[Guido Carelli Lynch reseña, en Ñ, Los domingos son para dormir, de Sonia Budassi.]
“Compulsión a la repetición” es el título de uno de los nueve relatos de Los domingos son para dormir, el primer libro de cuentos de Sonia Budassi y, también sin querer (queriendo) una declaración estética de la autora sobre su propia antología.
No se trata de reiteraciones sintácticas y mucho menos de una falencia de una escritora que ha dado sobradas cuentas de su manejo del idioma. Es, más bien, la reconfirmación de una voz, de un tono unificador en cada cuento, que terminan por sellar una unidad narrativa bien palpable.
La primera persona como voz narradora y protagonista en todos los relatos sirven para plasmar eso cometido monocorde. La omnipresencia de la pérdida de los padres, lugares, amantes, infancia o juventud, amores de una y otra forma, se reflejan y multiplican de un cuento a otro y refractan una emoción acabada de nostalgia. “La nostalgia es un espectro con armas de guerreros, pero se mezcla y se gasta”, se lee en el cuento citado.
Cada relato parece un segmento distinto en la vida del mismo personaje, esa mujer entre los veinte y los treinta, varada entre la ciudad (Buenos Aires), el pueblo (Bahía Blanca o Pehuancó) y dudoso primer mundo (Nueva York), que ama y odia al mismo tiempo sus rutinas y ritos compulsivos. La acción es mucho más estática que dinámica, más reflexiva que prosaica. El título que da nombre a la antología, hilvana los relatos en un tiempo muerto que es metáfora de las tardes de domingo. Si la autora acierta en la combinación de factores para plasmar una emoción, menos efectiva parece, por momentos, la cadencia interrumpida por el tiempo presente, aclaraciones, paréntesis reiterados y excesivos guiños autorreferenciales, que acaban por minar la paciencia del lector de igual manera que el clima opresivo de la depresión dominical.
Más allá de los juicios estéticos, subjetivos, circunstanciales y arbitrarios, es para festejar la audacia de Budassi – y de Entropía- independiente de la lógica comercial que determina la imposibilidad de un futuro más promisorio para un género siempre amenazado. Lógica a la que Budassi le lleva la contra desde la pequeña utopía que ella misma creó en la editorial Tamarisco y desde su propio ímpetu narrativo.
viernes, marzo 06, 2009
Dormir, soñar, huir
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2 comentarios:
Che, la reseña está re buena, pero que no me califiquen a Bahía Blanca como pueblo...
Ah, Molina me ganó de mano. Eso no se hace; hay que tener Carelli Lynch, eh. Y tampoco es "Pehuancó": es Pehuen Co. Pero bué. Reseña a la Ñ potencia.
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