Así, en plácida actitud lectora, encontraremos esta tarde a Iosi Havilio en la galería de arte Appetite, durante la presentación pública de su magnífica novela “Opendoor”. También estarán Romina Paula (aprovechando la hora libre que le quedó en medio de las once películas que protagoniza en el Bafici 2007), y el DJ Rubén Zerrizuela, pinchando vinilos de músicas que desconocemos y olvidaremos casi antes de oír.
Además: se proyectarán cosas, se beberá vino tinto de primera marca, se circulará, se firmarán ejemplares, se cometerán excesos, se celebrará el triunfo del arte por sobre la vida, se hablará mal de los ausentes.
La entrada es libre y gratuita; la capacidad del establecimiento, ilimitada. El tabaco es alentado, o directamente obligatorio. Las puertas se abren a las siete de la tarde. Pero puede que nada comience hasta las ocho y media. Todo esto queda en Chacabuco 551, en San Telmo. No lo olviden. Gracias.
viernes, abril 13, 2007
Recordatorio
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
14 comentarios:
Espere, blogger-master, Havilio no va a leer, es Paula Romina la que lo hará. Es muy confuso todo esto.
Eso no es cierto. Havilio sí que leyó.
se cumplió
con casi todo lo prometido,
ah, y sí, qué mal se habló
de los ausentes.
deliciosos los vinos.
Sí, y la música estaba tan alta que también se pudo hablar mal de los presentes. Se dijeron cosas horribles.
¿Romina Paula siempre usa botas de goma?
Lindo el muchacho de la foto.
Por fin alguien que resalta las cualidades físicas de algún otro autor de Entropía que no sea la fémina del grupete. (Esa, Iosi!!)
Pregunta: Para publicar en esta editorial ¿Hay que ser lindo si o si?
Esto es demasiado evidente en lo que se llama la prensa «cultural» (artes, literatura, filosofía, etc.) y en esas evaluaciones «finas» sobredeterminadas, sobrecodifïcadas, que no inducen inmediatamente la opinión pública como juicio político o decisión electoral. Cada vez que una institución mediática regula fenómenos de mercado a una escala masiva, confisca y censura también masivamente, dogmatiza, cualesquiera que sean su eclecticismo real o su liberalismo de fachada, sus virtudes o sus vicios, ya cautive, ya aburra, ya se la encuentre distinguida, vulgar, o las dos cosas a la vez. Cuando a un solo juez, se piense lo que se piense de tal o cual de sus talentos, se le confía aquí o allá un monopolio de evaluación, de filtración, de exposición a la plena luz, determina las ventas en los supermercados de la cultura. Así, una obra queda relegada lejos de la corte, hacia la noche de un recinto quasi privado, si no cumple las condiciones de visibilidad en ese gran pequeño espejo que fascina deformando, filtra y desvía hacia él tanta energía, interrumpe la conversación, pliega el cuerpo y la mirada social a una nueva fisiología, proyecta en fin al extranjero los últimos iconos de la cultura nacional. Hoy, con esta escala, de un libro tienen que venderse y, distingamos, leerse, más de diez mil ejemplares para ser otra cosa que una correspondencia confidencial y casi privada. Resultado: las investigaciones llamadas «difíciles», rebeldes al estereotipo de la imagen o de la narración, poco sometidas a las normas de la cultura así representada en su «media» (en singular, la «opinión» significa siempre la «media») quedan excluidas de la escena: ocultadas, privadas de la luz, del día. En consecuencia, se las juzga, cada vez más, «oscuras», «difíciles», o «ilegibles» y así se convierten en aquello que se dice que son y se quiere que sean: inaccesibles. El ciclo se acelera. Se diga lo que se diga de la calidad de nuestros media «culturales»
este derrida con amor es un zapato.
10.000 ejemplares??
donde vivis, piscui?
los mejores libros son los que venden menos, y mucho menos, que eso.
andá a leer a paulo coelho y a lanata, catrielista empedernido!
què linda editorial,
què linda gente,
cuànta sana literatura!
y nadie comenta
nada del impecable
presentador de la velada,
ese sì que es un muchacho pulenta.
Un prohombre, un refinado dandy, un campeón del protocolo...
Publicar un comentario