jueves, enero 04, 2007

Two thumbs up!

Espejismos [reseña de "Los estantes vacíos"]

por Ariel Bustos

El escritor “minimalista” viene a resultar algo así como “la gran esperanza blanca” en el boxeo, o como el eslabón perdido. Así autores despojados en el lenguaje y dueños de un mundo potente se han visto bajo el peso de ese rótulo ocioso, con Raymond Carver a la cabeza. Tal vez, en el caso de este libro en particular, podamos afirmar que la caza ha llegado a su fin.
Los estantes vacíos, de Ignacio Molina (Bahía Blanca, 1976), era un libro esperado en cierto circuito de blogs literarios, esas nuevas trincheras de la literatura argentina. De hecho, Molina es el autor del blog Unidad Funcional unidadfuncional.blogspot.com. Cada uno de sus cuentos podría leerse, en cierta manera, como una versión inversa de Carver. Así, todas las líneas que prometen un mundo rico que subyace bajo la superficie terminan confluyendo en la nada. En Molina se produce la muerte de las historias.
Se trata de un libro poco convencional. “Los quince relatos que conforman Los estantes vacíos construyen su propio campo de exploración narrativa”, reza la contratapa antes de diluirse en una jerga ilegible, y hay que reconocer que Molina establece una idea personal del cuento. Para ello suprime dos claves de la definición clásica del cuento: la unidad de efecto y el punto de no retorno. Eliminada la arquitectura de la narración sólo le queda al autor reciclar cuestiones formales, como los ciclos que forman distintos cuentos que comparten los mismos personajes, recurso que Liliana Heker escribió hace treinta años. Así pueden considerarse las series conformadas entre los cuentos Espirales, Los estantes vacíos y Ejército de Salvación por una parte, Arpegios y El opio de los pueblos por otra, y El sistema y Jornadas literarias en tercer lugar. Ya sea que apelen a diversos puntos de vista para contar los mismos hechos, o que de un cuento al otro haya un cambio de la primera a la tercera persona, pasa de todo pero no pasa nada. Las acciones se suceden sin tener peso en la realidad: una chica que se va a vivir sola encuentra una tortuga a la salida del trabajo, un hombre recién separado yendo a visitar a su hijita y a su ex mujer, personajes que van a la cancha a ver a Platense o a Nueva Chicago, la relación que traba un bibliotecario con una mucama, ambos inquilinos de una anciana: todo puede pasar y nada se define. Molina desplaza el centro de gravedad de los cuentos, deteniéndose a registrar pequeños detalles, y evitando mostrar los puntos de tensión, como los encuentros sexuales concretos o sugeridos en distintos cuentos, o los quiebres en las relaciones familiares. Al hacer este desplazamiento, la única resolución posible sucede en un sueño: el sueño de venganza de Matías en El camino del agua.
Las acciones de los personajes no producen un crescendo que apunte a caer con todo el peso hacia el final del cuento para culminar resolviendo o revelando algo; tampoco en el transcurrir de los cuentos se produce un quiebre en los personajes que termine modificándolos en sus personalidades. Su fragilidad no proviene de un desencuentro con el mundo donde anidan el fracaso, la desilusión o el deseo, sino de un profundo vacío interno por el cual pequeñas cuestiones, como la elección de una mesa para comer en una parrilla hacia el final de Ejército de Salvación, terminan por resultar conflictos enormes.
El ascetismo del lenguaje de Molina no levanta ninguna barrera hacia el lector. Pero finalmente este pacto básico se ve defraudado por sus personajes, autosuficientes en el mar de indiferencia en que viven, que terminan por no conmover al lector.

[publicado en Zonamoebius.com]

21 comentarios:

Anónimo dijo...

Che, que hermosa reseña que pusieron! Pasto para las fieras. En Unidad Funcional está mi réplica.

Anónimo dijo...

Que hablen mal de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen.

Anónimo dijo...

Oscar: a mí no me resulta espantoso que hablen mal de mí. Además, ya demasiados hablaron bien. Lo que me sorprende, en este caso, es la estrategia anti-marketing de mi querido webmaster.

Anónimo dijo...

Los designios del bloggermaster son insondables, molina.

Anónimo dijo...

Ah! Me encantó! Lo voy a leer.

Anónimo dijo...

Genial anónimo! El anti-marketing del webmaster está dando sus frutos! Ahora le voy a mandar unas fotos -que por suerte no rompí- donde aparezco disfrazado de Piñón Fijo y de colegiala con bonete, a ver si sigue funcionando su estrategia.

Anónimo dijo...

"ya demasiados hablaron bien"

en fin, molina, veo que no escarmentás, que seguís cabalgando sobre tu pony, souvenir de una mañana en la falda o sierra de la ventana, sobre tu estante vacío. esta bien que defiendas lo tuyo, que no cultives la falsa modestia, pero... hace falta tanta pedantería?

Anónimo dijo...

Hola Marcela. Aunque no creo que hagan falta tus agresiones gratuitas (palabras que, por carentes de sentido, no podrías sostener cara a cara) me gusta la mesura de tu tono, por eso te respondo.
Me parece que el tinte de pedantería en mi comment lo imaginás vos. Decir que no me espanta una reseña negativa y que mi libro tuvo bastantes reseñas positivas no me parece pedante: la primera es una opinión mía, y lo segundo es un dato sacado de la realidad, simplemente eso. Saludos.

Anónimo dijo...

El antimárketing es el más efectivo de todos, Molina. Me extraña... (Bien por el webmaster)

Anónimo dijo...

Hola, gente, sólo una cosa quiero decir: destierren de sus vidas la importancia personal que creen tener y no se olviden de lo más importante que es la literatura en sí.

Anónimo dijo...

Gzal: disfrute de estoy días sin preocuparse. Su contestador anda, lo tenemos en el aguantadero y funciona perfectamente. También el piano, el oboe y el frasco de pistachos. El scanner lo mismo. No había mucho más que afanar. La cerradura de la puerta no aguantó el primer empellón que le dió el negro Astorga y cedió como si fuera un guante.

Anónimo dijo...

molina, yo también te aprecio, si hasta leí tu libro y todo, entero... a lo que voy: a veces pecás de ingenuo. la vez que me dijiste que lo que escribía no era "claro", o ahora esto de "un dato sacado de la realidad", como si existieran tales cosas. en fin, que un escritor en ciernes como vos, o un joven narrador, según el sayo que más te tiente, me recrimine que mi lenguaje no sea transparente, o que mi sintaxis es poco clara, o crea en cosas tales como los "datos de la realidad", me defrauda. es, por lo menos, ingenuo, y esa es una de las cosas que menos soporto de un escritor...

Anónimo dijo...

o sea, eso de "datos de la realidad" es siempre una construcción. por ejemplo un consumidor cultural que lee los suplementos de los diarios, las revistas y etc, por ejemplo, no diría que según los datos de la realidad, nadie opinó sobre tu libro. a eso voy con lo de pedante.
igual, los dos nos apreciamos y eso es lo que importa..

cristopo dijo...

Podria decirse que Ariel Bustos hizo teta a Molina. "En Molina se produce la muerte de las historias", dice Arielito. Frase
bastante fuerte, y Ariel tiene todo el derecho de decirla, pero Molina tiene razon en enojarse con el webmaster, ya que el blog debería servir para promocioanrlo a él, no a sus detractores.
¿Como hago yo ahora para decidirme a comprar un libro de Molina si "En Molina se produce la muerte de las historias"???
Molina tiene razon.
Aguante Bahia Blanca. Saludos.

Anónimo dijo...

Hola Cristopo. Gracias por el aguante! Sos un grosso.

No creo que este flaco me haya "hecho teta" en la reseña. El sólo dio su punto de vista -bastante ciego- sobre el libro. Y para tomar seriamente sus afirmaciones tan categóricas habría que concederle antes algo de autoridad. O sea: si yo digo que Joyce escribía basura, no lo estoy "haciendo teta", estoy hablando por hablar, pretendiendo hacerme ver por encima de su obra. Hablar y criticar con animosidad es lo más fácil del mundo; lo difícil es escribir.

En cuanto a vos, querido Cristopo, supongo que con el "yo" estarás queriendo abarcar a los demás potenciales lectores, porque: si para decidirte a comprar libros te guías por las reseñas positivas, al mío ya deberías haberlo comprado hace rato, me parece.

Saludos, y gracias de vuelta.

Anónimo dijo...

Ponga orden, marcela.

cristopo dijo...

estimado Molina, yo tampoco creo
que ese Ariel Bustos haya logrado hacerlo teta a usted, es que simplemente se me ocurrió la genial idea de asociar (supuestamente chistosamente) la palabra "Bustos" con la palabra "teta" (chiste grosso?).
En cuanto a no comprar su libro por lo que dijera Bustos, fue solo una figuracion, no hay que dejarse
llevar por las criticas negativas que los blogs de las editoriales hacen sobre sus propios escritores, jajaja (chiste).
Saludos.

Anónimo dijo...

Cristopo, si tenés que explicar tu "chiste" es que es muy malo de verdad

cristopo dijo...

ennio, por supuesto que mi "chiste"
es muy malo de verdad ¿qué problema hay?
Molina dice que soy un grosso, eso es lo que importa.

Anónimo dijo...

Molina tiene razón al compararse con Joyce. Ambos son ilegibles.

Anónimo dijo...

No, webmaster trucho, no hice eso, tenés mal el concepto de "comparación". Gracias a vos por compararme.