viernes, junio 01, 2012

Por contagio

Fernanda García Lao lee El animal sobre la piedra, de Daniela Tarazona, y escribe este texto para la presentación oficial de la novela:

La mutación es la alteración de un ser vivo que modifica sus características. Se presenta súbita y espontáneamente y puede transmitirse o heredarse. Frente al cambio inesperado, uno tiene dos posibilidades: el disfrute o la nostalgia de la antigua forma.

El animal sobre la piedra comienza con una muerte y un gato. La madre de Irma ha muerto y poco después, un felino la perturba. Uno extraño que orina bajo su cama, en señal de haberle ganado el territorio. 'El ruido del mundo a veces produce un aullido interior que contenemos'- anota ella.

Narrar un luto es una instancia dificil para cualquier escritor. La solemnidad y la pretensión dolorosa pueden conspirar contra el asunto. Sin embargo, no hay momento más desesperado y vital que el de sobrevivir a la muerte de la madre. 'Me salvaré -escribe- La fuerza que impulsa mi viaje es opuesta a la muerte'. Y entonces, Irma comienza la primera de sus mutaciones: la mudanza. Partir altera. Se nace otro, en otro lado.

Ella viaja a un mar lejano mientras asiste a una sucesión de cambios biológicos inesperados. Su cuerpo también muda, pero de forma. Lejos del imaginario masculino, donde las transformaciones tienen que ver con el costado oscuro de algún animal perverso: hombres lobo, murciélago, asnos o asesinos (Dr. Jekyll y Mr. Hide), lejos de Kafka, que hace nacer a su monstruo de la noche a la mañana, Tarazona necesita un libro para recorrer ese cuerpo, y hacer sentir al lector de un modo orgánico que toda mutación es, en realidad, una evolución. Que la piel fina de una mujer no basta. Que la reptilización de Irma la salvará de la muerte. 'Me sé inmortal cuando estoy sobre una piedra'. Así, Tarazona naturaliza un imposible. Y uno le cree.

Que una mujer se haga reptil no es materia fácil, describir al detalle cada cambio como un naturalista maravillado por su propio metabolismo, tampoco. Irma elige el disfrute. Pero Daniela no se conforma. Instala el riesgo como premisa de trabajo. Así aparecen un hombre y su mascota insólita, rescatando a Irma del hambre y llevandola a su casa. Seres que asumen con naturalidad el asombro de existir sin detenerse en la forma.

Uno se entrega a la lectura de este libro porque contagia libertad. Irma es conmovedora en cualquier estado, con cualquier cuerpo. Mutar es una forma de emoción. 'Llega el momento más estremecedor de mi transformacion: perdí el sexo". Irma se preocupa por un instante, pero su compañero la tranquiliza 'No ha desaparecido, sólo cambió, tienes un orificio, ¿o no?'.

La mayoría de los reptiles son seres adaptados a la vida terrestre que conservan intacto el deseo de agua y que controlan su temperatura corporal cambiando de lugar. La mayoría de los humanos se resiste al cambio. Asume su manera como una piedra inalterable. Irma descubre que no es la primera en la familia en mutar, pero sí la primera en entender y trascenderlo. Aceptar su animalidad le produce satisfacción. Leer este libro también. 'Hablaré del alivio. Diré que esta metamorfosis me salvó la vida'.

La inteligencia y sensibilidad de Daniela Tarazona parecen operar por contagio. Uno sale renovado. Con, o sin escamas.

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