Francisco Magallanes lee Buenos Aires / Escala 1:1, la antología compilada por Juan Terranova y la reseña para la revista platense Estructura Mental a las Estrellas.
No es novedad que Juan Terranova levante polvadera con sus comentarios homofóbicos en redes sociales o que en algunas de sus críticas y ensayos haya generado rispideces. En este caso, como compilador de Buenos Aires Escala 1:1, su trabajo es inapelable. El armado del equipo probablemente sea una de las principales virtudes de este libro. Genuina muestra de una generación de narradores nacidos a partir de los años '70 que vive y narra desde el centralismo porteño. ¿Algo mejor para una antología sobre los barrios de CABA? Los barrios por sus escritores, señala acertadamente la tapa.
El argumento de la compilación es el otro ingrediente taxativos que destaca el trabajo de Terranova. En el cierre del prólogo explica que "Esas aldeas a las que llamamos "barrios", generan sus historias y sus formas de seducción y desprecio. Este libro y los narradores que lo protagonizan son testigos privilegiados de ese axioma irreducible."
Como primer eslabón en una sociedad masiva, los barrios genera sus propios códigos, jergas, valores, historias. No solo en Capital, también en el resto de las grandes ciudades hay barrios que esperan ser contados, y Terranova lo afirma en su texto previo: "El universo en permanente expansión del Conurbano, por ejemplo, es algo que continúa, pese a honrosas excepciones, en el deber de la literatura argentina. Sus historias, nadie se atreve a negarlo, serían tan interesantes como las que recogemos aquí. Y el resultado conformaría un libro sensible, frágil y monstruoso a la vez."
Ninguna de esas historias que todavía esperan ser contadas germinarán del centralismo porteños, ni de sus escritores, ni de sus editoriales. ¿Por qué pretender que así sea? Es un buen momento histórico para que desde el Conurbano, La Plata, Rosario, Córdoba, Tucumán se deje de señalar las pelusas del ombligo porteño. Es momento de construir o reforzar sus propios circuitos literarios. Una antología como Escala 1:1 podría replicarse con éxito en estas ciudades y también funcionaría como muestra genuina de producción.
Pero antes carguemos las SUBE de la imaginación, la guía T actualizada y viajemos a través de la antología a nuestra amada y odiada Capital Federal. Mi recorrido arbitrario se inicia en Almagro a través del cuento de Lucas "Funes" Oliveira, quizás porque caminé esas cuadras en mi adolescencia junto a mi prima punk; pateando el adoquinado de la Querandíes frente al IMPA, allí donde muere Julio, el policía que tenía premoniciones en Escondite Perfecto.
Leo Oyola nos entrega una historia desopilante sobre el barrio coreano del Bajo Flores. Mientras esperamos en una esquina que el 7, el 26 o el 132 nos saque antes de que la noche se nos venga encima, Taekwondo, un joven actor, nos interpretará un Pansori. ¿Qué mierda es esto?, le preguntamos a Taekwondo, y antes de que nos cuente nos avisa que no será gratis. Uno de los cuentos que se destaca del resto.
Un Cucurto auténtico en El barrio de las siervas, describe con maestría la superficialidad concheta y ultra capitalista que se respira en Barrio Parque hasta que todo cambia, luego de esperar dos horas por un autógrafo del Diego, se cruza con un amigo puto en el parque, y allí va la historia rumbo a la banquina. Los contrastes son una constante en esta antología y eso le aporta dinamismo a la continuidad, además del viaje a través de los barrios porteños en bondi, subte o auto.
Diario de Boedo es un cuento bellísimo de Oliverio Coelho que comienza con una incertidumbre ante una certeza irrebatible: "Mientras agonizo me pregunto si el granizo es un fenómeno especial que se da en Boedo o en toda la ciudad está sucediendo lo mismo." Y no es una pregunta que tenga origen en la fiebre de su agonía, sino en la magnitud de una ciudad que contiene otras ciudades, donde es posible que granice en un barrio y en otro brille algún retazo de sol.
El común denominador de las historias ronda sobre problemáticas de una generación joven, que en su mayoría, apenas pisa los cuarenta años. La soledad ante el paso del tiempo, la liberación sexual, las drogas que ya no pegan como antes, el salir del closet, las redes sociales, las separaciones, los amores de la adolescencia entre otras tramas contenidas por un común denominador: el barrio.
Publicado en el número cinco de "Estructura Mental a las Estrellas". La Plata. Argentina. 2013.
lunes, diciembre 09, 2013
Los barrios que esperan ser contados
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