[texto de José María Brindisi, leído durante la presentación de Mockba]
Hace algunas semanas, a partir de los relatos de Mockba, se me ocurría pensar que, a su modo, Muzzio había revitalizado, y por qué no redefinido, aunque con apabullante clasicismo, los términos en que debíamos hablar del género fantástico en la Argentina de estos años. El género fantástico es, se sabe, el género por excelencia, porque trabaja más que ningún otro con la sugestión y con lo ambiguo; y en aquel entonces, cuando me tocó pensar y escribir sobre Mockba –y me disculpo por lo autorreferencial, pero apenas trato de ser coherente-, proponía leer estos relatos en el lenguaje de lo imposible: lo imposible, claro está, entendido como contracara de la medianía, de lo cotidiano, de lo previsible y, mucho más allá, de lo que nos es dado comprender o asimilar. Lo imposible es, también, la muerte, que aquí más que un imán se parece a un secreto, y que como tal debe ser guardado, e incluso negado.
Pero la muerte no sólo es, en este caso, el fin de todo, y sólo a veces es el comienzo de algo. Es más bien un rumor, y al mismo tiempo un meridiano; es el fatum, la fatalidad del destino, sólo que es un destino omnipresente, un destino que asfixia, que lo devora todo, un tatuaje, un mapa sin contornos ni nombres propios. Lo imposible es, en Muzzio, una utopía horrorosa: sus personajes transitan la vida como sombras, como un recuerdo de lo que nunca han sido. De vez en cuando deciden inmolarse: entre la pena y la nada, algunos eligen –fatídicamente- la pena, cuando su única salvación está en no hacerse notar y esperar, con mansedumbre, la muerte. Otros, en cambio, no tienen elección: son muertos vivos, y el horror en ellos es la posibilidad de que los arranquen de esa letanía, que vislumbren cualquier tipo de esperanza.
En su extensión total, aquí.
jueves, agosto 09, 2007
El lenguaje de lo imposible
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