Búscanos en facebook, y tórnate en uno de nuestro millón de amigos.
(No olvides la tilde en la i, no olvides la palabra “editorial” antes del “entropía”. Esfuérzate y alégranos la tarde.)
sábado, diciembre 27, 2008
Editorial Entropía quiere que seas su amigo
miércoles, diciembre 24, 2008
Picnic en el cuarto "B"
A propósito de Anís, de Mariana Dimópulos
[por Damián Tullio, para No-Retornable]
Si hay un refrán popular, que con cierta permeabilidad en el discurso social, expresa que cada casa es un mundo, no nos resulta arriesgado afirmar que una comunidad cerrada de viviendas, como la de un edificio, podría interpretarse como una cantidad innumerable de mundos posibles. En un edificio hay una multiplicación exponencial de subjetividades, construidas todas, en torno a aquel monolito que las configura. Podríamos aquí hacer una escueta referencia a aquel luminoso libro de Georges Perèc La vida instrucciones de uso (La vie mode d’emploi), aquella novela donde más que expresar las subjetividades de los vecinos que habitan un edificio, más bien, se hace una minuciosa exploración de cada una de las habitaciones de una propiedad horizontal, logrando, en un detallismo casi frenético, un mosaico general que no solo configura un edificio, sino la realidad en su conjunto.
No es el ánimo de esta reseña de la novela de debut de Mariana Dimópolus, Anís, un ánimo comparatista, pero si recurrimos a la novela de Perèc es porque, de alguna forma, Dimópolus ha escrito un libro en ese sentido. O en el contrario.
En Anís, aparecen variablemente, un maduro hombre alemán (Bonow), una mujer de mundo, ilusionada, que toma a una niña prestada para pasearla para jugar a ser su madre (Patricia); un revolucionario contra la “inconsistencia” (Horacio), una jovencita enamorada (Inés), un docente atribulado (Darío C.) o un par de vecinas aisladas. Todos habitan el mismo edificio. O, al menos, todos están relacionados con él.
La novela transcurre episódicamente, alternando en un ida y vuelta, los devaneos intelectuales de Bonow frente a un mozo, al que le pide respectivas copitas de Anís.
Anisados de por medio entonces, asistimos a los devenires de estos personajes. Y las subsiguientes interpretaciones (malinterpretadas diremos más adelante) de sus vecinos.
Los personajes de Anís, en su interacción, en su discurso, están construyéndose continuamente los unos a los otros. O más bien, están desconociéndose. En Anís hay miradas deformadas de los otros. Como si la convivencia no les permitiera tomar perspectiva, los personajes recurren a un prisma que deforma la realidad. Nada es como lo ven los personajes. Como si no pudieran hacer otra cosa (y Bonow es aquí centro y paradigma de esta cuestión) inventan inversomiles historias alrededor de sus vecinos.
Al acentuar esta distancia, esta incomprensión que tienen los vecinos entre sí, Anís, entonces, nos impone la pregunta: ¿podemos, acaso, conocernos?
Si La vida instrucciones de uso se sirve de una descripción detallada, pedazo por pedazo de un edificio, para construir así un todo cognoscible que sea mayor que la suma de las partes, puede decirse que Anís (que como decíamos, esta construida episódicamente, pero que tiene una narración que fluye) destruye en mil pedazos aquel “todo” que podría constituir el edificio donde transcurren los acontecimientos, haciéndolo, desde ya, inasible.
Anís es una novela que parece ir deliberadamente a destiempo. Como si Dimópulos se hubiera propuesto escenificar en esa falta de sincronía, en el destiempo y arrojo de sus personajes, todo un síntoma actual. En Anís, todo esta malinterpretado, todos son intentos fallidos. Anís, posee como virtud, entonces, aquella sagaz y deliberada falta de sincro. Aquel estallido hacia lo incognoscible.
Una propuesta interesante entonces, seria pensar el libro como una obra de teatro fallida, donde los actores entran a destiempo, equivocan los roles, donde no hay ritmo. Donde el parlamento ha sido olvidado, o más aun, donde no ha estado nunca. Una puesta en escena sin dirección. Tal como sucede en el ultimo capítulo del libro, que desde ya, no revelaremos por una simple cuestión de buen gusto.
Mariana Dimópulos ha logrado un libro con una interesante cualidad, un libro que se puede adjetivar redundantemente. Más bien, decimos, logró que su libro sea anisado, ese adjetivo que suele atribuirse a ciertos licores, pero que más bien indica un sabor y un olor indescriptible, casi inasible, de esas cosas que su descripción no pueden encontrarse ni en Google ni en Wikipedia.
viernes, diciembre 19, 2008
miércoles, diciembre 17, 2008
martes, diciembre 16, 2008
[Ohne Warum]
Entrevista a Mario Bellatin, por Silvina Friera para Página/12.
“Soy escritor porque escribo, pero no sé por qué escribo”
Fue el encargado de cerrar el Filba con una lectura performática, aunque sostiene que en esta era de alta exposición de los escritores busca “estratagemas para poner el cuerpo sin ponerlo”: Bellatin reflexiona sobre su propio estilo a través del tiempo.
Escribir para seguir escribiendo resume el impulso vital de Mario Bellatin. Quizás uno de sus mayores logros es existir solamente dentro de lo literario, aunque esas fronteras hayan perforado hace tiempo el margen de los libros, expandiendo sus límites hacia arenas mucho más movedizas. Ahora que a los escritores se les exige “poner el cuerpo” en festivales literarios y congresos –el escritor mexicano fue el encargado de cerrar el Filba con una lectura performática titulada El fantasma del masajista–, Mario está empeñado en una empresa compleja: buscar el modo de “superar” el dilema hamletiano contemporáneo de estar “sin estar”, como si sólo a través de ese gesto huidizo –el manotazo de quien escribe para no hablar a pesar de que le “exigen” todo el tiempo que hable– pudiera sortear las múltiples estandarizaciones y etiquetas que le adosaron desde que empezó a publicar. El sofisticado garfio que tiene en el brazo derecho se sobresalta al recordar que parte del embrión de Condición de las flores (lanzado recientemente por Entropía), una selección de textos rescatados en Perú, donde el autor vivió y publicó sus primeras cinco novelas, fue producto de un trueque con su psicóloga. Cada sesión la pagaba con una cuartilla. “Al comienzo no escribía como escribo ahora”, se justifica y pone distancia de esa zona de su obra. Y confiesa que no ha podido leer aún ese libro y que no sabe qué encontrará en esos textos porque un proceso recurrentemente bellatinesco es olvidar todo el tiempo lo que ha escrito.
Sigue acá.
martes, diciembre 09, 2008
Budassi por Sagasti
En la presentación bahiense de Los domingos son para dormir, Luis Sagasti expone una extraordinaria vivisección de la literatura de Sonia Budassi:
"Los incómodos cuentos de Sonia Budassi, cuyo sistema nervioso se funda en un formidable sentido del ritmo, niegan esa tríada constituyente de un modo de ser, de una identidad, de un lugar de pertenencia. Acaso sea en el domingo donde mejor se ve un país, una cultura. El resto de los días el trabajo globaliza, la búsqueda de la renta nos hace ciudadanos del mundo.
Los cuentos, como dije antes, dan testimonio de que estos tres pilares se han hecho añicos o se encuentran en vías de. A diferencia de la narrativa norteamericana que lo que muestra es apenas el indicio de un drama que se soslaya, la famosa teoría de la punta del iceberg que John Cheever y Raymond Carver elevaron a cotas casi insuperables, Sonia se interna por ese lugar en donde el iceberg se ha quebrado. No le interesa tanto qué es lo que subyace tras la eterna sonrisa Kolynos de la familia frente al televisor, sino los perfiles agrietados que el témpano ha dejado al desprenderse de la barrera de hielos.
Del mismo modo rehuye del costumbrismo o, si leemos bien, inaugura acaso un costumbrismo de las grietas. Veamos. No hay un andar por el borde, pese a que hay desplazamientos, deslizamientos sobre lo estipulado, lo socialmente convenido, los domingos; digamos que sus cuentos no bordean el filo sino que sencillamente se instalan en las grietas de una sociedad cuyos valores instituidos, el núcleo que fundamenta identidades, señala pertenencias, exige reconocimientos, se ha deshilachado. Sexo, familia, resguardo, intimidades, constituyen tópicos que uno a uno la autora deconstruye mediante un proceso de revisión acrítica, indolente, como al descuido, sabiendo antes que muchos, cuáles son los colores de los nuevos paisajes".
El texto completo acá.
viernes, diciembre 05, 2008
Pola Print
miércoles, diciembre 03, 2008
Libro marcado III
“No leía jamás, pero sus subrayados eran perfectos”, O. Lamborghini.
Ariel Schettini seguirá las pistas de sus propios subrayados hasta esclarecer sus propios crímenes.
Graciela Goldchluk tras las pistas de Clara Evelia y las marcas en los originales de Manuel Puig en la gran The Buenos Aires Affair.
Idea y entrevistas: Cecilia Szperling
Miércoles 3 de diciembre. 20:30 hs.
En el patio de la biblioteca Ricardo Guiraldes.
Talcahuano 1261. Gratis
lunes, diciembre 01, 2008
miércoles, noviembre 26, 2008
Bellatin en Debate
Mario Bellatin es, indiscutiblemente, un escritor continental consagrado. Al igual que su compatriota Juan Villoro, elige publicar en nuestro país por medio de editoriales independientes. Primero Interzona, luego Mansalva y, ahora, Entropía lanzó Condición de las flores, que, además del texto homónimo, incluye una selección de más de quince años atrás rescatados en Perú, donde este escritor, quien tiene en lugar de brazo derecho un garfio, vivió de joven y publicó sus primeras novelas. Actualmente, dirige en México DF la Escuela Dinámica de Escritores.
La conversación con Debate empezó cuando recordó un incidente que protagonizó con el diario La Nación: “Fue un episodio divertido. Me habían pedido un artículo sobre el escritor japonés Yasunari Kawabata. Tomé textos de críticos argentinos sobre mi obra, mezclé fragmentos y en los sitios donde decía Bellatin puse Kawabata. Quería ver si funcionaba, no por compararme con Kawabata ni mucho menos, pero sí para cuestionar si se puede realmente escribir sobre un autor o no, si hay lógicas que se repiten. Era un guiño más que nada, y pasó rápido, pero ahora La Nación no me hace más entrevistas. Yo había puesto debajo que el texto había sido ‘hecho con técnica de copy paste’, lo cual era una aclaración leve, porque nadie sabía en qué consistía la técnica, pero avisaba que había alguna impostura. La Nación no incluyó esa aclaración. Y en cualquier caso, el artículo seguía impulsando a leer a Kawabata. Pero varios me reclamaron que no saliera aclarada la técnica”.
Sigue aquí
martes, noviembre 25, 2008
Pola en Confesionario + Música
Confesora: Cecilia Szperling
Lady Cavendish (Pola Oloixarac + Etián Insinger)
Paula Maffia fa da sola
Piel de Lava - Elisa Carricajo, Valeria Correa, Pilar Gamboa, Laura Paredes.
En la sala Batato Barea,
hoy martes a las 20.30hs.
Corrientes 2038, Centro Cultural Rojas.
viernes, noviembre 21, 2008
Requena, el silencio del escritor
Por José Luis Prado [para Designio de las notas]
Requena, novela, apostilla o algo más o menos cercano a estas clasificaciones, toma como estructura la fractalidad, lo segmentado y, siguiendo a Calabrese: “un caso de monstruosidad geométrica es la exigencia de dimensiones no enteras, correspondientes a fracciones” pero, actualmente hay una valoración estética y, el texto de Alejandro García Schnetzer, lo demuestra. Requena cumple con su carácter gradual; es decir, tiene “una estructura irregular que se repite más o menos en sus partes y en cualquier grado que se observe”.
Requena es una figura que recuerda al filósofo y escritor Macedonio Fernández. En el texto hay marcas “Sobre la realidad y el tiempo. Nuestro maestro jamás llegó a negarlos del todo. Decía tener sospechas y algunas pruebas de que existían. Dudaba y desconfiaba igual de ambos. Decía no haber sentido nunca como propios los supuestos de Berkeley y, esto por la razón de que nunca los había leído. Nos pedía, asimismo, que evitáramos explicárselos.” La mayoría de las veces Schnetzer eleva sus sentencias para delegarlas al absurdo. El libro trata sobre poesía, filosofía. La noche está invitada pero todas están encaminadas a la escritura o a la imposibilidad de ésta porque, al final, lo que tenemos es un escritor que jamás publica un solo libro pero, eso qué importa si su vida ha sido completamente literaria.
La novela está llena de anécdotas, de reflexiones filosóficas y literarias las que servirán para ayudar a comprender un mundo, cercano a la literatura, en las tertulias del café Albéniz. A través del aforismo, el autor arroja alfileres que detienen la lectura, una breve interrupción del tiempo para pensar lo que quiere decir “Puede haber días en los que no existimos y otros que sí, ¿no se acuerdan?” Requena, insisto, es un poeta y cree en la poesía como un hecho común, más de lo que se ha dado en suponer, se suscribe a un semanario, llega el vendedor tocando a su puerta y le dice “Castillo, encantado, de Ensenada.”, Requena se reafirma en esa frase. El texto, como dije, gira en torno a la escritura, “Imagino que escribió mucho, dice Madariaga. Qué esperanza. Apenas se pone uno a escribir, las ideas huyen espantadas… Yo creo que mentía y lo hacía para no leernos lo que escribía, para que después no lo imitáramos… para que en todo caso aspiráramos a imitarnos a nosotros mismos.” “Supimos por nuestro maestro que un verdadero poeta debía aprender a decirse, a callarse, a renunciar a toda vanidosa aspiración de comprender el mundo…”
Parece que esta idea de aprender a callarse, de la desaparición a través del silencio, está siendo transgredida por el autor quien juega con una técnica narrativa más cercana al entresijo, construyendo a partir de diferentes voces narrativas a la figura de Requena, “cuando entró descubriéndose, un libro en la mano, el traje oscuro. Había dejado la bicicleta contra el árbol…Nos enteramos de que se llamaba Requena.” Hay en éste, un anonimato o una pretendida desaparición del personaje “Nunca supimos su verdadero nombre. Yo tenía para mí que se llamaba Salvador; Gorostiaga, Expósito; Maldonado, Héctor o Valentín. Creo que fue Lanuza el primero en referirse a Requena como el maestro.” Lo que busca Alejandro García Schnetzer en Requena, es dar la espalda a la escritura, a la consagración literaria, al escritor, eso que algunas veces, termina por desquiciar a cualquiera “la recuperación, el rescate de la figura, la exposición homenaje en la Biblioteca Nacional”, y es en este sentido, en el que el joven escritor argentino justifica la presencia difuminada de Requena, personaje excéntrico de la primera mitad del siglo XX que piensa y se conduce en un saber del
mundo intentando trascender la duda. Al parecer, el intento ha fallado y no era para menos: el poeta se ha quedado detenido, como en un accidente, en la imposibilidad, en la duda que lo acecha.
jueves, noviembre 20, 2008
miércoles, noviembre 19, 2008
Genética del Anís
Por Daniel Gigena [para ADN]
Con una arquitectura similar a la de Kavanagh, de Esther Cross, Anís concentra alrededor de un edificio porteño a una "fauna variopinta y extrañamente regular": un ex agente alemán, una soltera desilusionada, una niña zen, un grupo revolucionario, un ex izquierdista convertido en burócrata y una joven pánfila. Mediante chismes, pompa verbal y rezagos de la novela de espionaje, vecinos e ideólogos interpretan una inofensiva farsa ebria.
Según Chesterton, "la literatura de la alegría es infinitamente más difícil, más rara y más triunfal que la literatura en blanco y negro del dolor". Estupefacta, la voz narrativa filtra los episodios que los personajes imaginan protagonizar; este recurso deja entrever una intencionalidad estética: la escritura cómica como "ejemplo de lo posible" en contra de (también en términos del texto) "la policía de la consistencia".
lunes, noviembre 17, 2008
Boutique Bellatin
La primera imagen muestra a Ariel Schettini, Mario Bellatin y Graciela Goldchluk durante sus formidables alocuciones e interlocuciones (pronto subiremos el texto de Ariel) en la presentación de Condición de las flores en la Boutique del Libro de Thames.
Más abajo, tres eminentes autores de la casa, canon juvenil emblemático, nos observan: Iosi Havilio, Ignacio Molina y Romina Paula. A la derecha asoma Ana Porrúa, próxima a ser editada por el sistema entrópico en 09.
La tercera foto es en las últimas instancias de la misma noche, en una fiesta de la editorial amiga Mansalva, con Bellatin y la inminente Pola Oloixarac reaccionando ante los paparazzis.
martes, noviembre 11, 2008
Bellatin por Entropía
Editorial Entropía presenta
Condición de las flores, de Mario Bellatin.
Sábado 15 a las 20:30 en La Boutique del libro - Thames 1762.
Presentación a cargo de Ariel Schettini y el autor.
viernes, noviembre 07, 2008
Los domingos son para dormir, y los viernes para ir a la encuadernadora
El libro de cuentos de Sonia Budassi ya es real.
martes, noviembre 04, 2008
lunes, noviembre 03, 2008
El arca de las dramaturgas
Por Alfredo Torchelli
[vía El Arca digital]
Desde el prólogo de esta oportuna y muy bien presentada antología nos alertan con una observación extraña. “Yo creo que no existe el teatro de mujeres como un subgénero”, nos dice la autora del prólogo, Mariana Obersztern. Se trata de siete trabajos de siete autoras teatrales y se quiera o no, se pueda leer como subgénero o no, es teatro escrito por mujeres. Si esto los diferencia del teatro escrito por hombres, es otra cuestión a ser revisada. Otro si digo: en verdad no se trata de obras de teatro sino de textos teatrales, equívoco común heredado del mal uso del término “dramaturgia” el cual significa: “concepción escénica para la representación de un hecho dramático”. El texto es casi siempre anterior y una parte de la dramaturgia propiamente dicha. Con su lectura no se completa la concepción de la obra. Pero se avanza en ella.
Son siete jóvenes mujeres (una de 35 años, dos de 32, una de 31, una de 29, una de 27 y una de 23). Muy jóvenes. Todos los textos son cortos, bien escritos, buscando romper con la tradición naturalista, además son todas actrices, la mayoría directoras de sus obras, muchas docentes de teatro, todas premiadas en concursos importantes, todas habiendo estrenado teatro e incursionando en TV y cine. Un grupo singular y muy rico. El lenguaje utilizado es surrealista, y simbólico, haciendo gala de una contagiosa ganas de bucear en nuevas fronteras, sin abandonar el humor y la frescura. (Se adivina un innegable aire Harold Pinteriano). Claro, naturalmente se corre siempre el riesgo de caer en exageraciones o situaciones disparatadas. Pero no debe interesar tanto, en esta etapa, en la cual es importante valorizar, la valentía, la libertad, la búsqueda aunque sea desmesurada, porque están abriendo caminos. Ellas son: Lola Arias, Mariana Chaud, Julieta De Simone, Laura Fernández, Agustina Gatto, Agustina Muñoz y Romina Paula. Las esperaremos atentamente.
viernes, octubre 31, 2008
Berazachussetts en Berazachussetts
Presentación de la novela de Leandro Ávalos Blacha en la Feria del Libro de Berazategui.
Con Diana Albornoz.
Sábado 1º de noviembre, 20:00 hs.
Calle 148 esquina 18, Berazategui, pcia. de Buenos Aires.
Entrada gratuita.
lunes, octubre 27, 2008
jueves, octubre 23, 2008
Recitación a la intemperie
Lecturas + Música
Leen: Pedro Mairal - Romina Paula
Música: Diego Frenkel
Presenta: Cecilia Szperling
Sábado 25 de octubre, 18:00 hs.
Anfiteatro Costanera Sur
Av. Calabria y Rosario Vera Peñaloza. Se entra (paradójica y gratuitamente) por Estados Unidos.
martes, octubre 21, 2008
Mutismo
Almuerzan con el señor Funes en Los Mudos
Celia Dosio
Sasa Guadalupe
Sebastián Martínez Daniell
Miércoles 22 de octubre / 21:30 hs.
CC Zas (Moreno 2230)
Toda la información: aquí
martes, octubre 14, 2008
Dramaturgias en Bazar
Por Andrés Gallina
¿Cómo pasar de la voz escrita a los cuerpos? ¿Cómo activar desde la escritura la potencia de las cosas? El lector de textos dramáticos asiste a un acto incompleto y lo redefine a su modo: insiste en encontrar los signos que exceden al texto. El riesgo parece estar ahí: negado el acontecimiento teatral, el aura, el lector juega a rehacer la experiencia perdida.
La antología Dramaturgias, prologada por Mariana Obersztern, reúne siete piezas escritas por siete mujeres. Siete piezas singulares, que pueden dialogar entre sí, pero que juegan un juego propio, con sus propias reglas. Hay algo, sin embargo, que parece hacer posible la convivencia: frente a un teatro despojado, que se saca de encima el relato, estos textos recuperan la anécdota, el argumento, el contenido como forma.
Completo en Bazar Americano
lunes, octubre 06, 2008
ADN de Requena
por Felipe Fernández
Requena es un excéntrico personaje que se convierte en el maestro de un grupo de adolescentes del barrio de Palermo. Los muchachos lo conocen en 1929 y la amistad perdura hasta su muerte, en 1933. El libro recopila anécdotas, sentencias, diálogos filosóficos y literarios en los que predomina un humor intelectual que tiende al absurdo y a la réplica inesperada. En un plano secundario hay sutiles pinceladas de época.
La verosímil figura de Requena combina rasgos del Macedonio Fernández borgeano y del Juan de Mairena machadiano. García Schnetzer hace un buen uso de la estructura fragmentaria y del método socrático. Su ironía juega con la retórica, la erudición y lo popular sin caer en lo chabacano. Gracias a la brevedad y la sencillez de su propuesta, divierte sin cansar e invita a una relectura reflexiva.
Microcríticas ADN
jueves, octubre 02, 2008
Reestilización, fase final: todo esto funciona a la perfección
En un formidable esfuerzo helvético, damos por semi-concluida la reconstrucción de nuestro sitio web.
Recórranlo sin límites, hasta altas horas de la noche.
(A cualquiera que encuentre un link disfuncional, le regalamos uno de los ejemplares fallados de Requena.)
martes, septiembre 23, 2008
Una aguda mirada generacional
Por Celia Dosio [vía diario Perfil]
En el prólogo de Dramaturgias, Mariana Obersztern se plantea el interrogante: ¿existe una especifidad en la escritura teatral femenina? Rápidamente responde que no, “no existe un teatro de mujeres como no existe un teatro de hombres”. Basta echar un breve vistazo a este libro para acordar con la prologuista, no se reconoce –y es uno de los grandes atractivos de esta antología- un recorte temático o estilístico que remita a “lo femenino” u otro constructo parecido.
La sobriedad de la edición y lo acertado de la selección de las autoras no termina de expresarse en el título. ¿A qué se refieren con “dramaturgias”, así, en plural? ¿No se trata de siete autoras que comparten una manera de entender el teatro, de escribirlo, de actuarlo? En las fichas técnicas y datos biográficos incluidos al final del libro, se pueden reconocer las coincidencias, los recorridos afines, la recurrencia a los mismos nombres, los mismos circuitos, los mismos maestros. Mariana Chaud, Lola Arias y Romina Paula trabajan con los mismos actores. Julieta De Simone codirigió la obra de Laura Fernández y ambas fueron compañeras de Agustina Gatto en el teatro Apacheta. De manera que el título termina pareciendo una tibia apertura de paraguas, innecesaria ante la contundencia de los textos.
A pesar de ser muy jóvenes, las autoras ya cuentan con una reconocida carrera. Son actrices y directoras y oportunamente supieron recibir sendos premios. Cinco de las siete obras que integran la antología han sido estrenadas. Todas dirigidas por las autoras, salvo Cebo y El calor del cuerpo que todavía no subieron a escena.
Ahora bien, si no se observa una problematización de “lo femenino”, sí podemos reconocer la afinidad generacional que se imprime como un sello propio de la antología. A la contingencia de haber nacido mujer en Argentina a fines de la década del 70, se suma el haberse dedicado al teatro. Y, a pesar de ser propuestas muy distintas ( del pesimismo futurista de Lola Arias a la relectura de la Orestíada de Agustina Gatto; el minimalismo intimista de Romina Paula y el desborde ácido de Laura Fernández; la desproligidad melancólica de Agustina Muñoz y la precisión desbordada de Mariana Chaud), no por eso dejamos de reconocer, en este recorte, siempre tan arbitrario como acertado, una aguda y distintiva mirada generacional.
lunes, septiembre 22, 2008
Primeras páginas (III)
¿Vos me querés a mí? (novela)
de Romina Paula
¿Vos me querés a mí?
–No, yo lo que te quería decir... A ver, esperá, no sé cómo decírtelo, lo estoy pensando ahora, ¿eh? A ver... No, eso. Bueno, nada, que el otro día me quedé pensando. ¿Viste cuando me preguntaste lo del ascensor?
–Sí...
–No, esperá, eso no fue, ¿qué era lo que me habías dicho antes, esa palabra que me molestó, cuál era?
–¿Guachita?
–No... ¿Eso me dijiste?
–Sí...
–No, no era eso, era otra cosa peor...
–No, era guachita...
–¿En serio? ¿Y yo me enojé por eso? No puede ser... Bueno, no importa, la cosa es que me quedé pensando y la verdad que no sé si sirve de algo que te lo diga, pero igual te lo quería decir, que nada, que estuve pensando y que viste que la última vez que nos vimos yo estaba un poco rara, bah, como que me fui poniendo rara, porque estaba todo bien, pero en un momento me puse a pensar y como que me colgué porque es algo que me pasa siempre, y ya sé cuando me empieza a pasar, me doy cuenta y no quiero que me pase, viene y ya sé, es una sensación que ya conozco y trato de combatirla y bueno, en eso estoy, y no es algo de lo que vos te tengas que hacer cargo, es algo más mío en realidad, pero es como que me miro de afuera y me pregunto “¿pero está bien esto que estoy haciendo?”. Me pasa que me pregunto sin querer, si la situación en la que estoy es en la que quiero estar en realidad y bueno, como que después llego a conclusiones, como que tomo decisiones, no digo que esté bien, pero no puedo evitarlo, como que me vienen y bueno, como que el otro día me quedé pensando y la cosa es que pensé que no sé si quiero estar de novia... ¿Se entiende?
Sigue acá
miércoles, septiembre 17, 2008
Reestilización, fase 2: Página tipo
Molina logró sensibilizar al departamento de diseño con un puñado de lisonjas, y se convirtió en el modelo para la página de libros, que quedó así.
Arrolladora reestilización de nuestra Web. Primera instancia: Homepage
Observen con detenimiento, en www.editorialentropia.com.ar, y luego vuelvan aquí a comentar.
lunes, septiembre 15, 2008
jueves, septiembre 11, 2008
Primeras páginas (II)
Hidrografía doméstica (novela)
de Gonzalo Castro
Uno
Me miro los pies. Otro día. Hace una semana que tengo miedo, y que busqué por todas partes. De todas maneras puede tratarse de un error, porque muchas veces me pasa de confundir los sentimientos. Sentir calor y era angustia. Sentir como una opresión en el pecho y era sueño. Por suerte puedo quedarme en la cama a analizar todo esto.
El vivir sola me ha dado madurez, en el medio del bosque, un auténtico vergel. A veces abro la puerta y es un desierto lunar, el frío entra por los poros de mi casa y yo estoy en la cama.
Sigue acá
viernes, septiembre 05, 2008
Hoy, Viernes, en Pachamama
El Quinteto lee a Molina
Gorostiza
Funes
Levín
Oyola
Romero
21hs. en Argañaraz 22
jueves, septiembre 04, 2008
Academias Entropía
miércoles, septiembre 03, 2008
Quintín sobre Requena
[...]
Es realmente difícil lo de García Schnetzer. No sólo se trata de crear o recrear su personaje sino de lograr que las anécdotas que lo definen sean ingeniosas y originales y que puedan funcionar también como historias apócrifas de Macedonio sin tratar de reproducirlo. Del mismo modo, sus opiniones y sus especulaciones filosóficas deben ser, además de graciosas, plausibles y hasta interesantes para que el libro no se transforme en un pastiche desabrido. Lo curioso es que le sale bien. Es imposible no internarse en Requena con la mayor desconfianza. Es improbable salir de él sin una amplia sonrisa de satisfacción.
Completo, en la Lectora
martes, septiembre 02, 2008
sábado, agosto 30, 2008
viernes, agosto 29, 2008
viernes, agosto 22, 2008
Primeras páginas (I)
Semana (novela)
de Sebastián Martínez Daniell
Lo mejor será
Escuchen todos. Escuchen cómo trina... ¿quién es que trina entre los muebles? Sí, escuchen cómo trina... o cómo canta...; de un modo curioso. Yo conozco ese canto insistente, que también es el canto habitual... Y conozco esa voz. El canto de esa voz potente que viene desde lejos. Es un último ruego remoto. Un mensaje ultramarino saboteado por el oleaje. Lo que queda de un trino devorado por las criaturas del mar. El resto de una intención. Lo que queda del mejor grito. O quizás es el canto a media voz de alguien muy próximo. El susurro íntimo de un ser inaudible. Es una injuriosa demanda al oído que proviene desde dentro. Con persistencia. Desde dentro y en una lengua extraña. Ya está. Cesó, desapareció. Lo mejor será que siga durmiendo.
Sigue acá
jueves, agosto 21, 2008
Requena en 100 palabras
[vía Llegás a Buenos Aires]
Un grupo de tres amigos se reúne en un bar. Es 1929 y el centro de cada tertulia será Requena, un hombre enigmático, que al parecer posee una sabiduría particular. Una suerte de poeta anónimo que para cada conversación tendrá la frase de clausura. Así, entre fragmentos de la vida de cada uno de los personajes, orbitando alrededor de anécdotas con Requena, García Schnetzer construye una pequeña nouvelle muy divertida y difícil de encasillar en la que se recrea la Buenos Aires de los 30 a través de la ventana de un bar y de breves reflexiones que configuran una época.
viernes, agosto 15, 2008
jueves, agosto 14, 2008
Srta.Pola (alias Pola Oloixarac) hoy, encarnando a Lady Cavendish
Mejor que vayan, pues ella podría hackearlos a ustedes también.
martes, agosto 12, 2008
lunes, agosto 11, 2008
jueves, agosto 07, 2008
The Molina Experience
[por Carolina Berduque, vía 150 monos]
Los estantes vacíos: una lectura, una experiencia
Esta es la historia de una lectura y de una experiencia. De una vivencia de lectura. Entiéndase: no es una reseña. Sólo apuntes de unas cuantas horas vividas con un libro. Como reza el título, se trató en aquel enero de este año de Los estantes vacíos, de Ignacio Molina.
Quizás deba aclarar que conocí a Ignacio en la cresta de la ola de los blogs, hace unos cuantos años y que ya en aquella oportunidad leí unos cuantos de sus relatos. Quizás también deba añadir que me gustaron. Y mucho. Percibí, en aquel momento, agradables resabios de Carver, de Sallinger: historias –aparentemente – simples, bien contadas, con las dosis justas de información, sin derroche de recursos. Por eso cuando comencé a leer Los estantes vacíos sabía que iba a disfrutar del libro. Lo que no sabía era que lo iba a vivir.
El texto completo, acá.
lunes, agosto 04, 2008
Margen oriental
El lenguaje y la experiencia
por Roberto Apprato [Vía El País Cultural, de Montevideo]
Son una novela y un libro de poemas: "Opendoor" de Iosi Havilio (1974), y "El salmón" de Fabián Casas (1965). Puede pensarse que no tienen nada en común, salvo que los dos autores son porteños y las editoriales en que publican no son (todavía) muy conocidas en Uruguay.
Lo que hace Iosi Havilio en ésta, su primera novela, es contar la historia de una joven veterinaria que va a atender a un caballo a un establecimiento llamado Open Door en la provincia, cerca de una colonia psiquiátrica. Desde ahí, la historia pasa de lo urbano a lo rural: la desaparición de su novia, sus relaciones con Jaime (nombre del caballo y también del dueño de Open Door) y con una chica llamada Eloísa, la hacen moverse de un lugar al otro, y hacen también que el lector asista a esos movimientos desde la conciencia de la protagonista. Pero no hay monólogos interiores: es una narración precisa, que va dando cuentas, en primera persona, a veces a la manera de un diario, de acontecimientos y acciones tal como aparecen en el presente y, en consecuencia, tal como van soltando sus significados.
Esa manera de sostener la historia en cada uno de sus puntos deja correr el tiempo sobre las imágenes sin precipitarse. El estilo se “posa” en lo físico tanto como en lo abstracto, como si usara la descripción para detenerse en la densidad de cada hecho. De ese modo naturaliza lo extraño: el ambiente pueblerino, los hábitos de Eloísa y de Jaime, las visitas a la morgue en Buenos Aires para reconocer un cuerpo, la lectura de un libro sobre el pasado de la colonia psiquiátrica. Todo lo que compone el mundo del personaje aparece al mismo ritmo, como de anotaciones casuales que toman y dejan el centro de la historia alternativamente. Hay algo de Di Benedetto en su escritura, pero eso no la priva de originalidad.
En cuanto a "El salmón" de Fabián Casas, en su lectura se siente una impresión semejante: de placer ante lo bien escrito, de reconocimiento de un trabajo a la vez con el lenguaje y con la experiencia. Es el segundo libro de Casas, publicado por primera vez en 1996. En el prólogo de "Pulir huesos" (2007), una antología de poesía hispanoamericana de Eduardo Milán, se destaca en la poesía de Casas su “filiación coloquial”. Es un rasgo que puede advertirse aquí con claridad: los poemas breves que conforman el libro son ejemplos de una manera de escribir poesía que sitúa al lenguaje a la altura de la experiencia.
Lo coloquial en poesía puede entenderse como el empleo de un registro de habla dialogal, y también como una escritura que pauta las alternativas del pensamiento en un ámbito cotidiano. Fabián Casas zafa del facilismo del uso del lenguaje común sin más, que permite todo, tan habitual en la poesía rioplatense. En este libro, y en otros posteriores, los poemas se ocupan de lo cotidiano no, de lo eventual, lo inacabado de lo cotidiano, tal como está o tal como estuvo. Por ejemplo, en “Cancha rayada”: “Caminamos, con mi viejo, por la playa de/ estacionamiento./ Es un día de
calor sofocante/ y en el asfalto recalentado/ vemos la sombra de un pájaro negro/ que vuela en círculos,/ como satélite de nuestra desgracia./ Una multitud victoriosa, a nuestras espaldas/ ruge todavía en la cancha./ Acabamos de perder el campeonato./ La cabina del auto es un horno a leña;/ los asientos queman y el sol que pega/ en el vidrio, enceguece./ Pero no importa, como dos bonzos/ dispuestos a inmolarse,/ nos sentamos y enciendo el motor:/ Fabián Casas y su padre/ van en coche al muere”. (página 43)
Casas actúa en una dimensión posible de la poesía que consiste en recuperar un lugar para la experiencia: mantener el nivel en un gesto semejante le da un valor inusual al libro.
jueves, julio 31, 2008
Paddle: ¿juego o deporte?
[por Quintín, vía LLP]
Paddle de Sebastián Martínez Daniell (cuento de 1:1, de mondadori)
Este cuento marca una ruptura con el resto de la antología. En el transcurso de estas reseñas hablamos —el 92% en broma, abro el paraguas en vista de la inminente presentación del lunes— de sociología y de sociólogos. Pero este es el primer caso en que el autor se separa de la intención más o menos explícita de sus colegas de retratar la sociedad argentina de los noventa en términos no muy lejanos a los del periodismo. Creo que Martínez Daniell logra introducir aquí una concepción y un uso distintos de la literatura.
Y eso ocurre a pesar de que el tema del relato es una de las modas más reconocibles e irrelevantes de los noventa (más bien de los ochenta): el juego del paddle. Pero Martínez practica con ese juego (llamarlo deporte sería claramente un exceso) un doble distanciamiento. Por un lado, ensaya una reflexión filosófica de tono paródico, un lamento por la adicción del protagonista a perder en esa actividad innoble.
El tenis como representación inofensiva de la matanza bélica. Y el paddle como mueca plagiaria del tenis. Que yo no sea capaz de pelear una guerra parece atendible. Que no pueda ganar en la contienda mínimamente auténtica de un digno deporte fundacional ya comienza a revelar visos de debilidad en mi carácter. Pero que ni siquiera sea capaz de ganar al paddle es vergonzoso. Que no pueda demostrar una mínima pericia en el terreno más deprimido de la topografía del quehacer humano… Ignominia.
Es cómico el párrafo y hay otros en el mismo tono. Incluso más falsamente pretenciosos, con citas y referencias de índole histórica y literaria:
Para entonces, la Real Academia Española ya había cedido a los encantos de la bestia. El paddle figuraba en las páginas sacrosantas del departamento monárquico de la lengua como “pádel” y los guardianes del léxico imperial, al menos, hacían propio el destino. Sin embargo, lejos de allí, la admonición de John William Cooke se hacían carne en los letreros sudamericanos. “En un país colonial las oligarquías son las dueñas de los diccionarios”. Nadie escribiría “pádel” en esta orilla del océano. El deporte permanecería eternizado en el redil de la anglofilia argentina. Junto a las estaciones del ferrocarril y los carteles de los frigoríficos.
Pero estos monólogos, que de a ratos parecen una caricatura de los de Persio, el esotérico personaje de Los premios, no es la única innovación que aporta Martínez Daniell, ni es su única vía de salida del costumbrismo ambiente. Si en sus divagues existenciales sobre el paddle le escapa por arriba, hay otra dimensión del cuento que intenta una fuga más intimista y subterránea. Los monólogos se intercalan con fragmentos de un relato que se inicia cuando el protagonista, Dardo, vuelve fatigado de sufrir otra derrota al paddle y se dobla un tobillo. De allí va a parar al hospital de donde lo rescata su madre para llevarlo a misa. Hay algo raro en el personaje que, por un lado, ronda la treintena pero, por el otro, tiene comportamientos propios de un chico, incluyendo esa curiosa relación con la madre.
También disfruta mucho la parte (de la misa) en que el Padre Carlos pide que la gente se dé fraternalmente la paz y todos se saludan. Primero le da un beso a mamá y después busca a todos los que están alrededor y les da besos sonoros, porque cree que es de buen cristiano hacerle notar al prójimo todo su entusiasmo.
Hay un acento muy personal en esa parte de la historia. El contraste entre pensamientos que revelan lecturas sofisticadas y el esbozo de una relación familiar tortuosa e intrincada le da al cuento un tono verdaderamente original, una marca joyceana tan ajena a las influencias del resto de la antología. La superposición entre excesos discursivos y carencias afectivas hace pensar incluso que el cuento se ocupa de dos etapas distintas en la vida de Dardo, como si al sufrir el golpe en el tobillo volviera de algún modo a la infancia.
Pero hay más. Hay algo raro con la identidad del narrador. El cuento está escrito en primera persona por un supuesto testigo de las peripecias de Dardo. Ese narrador nunca usa la palabra “yo” y solo interviene para marcar su presencia, siempre mediante la misma frase:
Dardo me mira y me dice:
El personaje, que en un principio parece un amigo de Dardo, se va perfilando como un fantasma, ya que no demuestra tener identidad material en la ambulancia, el hospital o la iglesia y no se relaciona con los otros personajes que van apareciendo. Pensaba en esta curiosidad cuando di con Semana, la novela de Martínez Daniell que hace tiempo intento leer pero nunca encuentro la oportunidad (y que ahora habré de leer sin duda alguna). El libro se compone de fragmentos disjuntos y en uno de ellos leo al azar:
Afortunadamente nunca tuve un hermano. De haberlo tenido, él hubiera sido el favorito. No sólo el favorito de mis padres, sino también mi favorito. ¡Qué entrañable, qué simpático, y qué lúcido es ese hermano que nunca tuve!
Es posible que la narración de Paddle esté a cargo del hermano invisible de Martínez Daniell.
lunes, julio 28, 2008
El peor
[vía Lalaurette]
"Paddle", por Sebastián Martínez Daniell (cuento de 1:1, de mondadori)
El peor cuento de la antología por varias cabezas. Un incidente trivial (la torcedura de un tobillo) le sirve a Martínez Daniell para encajarnos a un personaje que habla en cursiva y que parece tener dos variantes principales de discurso: decir "Me torcí el tobillo" y explicarle a un oyente anónimo, que desde bastante temprano adivinamos que es Dios (!!!), el origen del paddle, su apropiación por Europa y su regreso a América transformado en otra cosa, las implicancias filosóficas de esto, la relación entre guerra y deporte... todo en un tono didáctico insoportable, tedioso, que los profesores pedantes suelen emplear en sus clases pero que sólo a un mal personaje de ficción se le ocurriría emplear en un diálogo íntimo con el Creador, suponiendo que exista. Infumable.
miércoles, julio 23, 2008
lunes, julio 14, 2008
Sobre Requena y sus discípulos
[por: Juan Terranova, para HiperCrítico]
Requena es la primera novela de Alejandro García Schnetzer. Breve, bien escrita, de trato educado con el lector y sus personajes, el libro, editado por Entropía, cuenta la relación de un filósofo de barrio y erudito reo con un grupo de jóvenes aspirantes a poetas. Aunque incomodan algunos deslices dolinescos, la historia está bien organizada, es ocurrente y se deja leer. Al mismo tiempo, también sirve como base de lanzamiento de algunas ideas menos candorosas.
Biografía apócrifa
¿El ambiente que se teje entre los párrafos de Requena recuerda ineludiblemente a Macedonio Fernández? Sin duda. Ayudado por el la historia de la literatura universal, el relato que construye García Schnetzer es simple. Después de una entrada llena de épica canyengue donde aparece leyendo el Martín Fierro en sánscrito, Requena se queda en el bar y los poetas del barrio le adjudican el lugar de tutor. Con guiños de todo tipo, él les enseña el valor de la arbitrariedad, el poder del error, la irreverencia y la desacralización del conocimiento. Así, entre metafísica de café y noctambulismos varios se desglosa la novela. Palermo es todavía arrabal. La bobería de la admiración va a y viene. Y es predecible que se cite a Kropotkin, a Büchner y a Brahma. Hasta acá todo bien.
No existir es más literario que existir
Una de las ideas fuertes del libro tienen que ver con el remanido tic tardo-borgeano que dicta que si uno quiere ser escritor, es mejor no escribir: la sustracción antes que el aplomo. Así, Requena escribe poco o nada, oculta lo que escribe, y su obra queda en los márgenes de los libros que subraya. Es, sin lugar a dudas, un maestro socrático. Y su prédica no es rara, si no más bien coherente, porque nadie se anima a cuestionar, a esta altura, la determinante influencia del silencio. Sin embargo, esta apología de lo liviano, de lo etéreo, de la sospecha antes que la confirmación, rápidamente empieza a encubrir, a veces la pereza, y más a menudo la imposibilidad. ¿Es acertado hacer de las limitaciones personales una ética? La operación tiene ribetes románticos pero también nefastos. El enunciado “podría haber sido un genio de las letras pero prefirió regar las plantas y pasar el tiempo con los muchachos en el café” cae simpático la primera vez. Pero no paga alquileres y puede esconder narcisismos de prédica purulenta. Requena entonces también es un recorrido por las manías, las taras y las afectaciones literarias que prevalecieron en el siglo XX argentino.
Anacronismo
¿Cómo leer el deliberado gesto anacrónico de Requena? Hay muchas formas de hacerlo. La principal tiene que ver con la defensa de una ideología estética que arma rápidamente parnaso y tradición. (Lo nombres y las filiaciones son evidentes: Borges, Florida, las vanguardias de los años 20, el futuro grupo Sur, pero también Caras y caretas, la bohemia, Shakespeare y Nietzsche.) Pese a esto, Requena se deja leer con placer por el lector que no comparte en absoluto esa ideología, mezcla de biblioteca y nostalgia. Por momentos, la prosa de García Schnetzer suena como esos discos de jazz en estilo que reproducen la música de los años treinta, cuarenta o cincuenta, pero fueron grabados en el 2000. La fritura del disco de pasta no se percibe, pero los timbres, las melodías y los fraseos son los mismos. ¿Por qué negar que algunos de estas remakes pueden producir un raro placer estético? Insisto, hay humor inteligente y buenas lecturas en Requena, y eso vale. Aunque me gustaría dejar sentado que el libro ganaría si sobre el final de la vida del maestro, los discípulos entendieran que la ética de la diletancia es una verdad juvenil, fácil y torpe. Más bien un estilo que una verdad. Arrimo un solo dato. El libro empieza en 1929 y se estira hasta la muerte de Requena en el mismo año 33 que murió Yrigoyen. El simpático recuerdo de Sarmiento dándole de comer a unos patos no alcanza. Los jóvenes filósofos de bar, que relativizan la realidad y el tiempo, van derecho a chocar contra la revolución política y cultural del peronismo.
lunes, julio 07, 2008
Requena's profile
[por Eugenia Zicavo, vía diario Perfil]
Como los jóvenes de aquella foto de principios del 30 en la que Julio Cortázar aparece al frente de un grupo del Mariano Acosta: así son los personajes de Requena. Muchachos atildados de peinados prolijos que ya en su primera juventud no parecían jóvenes (tan a contramano de las nuevas generaciones, juvenilizadas al límite). Ni ensayo, ni cuentos, ni novela, Requena es una suma de fragmentos que la editorial Entropía -que con paciencia y buen juicio viene ampliando un catálogo de lujo- optó por publicar como “apostillas”; menos de cien páginas en las que Alejandro García Schnetzer, argentino radicado en Barcelona, presenta a su protagonista, un erudito “santón de barrio” de principios del siglo XX que vaga por Buenos Aires junto a un grupo de jóvenes aspirantes a escritores que lo adoptan como maestro.
En su ópera prima, García Schnetzer va conformando el perfil de Requena a partir de anécdotas cotidianas, desde que los jóvenes lo encuentran leyendo una versión del Martín Fierro en sánscrito hasta que lo visitan en su lecho de enfermo y le preguntan “¿qué le duele?”, a lo que Requena responde: “El teatro de Alberdo. Las rimas de Gracián. Mi noche triste, de principio a fin”. Plagada de citas de autores del siglo XIX y principios del XX, Requena es un libro anacrónico que no parece haber sido escrito por un autor que apenas pasa la treintena, inspirado en las lecturas de Juan de Mairena de Antonio Machado, el responso de Borges sobre Macedonio, Fray Mocho o Silva Valdés.
A pesar de que muchos giros del lenguaje pertenecen a otros tiempos, cada fragmento de Requena bien podría funcionar como entrada de un blog extemporáneo, con ese estilo coloquial y segmentado de aquello que se escribe para compartir entre amigos, de lo que se pone en palabras para dejar registro, para salvar del olvido.
viernes, julio 04, 2008
eXistenZ
Aquí estaremos. Presentes y representados.
"¿Existen las editoriales independientes en Argentina?"
Una conversación abierta entre autores y editores
¿Qué es una "editorial independiente"? ¿Cuáles son las características que la definen como tal? ¿Existe la "edición independiente"? ¿Independiente de qué? El surgimiento de nuevas editoriales pequeñas -que rápidamente recibieron el nombre de "independientes"- marcó el formato hasta ahora inédito que adquirieron numerosos aspectos claves de la industria del libro: la relación de los editores con los autores, con la crítica literaria y con las editoriales poderosas. Una nueva batería de conceptos surgió para explicar la "independencia": bibliodiversidad, gestores culturales, etc.; también para explicar las nuevas formas transnacionalizadas de las editoriales automáticamente reconocidas como "grandes", referencia inevitable en la construcción identitaria de sus contrapartes "independientes".
Viernes 4 de julio
18:00 hs: Apertura
19:00 hs: Mesa debate con Juan Calcagno (El Andariego), Miguel Balaguer (Bajo la Luna) y Victor Redondo (Último Reino). Coordina: Juan Terranova
Sábado 5 de julio
17:00 hs: Mesa debate con Hernán Vanoli (Tamarisco), Damián Tabarovsky (Interzona) y Gonzalo Castro (Entropía). Coordina: Javier Alcácer
19:00 hs: Lectura The Power Trío Special. Julián Urman, Lucas "Funes" Oliveira y Joaquín Linne.
20:00 Vino de Cierre.
Organizan: Grupo Campichuelo y Sociedad de Escritores y Escritoras de Argentina.
Auditorio Francisco Madariaga de la Sociedad de Escritoras y Escritores Argentinos. Bartolomé Mitre 2815, 2º piso.
lunes, junio 23, 2008
Confesionario
Leen: Sonia Budassi, Manuel Esnoz.
Música: Rosario Bléfari.
Confesora: Cecilia Szperling.
Martes 24 | 20.30 hs.
sala Abuelas de Plaza de Mayo.
Entrada gratuita
miércoles, junio 18, 2008
Lectoescritura en Casa Brandon
viernes, mayo 23, 2008
jueves, mayo 22, 2008
jueves, mayo 15, 2008
lunes, mayo 12, 2008
martes, abril 29, 2008
Berazachussetts
[por Nicolás Pose, vía No Retornable]
Berazachussetts, ganadora del premio Indio Rico, con un jurado compuesto por César Aira, Daniel Link y Alan Pauls, es una novela original no por la historia en sí, sino por el tratamiento ficcional que el autor logra con la realidad. Ávalos Blacha distorsiona el universo real del conurbano para entregarnos una novela con matices cómicos y crítica social al mismo tiempo. Sin embargo, no falta lo bizarro y lo grotesco gracias a los personajes que aparecen en el relato, como Trash, la zombie obesa, o Periquita, la ídola de Berazachussetts, una paralítica que tiene un monumento en la plaza principal de esta localidad tan particular.
El relato comienza con un grupo de amigas solteras que viven juntas: Dora, Milka, Susana y Beatriz. Pero todo cambia cuando ellas conocen a Trash, una zombie que come carne humana. Desde la aparición de Trash la novela se mantiene en un movimiento constante, contando a la vez historias independientes y disparatadas a medida que sigue a sus protagonistas, como Trash, Dora, Francisco Saavedra-el ex intendente de Berazachussetts-, Milka y Periquita. Por esa característica, es una novela coral donde no existe un protagonista único, y lo que interesa es lo que está ocurriendo en el universo de Berazachussetts.
Los personajes son todos grotescos, porque siempre quieren ser lo que no son: así Dora, una mujer vulgar-por no decir “cabeza”-termina saliendo con Francisco y se cree fina, para luego redecorar su mansión elegante y transformarla de acuerdo a su gusto “grasa”. Posteriormente, ella armará una banda de cumbia. Así Arévalo, el hijo de Francisco, que critica a su padre por salir con una “negra”, termina haciéndole el amor a Periquita, la paralítica, en una escena del todo grotesca. Pero no sólo los personajes no son lo que quieren ser, porque en Berazachussetts existen recámaras frigoríficas que albergan pingüinos para que la ciudad luzca más “invernal”. Por otro lado, los nombres de lugares que aparecen en el relato delatan una geografía conocida por todos nosotros, como el Rin del Plata, Ezpeletámesis, Lomas de Zamibia, Cambollaneda, etc.
En sintonía con el tono bizarro de la novela -por sus personajes-, se suceden muertes que son contadas con una naturalidad que marca el tono desenfadado del narrador, al mismo tiempo que lo bizarro y lo grotesco nunca dejan de marcar a los episodios trágicos. El tono de lo que se narra nunca es realista, y tal vez esta sea una de las características de muchos de los relatos que nos brindan hoy en día los nuevos escritores argentinos, más cercanos a urdir la ficción de lo real con libertad y desenfado que con un tratamiento rigurosamente realista. Así el jurado que premió a la novela dice que el relato “conecta con las más desenfadadas tendencias de la literatura actual, reclama una reflexión sobre las complejas y muchas veces absurdas relaciones entre realidad y mundo social. (…) Tritura las convenciones del género, y hace coincidir los motivos más emblemáticos de la cultura chatarra de nuestros días con la geografía del conurbano bonaerense (…)”.
El final del relato, lejos de mantener la tónica de otras novelas, tiene ecos de lo que sucedió en aquel fatídico 2001. La ciudad asiste a su fin gracias a una invasión de zombies, hecho que le imprime un final apocalíptico al relato, al mismo tiempo que refuerza el constante tono bizarro de la novela como modo de ver, analizar y criticar la realidad argentina, plasmada a lo largo de todo el universo que configura Berazachussetts.
miércoles, abril 23, 2008
martes, abril 22, 2008
Palmarés Bafichi 2008
El premio de “Mejor película” fue para “Unidad 25”, de Alejo Hoijman, una co-producción argentino-española-francesa sobre un pabellón carcelario únicamente habitado por creyentes evangélicos, en la cárcel de Olmos. El jurado expresó que la eligió “por su buen desarrollo de una narrativa clásica sobre la condición social”.
La distinción como “Mejor director” le correspondió a Gonzalo Castro por “Resfriada”, que según el dictamen del jurado plasma allí “una sutil y sofisticada manera de traducir ideas cinematográficas en una primera película”.
Además hubo “Mención especial” para “süden”, de Gastón Solnicki, “por su afectivo y modesto retrato sobre el proceso y la creencia artística”; y Premio Especial del Jurado Kodak - Cinecolor Argentina para “Historias Extraordinarias”, de Mariano Llinás, “por lograr un tributo audaz al poder redentor de contar relatos”.
jueves, abril 17, 2008
Retrato de una ciudad extraña
[Reseña de Berazachussetts, por Guido Carelli Lynch, vía Eñe]
Así como García Márquez deformó la realidad de la caribeña Aracataca para esconderla y alumbrarla por la eternidad detrás del más increíble Macondo, Leandro Ávalos Blacha distorsiona en Berazachussetts la sordidez y la malaria del postergado conurbano bonaerense a través de un tono hilarante y cáustico.
A través de la historia de cuatro amigas y docentes retiradas, una zombie punk y la fauna de esta ciudad a la vez posible y fantástica, este joven narrador (28 años), discípulo de Alberto Laiseca, no abandona el ritmo ascendente de sus provocaciones, que sirven para rememorar la eclosión social de diciembre de 2001. Ávalos Blacha pone en juego y con éxito la coherencia íntegra del texto al retratar de manera independiente las historias siempre entrlazadas de los habitantes de Berazachussetts. Los pormenores del caudillo Saavedra acosado por el fantasma de su ex mujer y por los modales de su nueva amante, las estrategias manipuladoras de la lisiada heroína de la ciudad, Periquita, y el misticismo apocalíptico de Noé González son los engranajes de este genuino y deformado retrato de las complejas relaciones sociales que ofrece la frontera del sistema con el universo de los excluidos.
Sin embargo, los guiños autorreferenciales acaban, en ciertos momentos, por minar la efectividad del humor que se impone con semejantes personajes. La meca del cine de Pehuajollywood, la despreciable moneda –los patachussetts– y hasta Lía Crucet y Sandra Smith a la cabeza de un nuevo grupo de cumbia, son recursos más efectistas que efectivos.
La estructura de esta novela breve facilita una lectura ávida y particularmente lúdica. Esa conquista del flamante ganador del premio Indio Rico, del que fueron jurados Alan Pauls, Daniel Link y César Aira, no oscura la áspera y trillada verdad de una realidad cercana e inverosímil que supera a fin de cuentas la más imaginativa de las ficciones.
lunes, abril 14, 2008
Artificios de superficie
[Reseña de Berazachussetts, por Jorge Consiglio, vía ADN]
Ya en la primera escena de Berazachussetts , novela con la que Leandro Ávalos Blacha ganó el Premio Indio Rico 2007 cuyo jurado estuvo integrado por César Aira, Daniel Link y Alan Pauls, se evidencia la clave que será el punto de apoyo del resto del texto. Hay cuatro amigas que caminan por un bosque con la idea de tomar unos mates y que descubren a una gorda punk semidesnuda, inconsciente, apoyada contra un tronco. Formulan hipótesis sobre cómo pudo haber llegado a ese lugar. Una de las amigas le saca fotos. Finalmente deciden llevarla al departamento que comparten. Más que la voz del narrador son los hechos mismos los que sostienen la figura que impondrá el rumbo de lectura: el sarcasmo. Un sarcasmo que, para encontrar sus raíces, abrevará en un grotesco que se asienta en la inmediatez y en lo "bizarro", rasgo que será explorado con esmero en la trama.
Luego del hallazgo de Trash, la gorda punk, el foco de la acción se abre en cuatro líneas y se corresponde con el destino de cada una de las amigas. Estos diferentes rumbos se suceden como fragmentos que establecen un ritmo sincopado pero, como el hilvanado de la historia no reporta complejidad alguna, el resultado es una sustancia narrativa abierta, de lectura fluida y ligera. Este recurso favorece la tensión de la intriga. Aunque velado, el escenario de la novela es reconocible, sobre todo por los nombres distorsionados de las localidades en las que transcurren los hechos: Berazachussetts, las playas de Burzacapulco, Tolosaka, las aguas del Ezpeletámesis, Lomas de Zamibia, Longchamps ...lysée. La acción parece tener lugar en el sur del conurbano bonaerense; lo notable es que el germen de esta incerteza se vincula con el modo en que el relato desdibuja o retuerce toda referencia precisa para alejarla de su eventual modelo. El universo ficcional, entonces, adquiere una cotidianidad extrañada. Todos los personajes de la novela de Ávalos Blacha son planos y no logran escapar de la rigidez impuesta por una férrea tipología. La gorda punk, de la que en seguida nos enteramos de que se trata de una zombie antropófaga, funciona como disparadora de los destinos de los otros personajes. La elección de esta clase de personajes, cuya entidad remite al maniqueísmo propio de las historietas, no es casual ni arbitraria sino que aporta un ingrediente más a la estética que sostiene el texto y que se completa con dos aspectos: la relación del poder con el abuso y la crueldad, y la miseria como espectáculo.
Berazachussetts es, en suma, un ejercicio narrativo con más herencia cinematográfica que literaria. Un ejercicio que, más allá de los giros de su artificio, no logra encontrar el resorte indispensable para alejarse de la más absoluta superficie.
viernes, abril 11, 2008
Tres primeras novelas
[por Damián Tabarovsky para Perfil]
En los suplementos culturales es muy común encontrar la frase “la última novela de…”. Puestos a ser escrupulosos, habría que decir “la novela más reciente”: es prematuro como para saber si realmente será la última. Pero ese equívoco semanal tiene también consecuencias interesantes. Nada me es más afín que la idea de pensar que una novela (escrita por mí o por otro) puede llegar a ser la última. No por un sentimiento de muerte cercana (que además no resolvería el problema: de los escritores muertos casi siempre se termina publicando algún texto póstumo) sino por experimentar la sensación de que la literatura es una actividad de paso, siempre a punto de ser abandonada, de ser reemplazada por algún otro pasatiempo. Me gusta pensar que una novela puede ser la definitiva, la terminal, la última. Lo que equivale a decir la primera. Toda primera novela vale como última y viceversa; en ese par simétrico reside buena parte del encanto de la literatura: su carácter juvenil, inacabado, informe. Apuesto siempre por el principio y por el final del camino, hasta llegar al punto en que ya no hay camino. Como decía José Bergamín, el camino se hace huyendo del camino.
Ultimamente leí tres primeras novelas recientes. Extraordinarias las tres, como corresponde. La primera es Opendoor, de Iosi Havilio, publicada por la editorial Entropía. Ambientada en el borde, en una especie de tierra de nadie, en el instante en que la ciudad deja de ser cuidad pero que el campo no es todavía campo, un poco como esa idea de Gramsci sobre lo viejo que no terminó de morir y lo nuevo que no terminó de nacer, la prosa de Havilio expresa esa ambivalencia: la errancia de los personajes no da cuenta de ningún malestar metafísico, sino que esos desplazamientos funcionan como encarnaduras, como marcas en un texto que hace de la atmósfera abstracta su sentido principal. Es magistral cómo Havilio conduce los tiempos y los tonos de una operación tan compleja. Excepto en el último capítulo, donde el autor decide cambiar: un desenlace entre kitsch y alegórico, que rompe innecesariamente con la tensión perturbadora de las 185 páginas precedentes. Pero más allá de ese detalle, es muy difícil no leer Opendoor como una de las mejores novelas de nuestro tiempo.
A diferencia de Entropía, no es habitual que las editoriales grandes publiquen primeras novelas. Mondadori acaba de hacer una excepción con El tridente, de Diego Sasturain, y se entienden las razones: es una gran novela. Partiendo de un primer capítulo introspectivo hasta desembocar en una trama de peripecias levemente absurdas, la narración pone en cuestión la distancia entre el adentro y el afuera de la conciencia, entre la percepción y la acción, entre lo real y su representación. De manera velada, El tridente puede leerse como una ironía sobre el auge de las ciencias cognitivas y la filosofía de la mente, y de manera más explícita, como una novela auténticamente filosófica. Porque lo que vuelve filosófica a El tridente es el uso radical de la sintaxis, de la vacilación de la sintaxis: el idioma como una interrogación a tientas sobre las posibilidades de aprehender lo real.
Finalmente, El carácter Sea Monkey, de Daniel Riera, editada por Eloísa Cartonera. Un asalto a mano armada dispara una narración donde el miedo está siempre presente y donde la prosa se juega en un talentoso ejercicio a alta velocidad. En un momento el texto dice: “Medio de casualidad, descubrí hoy…”. Poco importa lo que haya descubierto. La clave está en “medio de casualidad”. El carácter Sea Monkey explora a fondo las potencialidades del azar, la asociación libre y la digresión, pero sin perder nunca el control del texto. La digresión sólo es interesante –como en este caso– cuando es un plan pensado, una decisión intelectual, una estrategia calculada, y no un laissez-faire que no apunta a nada.
Terminados estos tres libros, me dispongo a leer a otro escritor nuevo: Onetti.
jueves, abril 10, 2008
Terranova dixit
“Entropía tiene tendencia a publicar una literatura aburrida y ligeramente onanista.”
(Habría dicho el compilador de Buenos Aires/ Escala 1:1, aquí.)
martes, abril 08, 2008
Berazachussetts en Inrockuptibles
[por Mauro Libertella]
Hay una tentación a la hora de escribir acerca de Berazachussetts, de Leandro Ávalos Blacha, que consiste en mencionar el estupor que causa la proliferación de historias y lo abigarrado de las anécdotas que brotan de los pliegues de esta pequeña y extraña nouvelle. Y sin embargo, sería francamente reduccionista sentenciar aquello de que Berazachussetts es una novela cuyo nervio es la pura narración-quizás la palabra adecuada sea “inventiva”. Pero lo cierto es que la ganadora del premio Indio Rico es una especie de punto de confluencia en donde las más vertiginosas peripecias se imantan en amplios registros narrativos mediante los cuales se proyectan hacia la literatura. Si quisiéramos resumir la trama -un intento imposible-, nos veríamos obligados a erigir un listado de personajes, cuyos movimientos y combinaciones sólo la lectura del libro podría elucidar.
Sucede que en Berazachussetts el armado del personaje es sumamente preciso. No es fácil hacer convivir a un grupo de profesoras jubiladas, a una zombi punk caníbal, a un político corrupto y altamente perverso, a un grupo de chicos ricos con una curiosa idea de la diversión y algunos personajes más de ese nivel de excentricidad sin cruzar la línea en donde el verosímil se cae a pedazos. Y Berazachussetts lo logra con precisión quirúrgica.
Una de las claves a la hora de salvar el verosímil es, sin dudas, la decisión de situar la ficción en el pueblo suburbano de Berazachussetts, donde todo parecería ser posible o, mejor, donde todo es potencialmente literario. O el uso de la lengua: la escritura de Ávalos Blacha es un arco tensado en cuyos destellos convive el habla de la clase media y la juventud punk, la charla de café y la narración más elegante y clásica.
viernes, marzo 28, 2008
miércoles, marzo 19, 2008
lunes, marzo 17, 2008
Interviú a Ávalos Blacha
En el sur están pasando cosas raras
Por Facundo García
[Página/12]
En los suburbios están sucediendo cosas raras. A la aparición de una obesa zombie punk se suma una patota de “chicos bien” que disfrutan corriendo en sus autazos y obligando a pobres diablos a salir a violar mujeres bajo la amenaza de matarles la familia. Con éste y otros sopapos al lector arranca Berazachussetts, la novela que acaba de editar Editorial Entropía después de que César Aira, Daniel Link y Alan Pauls decidieran otorgarle el premio Indio Rico. Desde el principio, el texto de Leandro Avalos Blacha pone a andar una centrifugadora en la que cierta mirada cínica sobre Argentina da vueltas junto a fantasías dignas del pulp desbocado. En una pausa del frenesí y con los pasillos de un cementerio como catalizador de la palabra, el autor nacido en Quilmes en 1980 revela cómo fue insuflando vida a las criaturas literarias que corren de un extremo al otro de su relato.
Completo aquí.
jueves, marzo 06, 2008
Lecturas + Música
Leen: Romina Paula
Pedro Mairal
Música : Sergio Pángaro y Baccarat
Presenta: Cecilia Szperling
Jueves 6 de marzo. 20:30 hs.
Casa del Escritor. Lavalleja 924
lunes, marzo 03, 2008
Opendór
Opendoor tiene el atractivo de develar la naturalidad del estilo Iosi Havilio.“Otra vez a la ruta, campo a la derecha, campo a la izquierda, una rotonda y otros cuarenta minutos hasta la entrada de Open Door”, dice la narradora, que llega a un campo cercano a la colonia psiquiatrica Open Door, lugar que elige para refugiarse luego de la desaparicion de su novia y donde conoce a Jaime y Eloisa, una simil lolita que se las trae. El punto de vista de una estudiante de veterinaria le permite a Havilio una escritura de aparente sencillez pero que refleja las voces de todos los personajes; la representacion del paisaje pueblerino y la ciudad que empieza a desdibujarse como en un sueño. A lo largo de la lectura sobrevuela una atmosfera de dormitar fatigoso que le da al relato un tono y un ritmo cansino como esos dias agotadores de 39 grados a la sombra. Sin embargo, las tonalidades se transforman capitulo tras capitulo, rapido e imperceptiblemente, tal vez como “Open Door (que) no se dice siempre igual. Algunos dicen ópendor, y otros opendór. Todavia yo no me decido.”
Por EB, vía Pix
viernes, febrero 29, 2008
Brandon Lee 2
El Quinteto - La fiesta de la narrativa
Funes
Molina
Levín
Romero
Oyola
Viernes 29, 21 hs.
Casa Brandon L. M. Drago 236
lunes, febrero 25, 2008
Brandon Lee
Memorias de la vida cotidiana
Letras y música:
Lola Arias/ Florencia Minici/ Gato Cabezón/ Romina Paula/ Juan Ravioli/ Cecilia Szperling///
Curadora: Soledad Fernandez Moujan//
Jueves 28, 21 hs.
Casa Brandon L. M. Drago 236
martes, febrero 12, 2008
Noticias del correo del zar
Por Graciela Goldchluk
[Punto de vista/ BazarAmericano.com]
Voy a hablar de Mockba, un libro de cuentos publicado en 2007 por editorial Entropía, cuyo autor es Diego Muzzio, un poeta que tiene obra publicada, pero que presenta narrativa por primera vez. Creo que Muzzio es un narrador excepcional, alguien a quien es necesario leer, y es entonces que reparo en que ya son muchos los escritores excepcionales que encuentran su lugar en editoriales independientes, pequeñas. La noticia parece haberse desplazado de los autores a las editoriales, es el fenómeno que trajo la devaluación y la buena noticia de la crisis: frente a la dificultad de leer libros impresos en España (que de todos modos comienzan a leerse nuevamente) surgieron emprendimientos que porque saben que no apuntan a las grandes masas se dan el gusto de publicar lo que les gusta, y ahí está su fuerte, se sostienen publicando lo que un pequeño grupo de lectores persigue en las librerías: buena literatura. Otra buena noticia de la crisis es un rasgo tal vez sorprendente que caracteriza las nuevas editoriales: no se desean el exterminio mutuo. Hay tanto escritor, hay tanto por publicar, y es tan costoso en todos los sentidos hacer un libro, que cada una se pone contenta cuando la otra saca algo bueno y lo comenta en su blog. Entre todas están desterrando el cliché de que una editorial independiente debe corresponderse con un objeto desprolijo, mal distribuido y poco visible. Algunos libros, muchos, son preciosos, por lo tanto los libreros los ponen en sus estantes, en particular los libreros que leen. La distribución en la ciudad de Buenos Aires se basa en el contacto personal, en contar qué es lo que están llevando, y es así como las cadenas terminan comprando, porque también quieren tener eso que hay en las librerías.
[Completo aquí.]
viernes, febrero 01, 2008
En el país de las maravillas
Por Pablo Plotkin
[Rolling Stone]
La ciudad de Berazachussetts es un bardo. Los hijos del poder secuestran perejiles, se los llevan al bosque y los intiman a que violen y maten a mujeres desprevenidas. Los filman y suben el material a Internet. La pasan bomba. En ese decorado abyecto irrumpe Trash, una zombi metalero que tiene pinta de haber sobrevivido al ultraje y se topa con un inefable cuarteto de docentes jubiladas –unas trillizas de Belleville versión SUTEBA– que le dan cobijo en su depto. Trash rompe el hielo comiéndose el cadáver de un volantero y bajándoselo con una cervecita en el living de las maestras. “¿Tienen freezer?”, les pregunta con voz dulce antes de repartir los restos del cuerpo en diversos tuppers para la vianda de la noche. A esta altura de los acontecimientos, página 21, la pregunta que se impone es: ¿quién te baja de un comienzo semejante? Ganador del premio Indio Rico 2007 a la mejor nouvelle bonaerense, veredicto unánime de César Aira, Alan Pauls y Daniel Link (a ver quién se les planta a esos tres juntos), este relato desbordante de Leandro Ávalos Blacha (nacido en Quilmes en 1980, discípulo de Alberto Laiseca, autor de Serialismo) monta un GBA paralelo en cuyos márgenes se cocina una revolución caníbal. Con una escritura precisa y una inventiva voraz, el autor descerraja personajes y situaciones a un ritmo disparatado: héroes cumbieros, políticos sin piedad, cuadrillas de lisiados, viejas chotas, fantasmas y profetas rancheros de un Apocalipsis pop. Ávalos parece haber cirujeado en los contenedores de Alicia en el país de las maravillas, Los siete locos y La conjura de los necios para hacerse un banquete personal con los residuos de esas obras maestras.
Acá las acciones caen en torrente, los géneros se baten a duelo y la fauna de Berazachussetts se revuelca en los restos de civilización de un Conurbano reloaded. Hay estrellas de Pehuajóllywood, hay un Muro de Bernal, hay monoblocs de Ciudadelhi y hay un escritor que acumula visiones distópicas y postales decadentes con un ingenio zarpado. El humor narrativo de Berazachussetts es negro y tierno, contemporáneo y a la vez anticuado, y combina lo cáustico y lo festivo con una naturalidad admirable.