martes, marzo 19, 2013

El collage de la ficción

Yamila Bêgné lee Cuaderno de Pripyat, de Carlos Ríos, y escribe esta reseña para el blog de Eterna Cadencia.

















Frente a un collage, los ojos disparan dos miradas: una se dirige a la totalidad; la otra se tienta con los recortes. El mismo ejercicio de lectura doble requiere la nueva novela de Carlos Ríos, Cuaderno de Pripyat que, entendida como escritura de investigación y collage, apela a una lectura activa. Malofienko, el protagonista, “arma un collage en el cuaderno y otro en el espejo del botiquín.”. Como su personaje, Ríos (Santa Teresita, 1967), que tiene publicados ya cuatro libros de poesía, dos de relatos y una novela, Manigua, incorpora en la confección de su segunda novela la estética del pastiche: entrevistas, anotaciones e impresiones se yuxtaponen para lograr una totalidad narrativa que encuentra su lugar en la frontera entre lo onírico y lo histórico. Para este collage de Cuaderno de Pripyat, entonces, vale una doble lectura.

Pripyat desde arriba. La historia de Cuaderno... es la historia de Malofienko, un “hombre que regresa al lugar donde nació”, Pripyat, la ciudad que quedó vacía desde la explosión del reactor cuatro de la central nuclear de Chernobyl. Con la intención de reunir material para un documental, el protagonista parte hacia la zona de exclusión luego de discutir con Fridaka, “su-casi-novia” urbanista, que decide no acompañarlo. En cambio, contará con la compañía de Leonid y Nikolai, “los guías sugeridos por la administración del hotel para entrar en la ciudadela”. A ellos se suma una tríada de personajes que tanto podrían ser material de sueños como mutantes o creaciones artísticas del mismo Malofienko. Son el destazador, la Preobrazhénshaya y el pequeño Tymoshyuk: entre liquidadores y exploradores, este trío puebla las anotaciones del protagonista.

El entramado histórico de fondo (la explosión, la posterior evacuación y el regreso a la zona de alienación, en Ucrania), está trabajado desde una estética que liga a Ríos con Saer, de cuyo cuento “Lo visible”, también situado en Chernobyl, la novela toma el epígrafe. África y la lengua swahili en Manigua, Ucrania y sus cirílicos en Cuaderno...: la concentración en un espacio delimitado y sus voces es el rasgo que vincula a Ríos con Saer, y, de entre los más jóvenes, también con Hernán Ronsino.

En Cuaderno... funciona también una lógica onírica de la repetición, que enlaza la novela con los textos de Aira y con los últimos libros de Pablo Katchadjian. En esta línea, la novela ofrece a un búho de cerámica, al pájaro de las cuatrocientas voces y a los caballos de Przhevalski, seres que rozan lo fantástico y que aparecen, desparecen y vuelven a aparecer. Completa el arco estético la vuelta a tópicos que Ríos ya venía trabajando: la carne, presente en sus poemas y tan cara a la literatura argentina, retorna de manos del destazador, que “corta lonjas de carne y en la mesa de madera arma un corazón con esas tiras”; las reflexiones sobre el lenguaje, centrales en Manigua, se recuperan también en esta segunda novela: “Cada palabra es un pez líquido”.

Pripyat desde adentro. Pero eso no es todo. La lectura del detalle indica que la novela de Ríos puede entenderse en el marco de lo que Juan José Mendoza llama escrituras past. En su “teoría de las emulsiones”, Mendoza señala que lopast “está pergeñado por una acumulación clandestina de referencias; efecto rebote, bucles en el tiempo regidos por las leyes de la lectura y la reescritura”. Una emulsión así es la que rige la construcción de Cuaderno..., que fusiona datos y personajes históricos, fragmentos de notas y entrevistas periodísticas disponibles on-line, referencias literarias, artísticas y científicas y hasta una fábula de Esopo. Así, por ejemplo, el pequeño Tymoshyuk puede develarse también como Anatoliy Tymoshyuk, un crack del fútbol ucraniano; la Preobrazhénshaya puede ligarse a Olga Preobrazhénshaya, bailarina del Ballet Imperial Ruso; y Mariika, uno de los personajes que Malofienko entrevista, se identifica como la única niña nacida en la zona de exclusión después de la catástrofe.

El procedimiento entusiasma: Carlos Ríos despliega una escritura de investigación que apuesta a una práctica de lectura activa ligada a las búsquedas en internet. Al leer Cuaderno de Pripyat con Google como herramienta, el lector va construyendo, a la par de Malofienko, su propio pastiche de la zona de exclusión. De alguna forma, este hilo para la lectura ya estaba sugerido en los mails que Malofienko y Fridaka se envían: “Sí, al principio no entendía el chiste porque no sabía quién era esa persona. ¿Esto también me lo contaste vos? ¿O lo averigüé por mi cuenta? Da lo mismo”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tyya's dad won't permit anything high-minded at the set aside - no ice cream, no sweetmeats, no cookies. But when the saleslady puts a valuation sticker on Tyya's nose, Daddy is at the last moment feigned to bribe something goodness

http://www.webhunter.pl/?p=1


http://scubaodyssey.pl/category/zakupy/page/3
http://drevobau.pl/?warunki-geometrycznego-i-fizykochemicznego-podobienstwa,49
http://a-b-c.com.pl/danie-w-10-minut
http://motoroladefy.pl/tag/zywotnosc-baterii
http://francuski-tlumacz.pl/tag/pewnosc

Anónimo dijo...

In place of of texting my daughter pertaining to laundry, I accidentally texted a financier from undertaking and it autocorrected to whores.
http://www.krancz.com.pl/strony,blogi,fora/mdj,electronic,systemy,automatyki,s,1024/
http://www.exkatalog.pl/firmy/mdj,electronic,automatyka,przemyslowa,s,2958/
http://www.fendrad.edu.pl/firmy/mdj,electronic,urzadzenia,iskrobezpieczne,s,4078/
http://www.4seos.net.pl/firmy/mdj,electronic,panele,operatorskie,s,3164/
http://www.urys.edu.pl/firmy/mdj,electronic,urzadzenia,iskrobezpieczne,s,4374/