jueves, octubre 15, 2009

Dramaturgo por necesidad

Carlos Morán escribe en su blog de El País sobre Teatro reunido, de Manuel Puig y, entre otras cosas, dice:

Puig no regresó más a la Argentina y en su forzoso exilio (primero en México, luego en Brasil y por fin nuevamente en México, donde murió), debió “inventarse” un oficio, porque ganaba poco y mal con el de novelista. Fue así que nació el dramaturgo, impulsado evidentemente por la necesidad.

Aunque probó con dos textos “a la mexicana” (“Amor del bueno”, 1974, y “Muy señor mío”, 1975), su gran debut se produjo con la versión teatral de “El beso de la mujer araña”, escrita en 1980, llevada a la escena un año más tarde, luego transformada en comedia musical y por fin vuelta película bajo la dirección de Héctor Babenco, en una versión que nunca satisfizo a Puig.

Pero al mismo tiempo “El beso” (teatro dramático, musical, película y hasta ópera), lo transformó en un autor mundialmente reconocido y es por eso que en la década del 80 aunque sin dejar de escribir novelas se volcó decididamente al teatro y también a la redacción de guiones que sin embargo no se convirtieron en películas.

Pese a ser autor de ocho piezas teatrales –incluyendo las musicales- que hoy circulan por el mundo, Puig es casi un desconocido como dramaturgo en su país natal. Y si bien es cierto que, por comparación, sus dramas y sus musicales “retroceden” respecto de sus novelas bueno es acercarse a su teatro, para nada menor.

La editorial rosarina Beatriz Viterbo, en tres tomos, publicó entre 1997 y 1998 seis de sus obras teatrales y uno de sus guiones (antes, en 1983, Seix Barral había editado en un tomo “El beso de la mujer araña” y “Bajo un manto de estrellas”) Ahora, la editorial Entropía de Buenos Aires insiste con la difusión de su teatro, reeditando algunas de esas piezas y publicando un musical que quedó inédito a la muerte del autor.

Lo muy válido de esta nueva edición es que se ha hecho cotejando diversos originales y que ha quedado al cuidado de un especialista en la materia como Jorge Dubatti, quien en el prólogo se encarga de situar a Puig en el contexto de la dramaturgia de los ’80, al tiempo de analizar cada una de las obras escogidas.

La nota completa, acá.

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