La película argentina Invernadero, de Gonzalo Castro, se llevó el premio al mejor film de no-ficción del Festival de Cine de Gijón, España, que concluyó el sábado.
lunes, noviembre 29, 2010
viernes, noviembre 26, 2010
Moderno por oposición
Patricio Zunini lee Precipitaciones aisladas, de Sebastián Martínez Daniell, y entrevista al autor para el blog de Eterna Cadencia:
«En algún momento de la entrevista, cuando se arriesgue sobre las influencias en sus novelas, Sebastián Martínez Daniell disparará:
-Voy a aprovechar para despotricar contra algo que me gusta despotricar. Fijate que charlamos diez minutos y los dos escritores argentinos que mencionamos fueron Aira y Saer. Mis lecturas son muy desordenadas. De Saer he leído poco y de Aira sólo cuatro libros (dos me parecieron excelentes, uno me pareció un logrado ejercicio y otro no me gustó para nada; tengo una relación libro por libro). Hay cierta vagancia de la crítica literaria argentina en tratar de buscar las referencias en el entorno inmediato de acuerdo a un canon más o menos establecido. Una incapacidad para ver más allá de lo que está más a mano. Se agarra un libro de literatura actual argentina y se pregunta a quién se parece: a Aira, a Saer o a Piglia. Supongo que lo mismo le pasaría a esa generación respecto de los clásicos de los ‘50. Pero a esta altura, luego de la oleada de libros importados en los ‘90, me parece un poco difícil tratar que la genealogía se limite sólo a la literatura argentina.
Martínez Daniell, como sus personajes, intenta rechazar los clichés. Editor de Entropía, acaba de publicar por ese sello Precipitaciones aisladas, su segunda y esperada novela luego de un salto de seis años desde la aparición de Semana. Con un estilo particular entre erudito y anacrónico que resulta moderno por oposición, Precipitaciones aisladas sitúa la acción en una improbable isla en el Atlántico Norte llamada Carasia. Allí Napoleón Toole, un metereólogo que admira a los egiptólogos, intenta comprender la crisis que atraviesa con su mujer, tomándose unos días de licencia en la ciudad donde sus padres dicen haberlo concebido. A partir de ese viaje que lo conecta con el pasado, Napoleón avanza hacia la búsqueda de su futuro.»
La entrevista completa, acá.
miércoles, noviembre 24, 2010
Lento viaje a la vida
Sebastián Basualdo lee Los modos de ganarse la vida, de Ignacio Molina, y la reseña para Radar Libros:
Si bien Los modos de ganarse la vida es la primera novela de Ignacio Molina, los notables cuentos que integraron Los estantes vacíos (Entropía, 2006) ya daban muestras de que nos encontrábamos frente a un narrador cuyo dominio en la técnica narrativa excedía los parámetros del realismo minimalista, logrando una vuelta de tuerca al género y sobre todo a sus limitaciones. Una vez más, el escritor nacido en Bahía Blanca retoma esas descripciones íntimas y minuciosas, pero esta vez desde la perspectiva de un joven cuya relación con la realidad parece un inventario preciso de todo aquello que conforma su cotidianidad y que, llevado al límite, se convierte inevitablemente en una gran metáfora de la sensación de soledad que provoca vivir en un mundo vulnerable que cambia pero mucho más lentamente que en la vida real (por ejemplo, en la novela los cassettes conviven aún con Internet), a finales de una década, con una adolescencia tardía a cuestas y un sentido de la vida adulta todavía desdibujado por una ciudadanía que no se reconoce ni en lo político ni en los valores propios de una sociedad de consumo.
“Después, en orden no cronológico, cociné y almorcé un omelet, fumé un cigarrillo de marihuana que guardaba desde hacía cuatro meses en un cajón, dejé los cubiertos en la pileta de lavar y me encerré en el baño, con la luz apagada y bajo la lluvia tibia, durante unos cuarenta minutos”, dirá Luciano, personaje principal de una novela que podría definirse como la extensa letanía del no decir.
Aquí está el secreto de Ignacio Molina: concentrarse en lo no dicho. Priorizar lo secundario para esconder, muy por debajo, lo importante y hacer de Los modos de ganarse la vida una gran amalgama de historias que no buscan una resolución sino perpetuarse como experiencia. En apariencia trivial y cargadas de lugares comunes, es cierto; pero es deliberado, se trata aquí de extrañar situaciones que resultan próximas y familiares. Luciano, un joven de veintisiete años que vive con Cecilia, su novia, está sumergido en la cotidianidad y en la repetición de los días cargados de obligaciones, tareas y recuerdos, hasta que, en un determinado momento, todo se desbarata internamente para nuestro joven protagonista y, como recordando al Mersault de Camus, el tiempo se torna extraño y ajeno, incluso el amor, o sobre todo el amor y el deseo, quizá la amistad, el sentido de la lealtad y los códigos de un muchacho de barrio. “Aunque sabíamos que el almacén no quedaba lejos, Cecilia y Guillermo volvieron antes de lo que esperábamos. Por detrás de la música y de la respiración de Marina oí el chirrido de la puerta de calle. Al sentir las voces cada vez más cerca, ella fue a encerrarse en el baño. Yo tuve que hacer un esfuerzo para acomodarme los pantalones, y, antes de girar la llave, me tomé de un solo trago lo que quedaba en el vaso.” La vida sin luchas resulta trivial.
Dividida en tres partes, con un interesante cambio de perspectiva en el abordaje de los personajes, por medio de una prosa depurada y sin rodeos, Ignacio Molina ha escrito una novela donde cada detalle se sustenta a sí mismo como una constelación. Que el título no nos confunda: ganarse la vida no siempre tiene relación directa con ganar dinero. A veces ganarse la vida quiere decir otra cosa, y el mero hecho de levantarse cada mañana lo estaría justificando.
lunes, noviembre 22, 2010
Un réquiem de cámara
El autor de Deshecho en Buenos Aires lee Requena, de Alejandro García Schnetzer, y escribe en su blog:
«Requena es una interpretación, un arreglo musical, una partitura sobre una obra ya escrita. Esto no debe leerse como un ataque a la originalidad. Más bien lo contrario, es una revisita, una relectura. En estos tiempos nos queda el arte de la Conquista, nada más: construir un templo, con una nueva religión donde supo habitar otro, con otros dioses y otros rituales. Nuestro arte, por eso es bestial y emancipador. Viene en nombre de las buenas cosas a destruir las que otros consideraban, a su vez, del mismo modo y con igual derecho, buenas y justas. Volviendo. Como pieza musical viene a componer un réquiem de cámara, fragmentario. Quiere sumarse a un canon de obras elegiáticas, aquellas que buscan robarle algo a la muerte, como en la música se hace un impasse para robar un tiempo a la consecutio de las notas, así el final de este libro: “Como una hora esperamos en silencio tras la puerta... Hicimos callar a los vecinos para escuchar. Transcribo lo que llegamos a entender...” Así finaliza Requena cuando el nombre propio, se lleva desde su lecho de muerte, la experiencia de un sacerdote anarquista al más allá. Sus deudos, jóvenes para nada pervertidos por este socrático porteño, empiezan a escribir lo que llegan a entender.»
El artículo completo, acá.
jueves, noviembre 18, 2010
Una novela sobre la lluvia
Juan Terranova lee Precipitaciones aisladas, de Sebastián Martínez Daniell, y escribe para HiperCrítico:
«Cuando ya cansa de parte de la crítica el largo, tedioso y fraudulento ritornello “una obra que parece salida de otra parte”, o una “obra que surge de la nada”, Precipitaciones aisladas muestra cierta originalidad, cierta placidez y confianza en entregarse a senderos narrativos poco transitados. Sin embargo, hay gestos reconocibles en los que puede rastrearse la influencia pesada de César Aira y de los diferentes escalones de su progenie (por usar una palabra solidaria al léxico de Martínez Daniell). Sin embargo, lo más sólido de la novela surge cuando se narra, con las herramientas básicas del realismo, situaciones raras, tensiones cotidianas que no por serlo se escuchan como menos ominosa. También hay algo de Leopold Bloom en este Napoléon Toole pasado por agua, en su construcción de personaje perplejo frente al mundo, su extravío, la ciudad que recorre y sus momentos de epifanías resignadas. En su apellido se esconde el tragicómico autor de La conjura de los necios. Lo cual no me impide preferir otra alusión. La irónica, velada apenas por una letra “e” final, a la herramienta genérica, verbo o sustantivo, símbolo de un pragmatismo del que Napoleón carece.
El campo intelectual argentino atraviesa un momento de inseguridad donde su sensibilidad primera resulta más afín a los gestos miserabilistas de autores populacheros antes que populistas. Es probable, entonces, que prescinda de atravesar la complejidad de Precipitaciones aisladas –no tan compleja después de todo–. Para los que se tomen el tiempo de hacerlo, y más aun para los que pueden disfrutar de empáticas arbitrariedades y sutiles lapsos de extrañamiento, la experiencia resultará muy gratificante.»
La reseña completa, acá.
martes, noviembre 16, 2010
Molina TV
Osvaldo Quiroga lee Los modos de ganarse la vida, de Ignacio Molina, y lo recomienda en su columna de Con sentido público:
viernes, noviembre 12, 2010
Sábado feria de editoriales independientes en lo de Garamona
Dice Garamona:
Vuelve ¡La sensación!
Amigos, este sábado 13 de Noviembre, a partir de las 18:00 hs.
Feria de editoriales independientes en la librería La Internacional Argentina.
El Salvador 4199, esquina Gascón.
Poesía y ficción, novelitas y novelones, poemas río y haykus arroyuelos,
relatos, literatura del yo y de los otros.
insensatez, sentimientos, guerrillas literarias, escuadrones tira bombas
y muchoooo más.
Ah y también las mejores ofertas del ramo (de rosas) editorial.
Los esperamos.
Va flyer adjunto.
Se agradece la difusión
Saludos
Francisco Garamona
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martes, noviembre 09, 2010
Autoras ejemplares
Patricia Somoza, de ADN Cultura, le pregunta a Josefina Ludmer:
-Usted ha vinculado los tonos antinacionales de ciertas escrituras latinoamericanas (Fernando Vallejo, Horacio Castellanos Moya, Diogo Mainardi) con el momento de las desnacionalizaciones o privatizaciones. ¿Hay escrituras, voces o tonos vinculados con el momento actual, en el que estaríamos asistiendo a una suerte de reformulación del Estado o la nación?
-Veo un cambio en relación con las identidades en la literatura. La postulación de las identidades nacionales (lo argentino, lo mexicano), tan claras en los años 60 y en los clásicos latinoamericanos, desaparece, y en cambio aparecen identidades locales, del barrio, de la ciudad. Pienso en textos muy actuales: Agosto, de Romina Paula, cuenta un viaje al interior, pero no se trata de lo nacional sino de la relación íntima con otro lugar; en Las teorías salvajes, de Pola Oloixarac, está el mundo de la facultad. Siempre son identidades locales. O identidades gay, feministas, que no son nacionales, son globales.
La entrevista completa, acá.