Romina Paula tiene 27 años. Agustina Muñoz, apenas 21. La primera acaba de estrenar Algo de ruido hace, su segundo trabajo como dramaturga y directora. La segunda estrenó casi al mismo tiempo Las mujeres entre los hielos, su primer montaje como directora y dramaturga. Los dos trabajos son verdaderamente inquietantes, cuidados hasta el mínimo detalle y de un humor que les da aire.
¿Qué encontraron en el teatro?
Agustina: Un modo de expresión muy vivo y vital que no encuentro en otro lado. Eso de que algo ocurre en ese momento, ese puro presente que uno ha pensado largo tiempo pero que ahí, en escena, es absolutamente vital. Eso encontré.
Romina: Para mí el teatro es lo más parecido a jugar. A la vez, es un juego colectivo y eso es como increíble. Si solamente escribiera, me volvería loca.
¿Cuándo descubrieron como espectadoras que en el teatro podía haber algo bueno?
Agustina: No sé bien cómo pasan esas cosas. No soy como ese niño que en algún momento pide estudiar danza o piano porque algo "lo llama".
Romina: En mi caso, cuando de joven descubrí la convención del silencio en el público me pareció increíble.
Agustina: Eso es poderosísimo.
Romina: Me acuerdo también de emocionarme mucho con el aplauso, eso es muy fuerte. Porque cuando al espectador de teatro le gusta algo, es muy generoso. Eso es otro rito impresionante. Y más que el momento del aplauso, que es cuando te baja la energía, el tema es cuando hablás por primera vez y se produce ese silencio denso... En ese momento es como que estás manejando el tiempo de toda esa gente, tenés como a todos en tus manos. Uyyyy, eso es repoderoso. Da vértigo.
El texto completo ["Jóvenes que soñaron teatro", de Alejandro Cruz], acá.
viernes, mayo 04, 2007
Charlas de quincho
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13 comentarios:
por qué postean ésto ahora?
¿Qué tiene de malo, lachica?
Son estrategias de márqueting muy, muy sofistificadas. No intenten comprenderlas.
No creo equivocado imaginar a August Strindberg acogotando primero a una y luego a la otra.
En ese momento es como que estás manejando el tiempo de toda esa gente, tenés como a todos en tus manos. Uyyyy, eso es repoderoso. Da vértigo.
Idéntica declaración podríamos haber leído, verosímilmente, de Mussolini.
Romina: Algunas de sus opiniones, por ligeras; algunas de sus inecrutables decisiones, como condescender a entrevistas evitables, conspiran contra la consabida idealización que su belleza fícica nos promueve.
Está todo guionado por nosotros.
Ay, pobrecito, no me ponga “belleza fícica” en un comentario de estas características. Cuando se vive en una casa de cristal, Barba, no se arrojan piedras.
Rominapau, si te emocionan los aplausos entonces yo te aplaudo, te plaudo, te laudo, te regalo bonobones, y riego tus ojitos vegetales con agua mineral Nestle, romina-linda-mina me das sed de ketamina.
Awesome.
Replicar arguyendo que devemos censurar nuestras opiniones dada la condición cristalina de la vohemia, es una monedita para el entumesimiento de la autocritica.
Su Graciosa Majestad, ¿se reafirma en estas declaraciones o reconoce el deslís de haverlas enunciado?
No era autocrítica, amoroso barbado, lo suyo, sino simplemente burda agresión misógina. Querer estrangular a las niñas en nombre de la dramaturgia escandinava, así porque sí, esa no es la bohemia que promueve esta alta casa de estudios. Recapacite y lo recompensaremos.
No le falta razón. De modo que lo escribo:
Me arrepiento de todos esos comentarios despreciables.Y no pretendo recompensa alguna.
Ya es recompensa el gusto de desdecirme, de saberme erróneo.
¿No es hermoso hacerse uno con la paz, la razón y la bienaventuranza?
Usted es un ejemplo, Eugenio, para las generaciones futuras del mañana.
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