[Reseña de "Bizarra", por Celia Dosio para "Perfil"]
No se hace una tele-novela, con sus entregas semanales, en un teatro. No se puede hacer reír con temas tan serios como la crisis de 2001. No se monta una obra de teatro-arte con un elenco de más de cincuenta actores. Tampoco se habla de política en un culebrón ni se permite al público elegir entre posibles finales. Sin embargo, Rafael Spregelburd escribió, digirió y hasta actuó en Bizarra una “teatro-novela” en diez capítulos que fueron estrenados de a uno por semana en el Rojas entre agosto y noviembre de 2003.
La fórmula era la vieja y conocida historia de dos hermanas separadas al nacer, una vive en la riqueza y opulencia; la otra, es pobre y desgraciada pero llena de virtud. Según Spregelburd, esa fue la excusa para poner en escena la disparatada idea de que en la Argentina la memoria y la política se viven en clave melodramática.
La extraña conjunción de los lugares comunes de la telenovela latinoamericana y la narración del derrumbe del país involucró en una misma trama a personajes tan disímiles como la rubia de ABBA, el coro de Bomberos Voluntarios de Luján, una artista pop, un sindicalista troskista, Jorge Dubatti, monjas alucinadas, falsas travestis, policías de otras obras de teatro y hasta el mismísimo Satanás. Hubo también un álbum de figuritas de Bizarra, un CD y una colección de fotos pseudo eróticas de los protagonistas.
La Editorial Entropía entendió el valor de todo esto y acaba de publicar la versión completa de la teatronovela. Incluyendo un epílogo en donde el autor dialoga con Javier Daulte: cuentan anécdotas muy divertidas, aportan su pertinente y lúcida reflexión teórica y no se privan de repetir las ventajas de nuestro teatro comparado con el del viejo continente. La experiencia de lectura de Bizarra es necesariamente distinta –falta la inmediatez, los errores, la precariedad– pero se disfruta como un buen folletín.
lunes, febrero 23, 2009
Culebrón bizarro
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