miércoles, julio 11, 2007

Déjame que te cuente, limeña

De paso por Perú (¿turismo?, ¿trabajo? lo ignoramos), Graciela Goldchluk –flamante Directora del Departamento de Letras de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UNLP– dio una entrevista para el Dominical de El Comercio. Le preguntaron si...

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Usted ha publicado Querida familia, que recoge en dos tomos la correspondencia de Manuel Puig. ¿A qué años corresponden estas cartas? ¿Cuáles eran las preocupaciones más comunes en Puig? ¿Puede rastrearse alguna filiación política?

Manuel Puig sale del puerto de Buenos Aires en 1956 para estudiar cine en Italia. Desde Montevideo manda la primera carta a su familia. Durante los seis años que estuvo en Europa envió una o dos cartas semanales en las que cuenta cómo se va convirtiendo de futuro director de cine en guionista y luego en novelista. En 1963 pasa por Buenos Aires rumbo a Nueva York, donde se instala en un puesto de Air France que le dejaba tiempo para escribir y ver películas viejas, una pasión que redescubre en esa ciudad. Desde Roma, París, Londres, Coco (como firma todas las cartas) cuenta las novedades en cine y teatro, igual sucede en Nueva York o Brasil. Faltan las cartas escritas entre setiembre de 1973 y fines de 1979, la época más dura de su exilio, pero aunque la familia no recuerda haber roto ninguna carta, era muy probable que se destruyeran inmediatamente después de su lectura, por temor a que encontraran al remitente.

En cuanto a su filiación política, él odiaba los autoritarismos. Fue muy amigo de Néstor Almendros, que apoyó la revolución cubana en un comienzo y luego huyó despavorido. Puig era muy crítico con el proceso cubano, pero nunca quiso declarar en contra porque conocía demasiado bien a quienes estaban del otro lado. Detestaba también el stalinismo, por la falta de libertades individuales, pero tenía muchos amigos en la izquierda. Estaba en contra de Perón, pero en México cultivó la amistad de muchos peronistas exiliados. En las cartas se ve el pavor que le dan los militares. En esos años escribe Un espía en mi corazón, comedia musical donde Margaret Thacher es un robot inventado por los nazis y enviado al futuro para arruinar a su más acendrada enemiga: Inglaterra.

La nota completa, acá.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Congrats. You truly master the art of linkin´. Groovy.

Anónimo dijo...

This guys rules!