martes, octubre 12, 2010

Topografía contemporánea

Sonia Budassi lee Hélice, de Gonzalo Castro, y escribe para Bazar americano cosas como éstas:

«El texto puede pensarse, también, como una topografía –a veces sólida, a veces esquiva– que explora con pasión entomóloga la atmósfera de resignada y suave incertidumbre en la que se mueve el narrador. Hay que aclarar que Hélice, a priori, asume la diáfana inestabilidad como condición necesaria y produce, como contrapartida, un lenguaje propio, que materializa una búsqueda permanente, exploratoria y, si vale el término, exitosa. Es ese trabajo sobre el entramado de sentido lo que le da al texto una rugosidad tangible, penetrante, que nos sumerge en un mundo posible de entidad orgánica: emprender la lectura será como entrar a un lugar con luz y presión propias, en el que pueden reconocerse signos de lo conocido desde un rincón esmerilado. Admitido este valor, estructurante de todas las capas, la hipótesis topográfica se apoya en la vocación exploratoria de paisajes subjetivos y materiales. Si el narrador sólo puede descansar en la seguridad de proyectos laborales que imponen reglas, pasos a seguir, rutinas, instrucciones utilitarias y finalidades concretas bajo el rótulo de objetivos a alcanzar, el resto de los marcos simbólicos y relacionales son difusos, y necesitarán de un tanteo que les de forma, interpretación; sentido.»

«Hélice trabaja –incluidas las referencias a la terapia psicológica a la que el protagonista acude para explayarse y tomarla en sorna– sobre la irreversibilidad de la experiencia, la biografía y los códigos que incorpora cada personaje y que configuran la propia condena. Sobre el final, en un flashback delicioso en el que asistimos a una escena cotidiana entre el narrador y su padre, leemos: “Pienso ahora, o pensaba entonces, que cocinar, y construir, son las más sofisticadas tareas naturales”. Algo así podría señalarse sobre el procedimiento de la novela, que bajo un lenguaje que actúa como regente, adopta pizcas de varios géneros –la intriga no es ajena a Hélice, tampoco el melodrama- para dar forma a una materia que problematiza la configuración de su propia superficie, es decir, de la novela en sí.»

La reseña completa, acá.

2 comentarios:

Nicolás dijo...

cocinar, construir, dibujar, escribir, pintar, hacer una canción,crear un personaje para una obra de teatro... a fin de cuentas siempre decimos lo mismo, con diversos o ligeros matices, sobre el arte de crear, procedimientos parecidos, pero no, para llegar a un fin, la obra concluida

Anónimo dijo...

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