martes, marzo 03, 2009

Fin de fiesta

[Reseña de Bizarra, por Gabriel Zayat para "Llegás a Buenos Aires"]

Y cinco años después se editó Bizarra. La obra que se consagró como una monumental fiesta del teatro, a la que acudieron más de ocho mil espectadores e indagó sobre la posibilidad de referirse, siempre con una distancia paródica y una ácida ironía, al género de la telenovela y al contexto político social de la Argentina del 2003, llegó a las librerías. Una telenovela teatral, una teatronovela. El guión de Bizarra se presenta con la expectativa implícita de poder soportar una existencia puramente literaria. Aquel contexto político y social en el que surgió, ya no existe. Ni su soporte escénico, ni los miles de espectadores, ni los casi 80 actores que participaron en sus diez ediciones, ni las figuritas, ni aquella fiesta… pero surgió el libro. Una fiesta en formato de libro.
Es sabido que la verdadera esencia del teatro se concreta en escena, que leer una obra de teatro es una experiencia más cercana a lo literario que a lo teatral. El texto dramático incluye (aunque existen corrientes que las excluyen deliberadamente) las didascalias, que determinan su potencialidad escénica. El teatro suele ir del texto a la escena, y en ciertos casos leer teatro puede ser una actividad aburrida, o al menos incompleta. Así como relatar un sueño no es soñarlo, leer teatro no es experimentar teatro. En este caso leer Bizarra después de tantos años, sabiendo que no es sólo improbable sino imposible que se reponga como puesta, es una experiencia de otro orden. Se trata de una aproximación, una forma de volver a experimentar (aún sin haberlo visto) aquello que alguna vez existió, que despertó los odios mas incondicionales y los amores mas irracionales y se transformó en un extraño acontecimiento, algo sin precedentes, en un fenómeno absolutamente inédito en la escena teatral porteña.

Completo, acá.

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