jueves, julio 30, 2009

Roger that

Roger Koza lee Conquista de lo inútil, de Werner Herzog, y desgrana para La voz del interior algunas conclusiones como éstas:

- "Los diarios de filmación no siempre suelen ser interesantes, y hasta cierto punto pueden ser insignificantes en términos literarios. Pero Conquista de lo inútil (Diario de filmación de Fitzcarraldo) es, más que un diario de filmación, la expresión subjetiva de Werner Herzog."

- "No es cualquier película. Es Fitzcarraldo, una de las grandes películas de Herzog, en la que un hombre enamorado de la ópera atraviesa la selva peruana transportando un barco. Una empresa delirante, una proeza hiperbólica y ridículamente sublime. Leyendo las 272 páginas de Conquista de lo inútil, más que aprender sobre los secretos de un rodaje se entrevé una mirada filosófica."

- "Este diario abandonado, crónicas que Herzog describe como "paisajes interiores, nacidos del delirio de la jungla" y que revisita recién en 2004, momento en el que se publica, incluye transcripciones de un discurso filosófico desordenado, aunque coherente, en el que se destila una suerte de naturalismo darwinista poético cifrado en una curiosidad extrema, matizado por un pesimismo discreto."

La nota completa, acá.

miércoles, julio 29, 2009

La escritora salvaje

[A propósito de Las teorías salvajes, por Fernando García, para la revista La Mano]

Al que dijo “Fogwill con polleras” le digo naaaaahhh, naaaahhhh y requetenaaaahhh, la veo mucho más Carly Simon con ojos de “tears in my coffee” y todo en la penumbra del “Café de los Incas” (la mejor carta de maltas all around the city) con Bryan Ferry colándose en mi grabador digital cortesía de, ya saben, la radio-de-clásicos.

“Será que los dos no nos comemos la mitología de la izquierda, pero lo que cada uno hace con eso es totalmente distinto”.

Va a decirme la escritora revelación (¿revolución?) del último año de la primera década del nuevo siglo de un país más bien tirando a sin novedad en el frente en la vida narrativa.

Pero llegó Pola (1977): la del apellido difícil, como de ansiolítico (que no quiere revelar el origen geográfico por cuestiones de política de género. “Las mujeres siempre terminamos llevando el nombre de un hombre, no es relevante que te diga eso. Es una decisión y punto”); la que algunos (Quintín) pensaron que era un tipo (¿Fogwill con pollera?); la que, antes de empezar a hablar, pide poder escuchar la entrevista.

-Y no Pola Oloixarac, eso no se hace...

Se nota que la chica está feliz (“mi idea era que la novela se expandiera como un virus”) y al mismo tiempo seca (y un poco paranoica se ve) con la repercusión de Las teorías salvajes que agotó una edición de mil libros desde enero (los solemnes agitadores del runrún columnístico matarían por colocar esa cantidad en ese tiempo) y va por la segunda vía Entropía -a donde la chica llegó apuntalada por... ¡Fogwill! (sin pollera)-.

Les voy a contar cual es el éxito verdadero de LTS (así lo pone ella en los mails que cruzamos pre y pos “Café de los Incas”). Cuando entro en el bar y tengo que esperarla diez minutos siento que es una trampa y que el que viene a sentarse a la mesa conmigo no es otro que “Collazo”, el sádico ayudante de cátedra que yo digo que viene a ser Galimberti. Estoy tratando de decir que la novela crea un mundo tan poderoso que puede plugearse como USB a nuestro rígido cotidiano.

Y, ¡bum!, tras una devaneo acerca del oximoron “teorías salvajes” y la delgada línea entre la racionalidad extrema y el desprecio por la humanidad, a la Oloixarac (¿griego?, ¿checo?) le sale una frase de aquellas:

“Galimberti es mucho más interesante que Voltaire”.

Y para seguir en la senda digamos que LTS explica paso a paso como hackear el programa Google Maps tal como un panfleto de la tendencia podría pasar la receta de una molotov. Y que consigue integrar la herrumbe del mundo académico (Puán) con una crítica a la izquierda acrítica (y no, no es reaccionaria por eso. Houllebecq tampoco) y un friso generacional que entrelaza a la Buenos Aires geek-cosmo de la pos crisis como nunca hemos leído aquí.

“Mi plan era hacer un artefacto sobre el estado actual de la cultura. Quería hacer una comedia con eso”.

Yo también creía que Pola Oloixarac era un invento. Cuando me escribió que el lunes no podía porque “tenía que comandar un grupo terrorista” o cuando escuché en su contestador “marque 1 si es hombre, 2 si es mujer, deje un mensaje si no es ninguna de las dos cosas”. …

Si este texto huele a booklet es porque sí: salí a comprar LTS como si fuera un disco.

martes, julio 28, 2009

Puig encontra sua língua perfeita

Ariel Schettini revisita los tomos de Querida familia, de Manuel Puig para Zero Hora, de Porto Alegre, y dice cosas extraordinarias como éstas:

- "Puig não é o escritor dândi, que envia suas cartas como exercício de estilo, imitando um gesto romântico do artista full time. Prefere antes ocupar o lugar do correspondente estrangeiro e do cronista moderno. Todo traço de estilo é submetido à narração de uma série de fatos e de notícias do mundo que atuam sobre a família, do mesmo modo que suas novelas atuam sobre a literatura argentina: abrem uma janela e permitem que entre um pouco de ar."

- "Puig não para de tomar distância frente a si mesmo, frente à nacionalidade e frente ao cinema. Procedimento incessante em sua obra, que observada desde essas cartas se poderia definir como “tomada radical de distância” ou de “escritura dos extremos”."

- "Nesse ato de etnografia experimental, Puig encontra sua língua perfeita e sua forma de incluir-se à força na literatura argentina. Nunca ocupando o mundo do semelhante e sempre associando opostos irreconciliáveis."

La nota completa, acá.

miércoles, julio 22, 2009

Puro teatro

[A propósito de la publicación de Teatro reunido, de Manuel Puig. Por Mercedes Halfon, para Radar Libros]

























En el prólogo de dos de sus guiones cinematográficos, Manuel Puig escribió un punteo de lo que consideraba las diferencias entre escribir novelas y escribir guiones. El texto es de 1978, pero vería la luz recién en 1985 con la publicación de ese material por Seix Barral. Entre las cruciales distinciones que marcaba, escribió: “En términos de recompensas: un libro, incluso un manuscrito, se llega a leer, pero si una obra de teatro o una película no es producida, es como si no hubiera pasado nada”.

Esa profecía se volcó de lleno a su producción teatral. Porque Manuel Puig, además de ser un novelista fascinado por el cine y un guionista ocasional pero perseverante, fue un dramaturgo singular y prácticamente desconocido en su país. A pesar de las puestas de sus obras realizadas en el extranjero (en particular de El beso de la mujer araña), su trabajo para el teatro es tan marginal que casi no se menciona en las investigaciones realizadas sobre él. En la extensa biografía del autor que realizó Suzanne Jill-Levine, por citar un ejemplo, se describe exhaustivamente el nacimiento y recepción de cada una de sus novelas, un poco más escuetamente de sus guiones, pero lo que se dice sobre teatro es posible de contabilizar en líneas. Casi nada.

La misma indiferencia se practicó desde los estudios teatrales argentinos. Puig es apenas mencionado en algún diccionario de dramaturgos, pero su obra no ha sido estudiada en profundidad, en cuanto al lugar que ocupó, o a los autores teatrales con quienes dialogó. De ahí la rareza de la publicación de sus cuatro dramas y su comedia musical inédita por parte de Entropía. Algunas de estas obras habían sido editadas por Beatriz Viterbo en Rosario, pero ahora finalmente están reunidas en un solo volumen de teatro cerrado en sí mismo, con un prólogo a cargo del crítico Jorge Dubatti. Como si finalmente llegara la tan escamoteada legitimidad para Puig dramaturgo, y finalizara el malentendido que él mismo anunció y que pretendía que ahí no había pasado nada.

Y eso que, justamente, lo que siempre se resalta de Puig, ese ausentismo como narrador y la contundente presencia de sus personajes como conciencias que se muestran crudamente a sí mismas, a través de monólogos, podría ser descripto como teatral. Siempre estuvo eso ahí. Toda la obra de Puig podría pensarse de ese modo: a través de ese manejo dramatúrgico de la palabra, como una clave oculta de su filigrana de oralidad.

Es conocida la anécdota del origen de La traición de Rita Hayworth, su primera novela: la voz de una tía que empezó a hablar dentro de su cabeza y luego ya no pudo detener. Pero aquella primera novela tiene también otro origen, llamémoslo teatral, y data de cuando Puig aún insistía en hacer carrera en cine a través de sus guiones. En 1958, recién llegado a Londres, lee una novela que lo impresionará mucho. La lee motivado por la filmación de una obra que había visto (escribió, fascinado sobre la actuación de Julie Harris, la misma que después hará Al este del paraíso). Se trataba de Frankie y la boda, de Carson McCullers. El tratamiento autobiográfico que McCullers hacía del pasaje a la mayoría de edad de una muchacha sureña y su uso vívido del habla regional lo impactaron tanto o más que la voz de su tía. O mejor dicho: lo impactó antes. El sur literario de los Estados Unidos había dado vida a esta obra, como General Villegas lo haría con La traición de Rita Hayworth. Pronto iba a comenzar el guión “fallido” que terminaría formando parte de la propia autobiografía de su infancia.

La nota completa, acá.

jueves, julio 16, 2009

La brevedad de Manigua

Matías Fernández se le anima a las 64 páginas de Manigua, de Carlos Ríos. Superada la experiencia, emerge en su blog Hablando del asunto, para ofrecernos algunas consideraciones como éstas:

-"A menudo nos quejamos de los libros que leemos porque significan algo demasiado evidente para nosotros, y trato de ser inclusivo con ese pronombre. Decimos: esto es comercial, esto es intelectual, esto es erudito, de izquierda o de derecha. Tenemos la casilla a mano. Pero a veces llega algo raro, inclasificable y por qué no decirlo, problemático. Estoy hablando de Manigua, la novela breve de Carlos Ríos."

-"La lectura de un libro como Manigua es antes que otra cosa una experiencia personal, de intimidad con lo narrado y no tanto como sucede habitualmente con la prosa donde lo que predomina a la hora de “elaborar” es la analogía, la comparación y la extrapolación."

La reseña completa, acá.

martes, julio 14, 2009

El "antes" es nuestro

Federico Rodríguez festeja en Los asesinos tímidos los lanzamientos de Condición de las flores y Los fantasmas del masajista, de Mario Bellatin. Entre otras cosas, dice esto:

- "El propio Mario Bellatín declaró no haber leído el resultado final de esta recopilación, así como tampoco recordar exactamente todos los textos que la componen. Todo un gesto moderno. Por eso la propuesta de esta reseña es que usted, lector, se acerque al libro sin tener la menor idea de con qué clase de textos se va a encontrar... y al leerlos, se sienta en el lugar del propio autor."

- "Con estos dos libros, el lector asiduo de Mario Bellatín encontrará guiños donde los hay –voluntaria o involuntariamente-, y podrá comprobar algo fundamental: la eficacia narrativa de Bellatín no fallaba antes de ser reconocido, y sigue sin tener pasos en falsos en lo nuevo que está publicando. Quien nunca haya leído a Bellatín tendrá el privilegio de leer el “antes” y el “después” de sus textos más clásicos, y notará, con seguridad, que está ante un escritor sobre todas las cosas original y eficaz. Dos excelentes noticias."

La reseña completa, acá.

viernes, julio 10, 2009

Lo arcaico y lo moderno

Microcrítica de Manigua, por Soledad Quereilhac (para ADN Cultura)

Tema:
Los fragmentos de una prosa poética bien lograda van armando esquivamente dos relatos: el del viaje del joven Muthahi, rebautizado Apolon por su padre, el jefe de la tribu, en busca de una vaca para ser sacrificada el día del nacimiento de su enésimo hermano; y el relato que, años más tarde, el mismo Apolon reconstruye para su hermano menor, ya fatalmente enfermo y a la espera de la muerte en un hospital.

Opinión:
La labor poética de Ríos, de la que son testigos sus libros anteriores, reaparece en Manigua notablemente articulada con las formas de la novela, acaso como una manera de expandirse en la página y aprovechar la rica temporalidad de los relatos. Un mundo donde conviven lo arcaico y lo moderno surge de una prosa que indaga sin respiro, línea a línea, un amplio abanico de registros y metáforas.

martes, julio 07, 2009

Las teorías salvajes reloaded

El arrollador opus rosáceo de Pola Oloixarac no se detiene ante el avance de la pandemia final y ya se manifiesta en su segunda advocación, recién salida de la imprenta. Ahora mismo, mientras anotamos estas líneas, parten raudos hacia las demandantes librerías los cuerpos de logística, especializados en abastecer las bocas de expendio.

Las teorías salvajes (segunda edición)

jueves, julio 02, 2009

Precisión y virtuosismo

[A propósito de Los domingos son para dormir, de Sonia Budassi. Por Joaquín Linne, para Hacia el Bicentenario]

Con los cuentos de Budassi aprendí más sobre el mundo femenino, ese eterno misterio de la otredad. ¿Cómo piensan, qué sienten? ¿Cómo narran y ven las relaciones afectivas contemporáneas?

En Los domingos para dormir (Entropía, 2008,164 páginas), los diez cuentos del libro sorprenden por su contundencia, por la potente prosa que nos envuelve, entre la musicalidad y las máximas de una narradora mezcla de femme fatale y chica de provincia tercermundista.


En el primer cuento, "Acto de fe", la narradora, una latina más que estudia en Estados Unidos y busca sobrevivir, despliega todo un mundo de referencias culturales, mezclando por momentos el castellano y el inglés en una suerte de posmoderno spanglish, que ironiza, entre otras cosas, sobre la crisis de adaptación de una latina en Estados unidos, donde está en muchos casos traduciendo al español todo lo que escucha en inglés. “Para ellos soy la latin girl, repito mi nombre una vez más aunque ya lo hice varias veces para que ellos insistan (dear latin girl) con que la reunión continuará sólo si llega la ucraniana (¿cuándo mierda llega la ucraniana?)” (p. 16).

A partir de un pop minimalista y lúdico, Budassi parece renombrar el mundo a través de su prosa poética con ecos de Lispector y Puig. Por ejemplo, el inicio de Sucede más allá de mí: “El juego de la oferta y la demanda no tiene nada de lúdico, el color azul es un invento del mar del Caribe, de los vikingos y de una canción pop que ya no está de moda, en todo caso hay cuestiones que no se negocian (los Palitos de la Selva y la precisa categorización de los animales es una muestra de que la perfección sólo existe en planos inútiles).”


El interesante libro de Budassi –tal vez el mejor primer libro del año: una especie de Biblia narrativa-poética para jóvenes que sufren de agnosticismo e incertidumbre afectiva- es un viaje interior por los pensamientos y sentimientos de diversas chicas que dudan entre distintos mandatos, ser Carrie Bradshaw o ser Susanita. Esa ambivalencia que nunca entendiste en las chicas (¿le gusto o no le gusto? ¿qué quiere de mí? ¿qué objetivos tiene para nuestra relación?), el libro de Budassi te la muestra por dentro, con una precisión, una fuerza y una cadencia que, como los buenos libros, destila un sensual efecto hipnótico.