Por Daniel Gigena [para ADN]
Con una arquitectura similar a la de Kavanagh, de Esther Cross, Anís concentra alrededor de un edificio porteño a una "fauna variopinta y extrañamente regular": un ex agente alemán, una soltera desilusionada, una niña zen, un grupo revolucionario, un ex izquierdista convertido en burócrata y una joven pánfila. Mediante chismes, pompa verbal y rezagos de la novela de espionaje, vecinos e ideólogos interpretan una inofensiva farsa ebria.
Según Chesterton, "la literatura de la alegría es infinitamente más difícil, más rara y más triunfal que la literatura en blanco y negro del dolor". Estupefacta, la voz narrativa filtra los episodios que los personajes imaginan protagonizar; este recurso deja entrever una intencionalidad estética: la escritura cómica como "ejemplo de lo posible" en contra de (también en términos del texto) "la policía de la consistencia".
miércoles, noviembre 19, 2008
Genética del Anís
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1 comentario:
lo leí, me encantó.
disfruté Bs. As. escala 1:1.
ahora voy por la condición de las flores.
saludos!
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