jueves, enero 15, 2009

Primeras páginas (IV)

Todo esto será tuyo (novela)
de Augusto Bianco

1

–El tren venía por el espacio abriendo el universo. Verdetierra, verdetierra, laguna y cielo, desparramo de pájaros, alambrado y silencio. Sin saberlo, entraba en un mundo que sería mío... De la estación, hicimos campo hasta una paré altísima. Todo parecía quieto, muerto, sin lugar. Nos hicieron pasar. Movieron papeles, suelas, palabras. Isa me dijo: hijo, aquí van a enseñarte a ser un hombre de bien. Me dio un beso y se fue. Nunca más la vi.

–Tuvo que viajar... Ya te contaré.

–En el dormitorio me mostraron: tu cama, tu pilcha, tu ropero, tu número, el ciento once. Resinación y obediencia. Ciega, me dicieron. Quitaron la luz que me estaba desvistiendo. Para apurarme, el celador me tiró un bollo. Como me reí, ligué otro. Como me reí más, otro. Resultado: terminé en el piso y el tipo me zapateó completo. Los pibes, a zafarrancho.

–¿De qué te reías?

–No sé. Ha de ser la drenamina.

–La adrenalina...

–Eso... Entra un dogor, con voz de pito pone todos a callar y me revolea escalera abajo. De los pelos. En el patio empieza a meterme trompadas de sangre. Reíte ahora uno uno uno feto de mil putas. Al final, me metió un gargajo y yo le batí: gracias, vieja.

–¿Por?

–No sé. Venía perdedor. No sabía que me podía reasionar... En enfermería supe que al inflado le decían Clara Boya; que cuando lo veían venir los pibes se hacían encima, entonces iba por otro; que había un par de monguis que habían quedado así por los piñazos del bufa; que con el único que no se metía era con uno que se llamaba Chatarra; que al dire le decían Cangrejo por la cara de curda. Eso supe por el Moncho, un correntino gorgojo, trucha de mulita. Buenazo. Contaba que la vieja lo había parido prematurro. De gramos. Que lo cagó y se fue. Que para salvarlo la partera se lo enchaconó y lo crió ahí calientito calientito. Que le daba teta ahí abajo direto y que cuando al final lo desconchó se vio que se le había formado otro umbligo. Único humano con dos umbligos mostraba levantando la pilcha.

Ella lo miró torcido.

Sigue acá.

1 comentario:

cristopo dijo...

Aguante Bianquito!