Por Fernando Infante Lima para La Señal Medios
El escritor, paraguayo de nacimiento y neuquino por opción,
Humberto Bas, recibió a La Señal Medios para hablar de su última novela “El Sr
Ug…”, del panorama narrativo actual y sobre el atribulado clima político que
persiste ene Neuquén.
“El Señor Ug…”, transcurre en apenas un minuto, es un relato
en el que siempre faltan once minutos para las cuatro de la madrugada. Ese
minuto es un instante eterno, en el hay espacio para sumergirse en una cadena
interminables de pensamientos y reflexiones. Se detiene a evocar hechos de
marco histórico y a imaginar situaciones delirantes que aportan una dinámica
especial en la que todo es posible. Esa sucesión sin fin, se ve alterada por la
sombría presencia de su vecino, el enigmático Sr Ug, al cual nunca ha podido
ver y sobre el cual deposita las más graves sospechas.
FIL: Vivir en un minuto eterno ¿Es un sueño o una pesadilla?
HB: Se puede pensar como una transición, es como se logra
convertir una pesadilla en un sueño. El narrador, al despertarse, sabiendo que
son las 03:49 hs y teniendo la certeza de que nada de lo que haga le va a
permitir volver a dormir, transforma ese sueño en una pesadilla terrible. El
ser consciente de eso, hace que busque una estrategia, la estrategia empleada
no le permite volver al sueño pero lo lleva a una clase especial de sueño que
es el relato, a través del cual lograr enhebrar los distintos pasajes, los
episodios que narra con una voz enajenada, una voz esquizoide que le permite
enarbolar las distintas escenas de la novela. Sino fuera por esa voz, la novela
no tendría ningún sentido. Un discurso en la O.N.U., el Sr Ug viajando en
colectivo, el misterio que ocurre en la oficina de correo donde presuntamente
trabajaría, el asesinato del príncipe Francisco Fernando en Sarajevo, todo es
batifondo de escenas aparentemente inconexas confluyen en la voz de este
personaje insomne.
FIL: Cuando uno está solo, es natural que se salte de un
pensamiento a otro sin que haya una ilación que le de sustento. Sin embargo, es
sorprendente en su trabajo el despliegue de situaciones y temáticas aun cuando
el marco fantástico le de libertad para un desarrollo de estas características.
¿Cómo se dio ese desborde?
HB: En la composición, las formas que iban saltando,
apareciendo, creo que responden a una demanda interna que necesitaba la novela.
Mi intención fue la de no obturar ninguna de esas posibilidades. Los temas iban
apareciendo y el relato se iba abriendo. La sugerencia de una escena siguiente
por ahí era una palabra, algún hecho fortuito que surgía cuando estaba
investigando. Empezó como un cuento breve, pero me daba la sensación de que
podía continuar, iba explorando las posibilidades que se me abrían con pequeñas
sugerencias en torno a la palabra. Un ejemplo, cuando el narrador se preguntaba
¿Quién es el Sr Ug? El se imagina todo lo peculiar que es este vecino,
meticuloso, aséptico, ordenado hasta el infinito y la suma de todos estos
elementos lo lleva a sospechar que está escondiendo algo. Se pregunta: ¿Qué
está escondiendo? El piensa que puede ser un asesino serial y se pone a pensar
quienes son los grandes asesinos seriales. Hay un asesino serial húngaro que
mantenía a sus víctimas en tambores de alcohol y cuando piensa en el derrotero
de este hombre se entera que fue enrolado en el ejército austro-húngaro para
combatir en la primera guerra mundial y eso me sugirió explorar es episodio
mítico del asesinato del emperador Francisco Fernando. Así se fue creando una
dinámica que permitía, gracias al tono empleado, seguir la norma de un relato
desquiciado.
FIL: Usted se ha referido a un fenómeno particular que se
dio en narradores de su generación, que utilizan a vivencia como único motor de
escritura. Inclusive, subió la apuesta y hablo de una sobre dimensación
estética de lo urbano. Creo que los autores están condicionados por el lugar y
el momento que les ha tocado vivir, por la situación política, social, es muy
difícil abstraerse de la realidad que lo rodea. ¿Cómo hace usted para separar
la experiencia y los condicionamientos particulares de su vida a la hora de
sumergirse en un nuevo relato?
HB: Todos los escritores escribieron en contextos. En
distintas regiones y situaciones históricas y políticas que pueden influir en
su escritura. Me parece que hay que preguntarse porque hay literaturas
diferentes, variopintas, fantásticas. Hay que preguntarse como hicieron eso. Si
uno piensa en Cervantes, en Shakespeare, puede hacerse un tipo de lectura
elíptica acerca de su realidad, pero también hay un juego hacia lo fantástico.
Es decir que también pudieron hacer eso. Creo que por sobre todo hay
adscripciones a corrientes literarias, hay siempre una fuerza histórica en cada
momento, un corsé, una pregnancia. .Ahora por ejemplo, creo que hay mucha
literatura etnográfica, con lo cual se encuentra más en función de la percepción.
Y no solamente desde la percepción se puede escribir. Hay pensamientos,
razonamientos, intelecciones y muchas otras funciones con la cual se puede
escapar a los condicionamientos que imponen los contextos. En este momento hay
una suerte de prurito hacia las cuestiones intelectuales. Hay una primacía de
lo perceptivo. Aparece mucho la experiencia como motor. Es posible que sea un
fenómeno épocal. Hay una saturación de esa estética en particular. Yo creo que
toda novela supura algo, hay mucho grafismo. Sigo pensando en tu pregunta y yo
me encuentro releyendo “Paradiso” de José Lezama Lima. Escribir en Cuba, sea la
de Batista o la de Fidel Castro no era el contexto más propicia para la
fantasía y el sin embargo lo hizo. Celine también, Raymond Roussel. Ahora se
dialoga demasiado con el contexto y ahí hay interlocutores que te pueden poner
una limitación.
FIL: ¿Qué influencia tiene otras formas de arte a la hora de
escribir?
HB: Yo creo que influye, sí. No creo que se de una relación
mecánica o lógica. Todo lo que uno esta viviendo corporalmente influye. Hay un
estado de composición, se manifiesta en la predisposición a la hora de
trabajar. Es muy artificiosa la división por género de las artes. Los grandes
artistas eran sinestesicos, veían color en los sonidos. Eso tiene que ver más
con algunas cualidades primarias que con el tiempo se van diversificando. Para
mí la música es esencial en el momento de escribir. No sé qué se da primero, si
lo que quiero escribir me hace buscar determinada música o viceversa. Me doy
cuenta cuando leo si alguien escucha música. De hecho nos leemos mucho entre
colegas y amigos, hablamos en esos términos, decimos “a esto le falta música”.
Es imperceptible, pero cuando uno tiene el hábito de la lectura se da cuenta.
La entrevista completa, en este link
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