La novela de Iosi Havilio sigue despertando adhesiones allende el océano. En este caso, se trata de María José Obiol, quien reseña la edición española de Opendoor para Babelia, la separata cultural española por antonomasia.
Obiol nos dice esto:
"Ya sea en el puente desde donde alguien se lanza al río o en el establo donde un caballo agoniza o en ese instante en el que una adolescente descarada se ofrece, donde sea, la rutina no cesa de conspirar contra la mujer que habita la novela: una joven empleada de una clínica veterinaria que mira al techo mientras a su lado duermen tanto el amante viejo como la memoria de una mujer que en la oscuridad era de una manera y en la luz de otra. No hay duda de que Iosi Havilio (Buenos Aires, 1974) ha logrado que su primera novela expanda una sensación de agobio proveniente tanto de una parte del escenario, ese sitio llamado “Opendoor” donde se puso en práctica la medicina psiquiátrica de puertas abiertas, como del espacio cerrado de la propia mente, esa habitación sin vistas donde se desenvuelven los personajes muy logrados de esta novela. En Opendoor, la luz está en sus imágenes sombrías, en su desnudez tremenda. La historia está hecha de voces que apenas dialogan y cuyo entendimiento es de gestos casi primitivos. Lo terrible no es lo que sucede sino ese perverso cotidiano de los días que se repiten, esa retaguardia desoladora de la rutina. Aquí, en esta novela, el autor documenta el vacío y lo narra con eficiencia, pues a quien lee, le llegan tanto la desesperanza de los días como la mirada observadora de la protagonista, la mujer de la que no sabremos su nombre. Acompañándola está el sexo resuelto y desvergonzado de casi una niña, el cansado amante, el salto al vacío, un enamorado funcionario y un labriego asalariado. Pero Opendoor no es una novela coral sino de cantos solitarios, de claves íntimas, y encierra una historia que se rumia y no se olvida."
La reseña, es prístino como las aguas del Tajo, mola mogollón.
jueves, agosto 13, 2009
La torre de Opendoor
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