miércoles, septiembre 09, 2009

La Tribu

Ezequiel Acuña escribe para Radar sobre Manigua, de Carlos Ríos. Y dice cosas importantes. Como éstas:

-"Manigua es una muy buena demostración de lo que la poesía puede hacer por la narración en prosa. O mejor aún: revela lo inútil de establecer en ciertos casos una separación entre una y otra cuando todo se trata, en definitiva, de métodos y formas de modelar el lenguaje para hacer aparecer mundos exteriores e interiores. La novela de Carlos Ríos es sumamente corta, un libro fragmentado –y fragmentario, como la memoria–, dispuesto para releer por secciones y quedarse atrapado tal vez en un solo capítulo. Porque es un libro corto pero bastante espeso, como si estuviera compuesto por varias capas sedimentadas en donde distintos lenguajes se van apilando y mezclando, formando un barro común, marrón como la tapa del libro. En la historia que se cuenta no parece haber un único estilo, Manigua se define más bien por lo caótico. Y si hay una forma de caracterizarlo es como un libro raro, de una belleza concentrada e inusual."

-"El mundo que construye Carlos Ríos en su novela es cambiante, movedizo –la palabra “manigua” se refiere, precisamente, a algo confuso, pantanoso, de difícil acceso–. Nunca queda claro dónde hay civilización y dónde no. Los espacios y los personajes mutan, y las ciudades se vuelven casas de cartón o simplemente desaparecen sin una regla que marque las progresiones."

-"Manigua es, como su historia, de una belleza inestable, un pequeño caos finamente controlado que casi a punto de desbordarse nos amenaza con su tono arcaico: 'Cuando se apagaron los gritos de los que quedaron atrapados, todavía se escuchaban bajo el barro los timbres de sus celulares'."

La reseña completa, acá.

1 comentario:

ana porrúa dijo...

La manigua y el yoga! qué combinación. También aparece boxer, perro o calzoncillo?