Entrevista a Sergio Chejfec en el sitio español Iletrado pero cuerdo, a propósito de la edición española de Últimas noticias de la escritura.
Hay autores por los que sentimos una cierta atracción antes
incluso de haberlos leído. Es como si existiera un vínculo imaginario que ha
sido creado por una serie de afinidades lectivas. Si varios de nuestros
escritores de cabecera hablan y escriben maravillas de Sergio Chejfec, entonces
no hay duda: Sergio Chejfec tendrá algo interesante qué decir, y por ello
decidí en su día leerlo. No me defraudó en absoluto, claro.
Tras La experiencia dramática y Modo linterna, publicados
ambos por Candaya, ahora acaba de salir en España Últimas noticias de la
escritura en uno de esos sellos que no dejan de asombrar al quisquilloso lector
(o bibliófilo) por su atrevimiento y gracia, por su locura, excentricidad y ese
amor por la literatura y el libro bien hecho. Me refiero a los inigualables
Jekyll&Jill. «Me siento afortunado porque fueron sumamente hospitalarios.
Se plegaron a la moral del texto y de ese modo, creo, lo hicieron suyo como
solo un buen editor puede sentir como propios los libros que hace», afirma el
propio autor argentino. Y es ese mismo trato y cariño es el que yo he
encontrado, pues han sido ellos los que me han brindado la posibilidad de
hablar con Chejfec sobre su «talismán equívoco», ese cuaderno de color verde
que le ha servido para resaltar el valor meramente artístico al que tiende la
escritura manual, y sobre el poder, la nostalgia o el olvido de la palabra.
Pregunta: De su libro Modo linterna extraje
ciertas frases o subrayados, eso que en Últimas noticias de la escritura,
cuando hace mención a Feyerabend, dice que sirve para «extraer una hebra de
pensamiento o una frase conclusiva». Una de esas frases conclusivas es esta:
«[…] un escritor es alguien abierto al mundo, un ser curioso por todo lo que
ocurre y alguien para quien ningún saber resulta ajeno o extravagante». ¿De ahí
parte Últimas noticias de la escritura, como mecanismo para comprender más y
mejor todo cuanto rodea a la escritura?
Sergio Chejfec: Es curioso que esa frase parezca tan
concluyente cuando se propone como lo contrario (el opuesto de ese otro lugar
común, el de la torre de marfil). De todos modos no es tan importante lo que
uno haya querido decir, como la idea de que el escritor puede saber mucho o
poco acerca de lo que escribe, puede estar o no especialmente interesado en el
mundo, etc., pero aquello que lo definirá es esa tensión más que cualquier
diagnóstico en un sentido u otro. Al escribir el ensayo no me propuse un
tratado sobre la escritura que agotara hipótesis y casos. Mi intención fue
ofrecer un relato lo más honesto posible, que rodeara lo que sé y expusiera,
subrayándolo para quien lo sabe, aquello que ignoro. En cuanto a la partida, es
tanto una idea de narración como una idea más reflexiva. Me gusta mezclar ambas
dimensiones en mis libros. Tomé algunas experiencias personales que considero
fundantes en mi relación con la escritura y con la lectura de literatura, y
partir del relato de ellas seguí con algunas consideraciones analíticas sobre
la escritura cuando es adoptada como principio constructivo de ciertas
propuestas de la plástica.
P: Dice que «se sintió escribiente antes que escritor».
Autores como el guatemalteco Eduardo Halfon no dejan de preguntarse cómo se
convirtieron en escritores, cuál fue el momento –si es que existe ese momento–
en el que decidieron ser escritores. Desde su punto de vista, ¿cuándo uno es
consciente de ser escritor?
S. C.: Uno asume entera conciencia de ser escritor cuando lo
leen sus pares. Ser escritor no es otra cosa. Creo que es como en el fondo
funciona.
P: Su interés por la tecnología, por cómo ésta transforma e
impone, como diría Alberto Olmos, «nuestra concepción de la realidad», está
presente en Modo linterna pero también en La experiencia dramática. En Últimas
noticias de la escritura también ahonda en ello, confrontando y reflexionando
sobre la escritura manual y la escritura digital. Se habla y se escribe mucho
acerca de la muerte del libro en papel, del papel en sí. Esto me lleva a pensar
sobre algo que queda reflejado en su ensayo, como es la precariedad o
volatilidad física de la palabra. No obstante, en las plataformas virtuales, la
vida de esas palabras igualmente es precaria, se pierden en un mar infinito de
información. ¿Cree que hay esperanza para la palabra escrita, gráfica? ¿Y qué
valor tiene hoy en día la palabra?
S. C.: El punto es que prácticamente toda palabra escrita,
cuando la vemos impresa sobre papel o sobre cualquier otra superficie, es
epifenómeno de su condición digital. Lo impreso no es algo que se oponga a lo
digital, sino que es uno de sus canales, aun cuando precise un soporte material
para exponerse. Ahora bien, la palabra no es menos precaria o volátil por el
hecho de estar impresa. La precariedad proviene de su movediza relación con el
sentido y el significado.
La entrevista completa se puede leer acá.
La entrevista completa se puede leer acá.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario