan aquí a comentar.

jueves, septiembre 11, 2008

Primeras páginas (II)

Hidrografía doméstica (novela)
de Gonzalo Castro

Uno

Me miro los pies. Otro día. Hace una semana que tengo miedo, y que busqué por todas partes. De todas maneras puede tratarse de un error, porque muchas veces me pasa de confundir los sentimientos. Sentir calor y era angustia. Sentir como una opresión en el pecho y era sueño. Por suerte puedo quedarme en la cama a analizar todo esto.

El vivir sola me ha dado madurez, en el medio del bosque, un auténtico vergel. A veces abro la puerta y es un desierto lunar, el frío entra por los poros de mi casa y yo estoy en la cama.

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viernes, septiembre 05, 2008

Hoy, Viernes, en Pachamama

El Quinteto lee a Molina

Gorostiza
Funes
Levín
Oyola
Romero

21hs. en Argañaraz 22

jueves, septiembre 04, 2008

Academias Entropía

Aún no nos han expulsado de la Primera Feria Argentina del Libro Universitario. Termina el lunes; no perdemos las esperanzas de que, a más tardar el domingo, alguien lleve bencina hasta La Plata y haga una pira con nuestro catálogo. Será digno de verse.


miércoles, septiembre 03, 2008

Quintín sobre Requena

[...]
Es realmente difícil lo de García Schnetzer. No sólo se trata de crear o recrear su personaje sino de lograr que las anécdotas que lo definen sean ingeniosas y originales y que puedan funcionar también como historias apócrifas de Macedonio sin tratar de reproducirlo. Del mismo modo, sus opiniones y sus especulaciones filosóficas deben ser, además de graciosas, plausibles y hasta interesantes para que el libro no se transforme en un pastiche desabrido. Lo curioso es que le sale bien. Es imposible no internarse en Requena con la mayor desconfianza. Es improbable salir de él sin una amplia sonrisa de satisfacción.

Completo, en la Lectora