Ana Porrúa encabeza el relanzamiento de Bazar Americano y escribe sobre El tesoro de la lengua, de Ariel Schettini.
«Un tesoro, aquello que se encuentra (está oculto, escondido) y representa una riqueza, aquello que tal vez no tiene dueño y reúne cosas preciosas, pero también el lugar donde están estas riquezas. El libro de Schettini repite en el título el del diccionario de Covarrubias, pero mientras éste especificaba que se refería a la lengua castellana, Schettini corta antes, en la lengua. Lo que hay en el libro, entonces, se plantea desde el título como aquello que se atesora y el libro, como el lugar propicio para contenerlo. Lo atesorado es la lengua y la lengua es la poesía (aunque el autor discuta las catalogaciones genéricas).
El tesoro de la lengua es una antología de los poemas en español “más escuchados” en América Latina, aquellos que incluso se transmiten como anónimos, eludiendo la firma de autor. Son poemas que nos envían hacia nuestro pasado y más atrás; algunos oídos de boca de madres o abuelas, otros, seguramente, de boca de maestros, en el aula, en el acto escolar. Este es el caso de “Hombres necios” de Sor Juana Inés de la Cruz, el poema “XXI” de Bécquer (“-Qué es poesía? –dices, mientras clavas/ en mi pupila tu pupila azul…”), “Cantos de vida y esperanza” de Rubén Darío, “Mi secreto” de Amado Nervo o el poema “XX” de Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Neruda (“Puedo escribir los versos más tristes esta noche”). Muchos de nosotros los hemos memorizado para recitarlos en el aula cuando esta práctica aún existía como modo de acercamiento necesario a la poesía. Pero también es común escuchar algunos de estos versos en situaciones ajenas a la literatura, en este sentido “se volvieron creaciones de la lengua misma”, salieron de su contexto –dirá Schettini– para “contar una historia verdadera”, que incumbe al lector.»
La reseña completa, acá.
lunes, abril 12, 2010
Formas de la subjetividad
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