JM se toma un avión hoy al mediodía, insultando nuestro desvelo mundialista. Va hacia Francia (el país que triunfa sobre el Brazil los sábados a la tarde), y esto es muy positivo, a dinamizar un joint venture Gallimard-Entropía. También visitará Barcelona, luego, donde comprará las primeras seis letras del fondo editorial de Anagrama; y de ahí a Gran Bretaña, a la final de Wimbledon, invitado por el gremio de artesanos encuadernadores de Random House, nuestra próxima, inminente fusión.
Este blog queda en manos expertas. Esperen superproducciones.
viernes, junio 30, 2006
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jueves, junio 29, 2006
martes, junio 27, 2006
Vendrá la beca y tendrá tu nombre
Queridísimo SMD,
No sé si a esta altura te interesa, pero me siento en la obligación de informarte que los demiurgos de la Beca Telerman recibieron nuestros biblioratos reglamentarios, los sopesaron, los ensobraron en papel Manila, los etiquetaron y nos extendieron un taloncito con el vistoso número 664. Calculo que ahora sólo resta esperar sentados a que empiecen a llover los cheques.
Qué habrá sido más difícil, me pregunto: ¿completar las nueve planillas del formulario B-7 del anexo XII, con la proyección del flujo de activos para los próximos tres años, u obtener el rótulo de LALCEC como “Editorial libre de humo” (condición sine que non del anexo noveno)? ¿Conseguir la certificación ISO 9000:2001 que pedía el acápite 33 del parágrafo undécimo, o falsear con cierto decoro las declaraciones juradas para ocultar nuestras tupidas cuentas off-shore? No sé. Quizás nada de eso. Quizás la prueba más compleja, el verdadero escollo (¿el decimotercer trabajo de Hércules?), haya sido llegar hasta la recóndita calle Villarino, sede del gélido Centro Metropolitano de Diseño, oculto entre los recodos del Riachuelo y la arquetípica rebelión del fango. Tomé taxis, micros de línea, remises, kombis-fantasma. Crucé avenidas (¿Montes de Oca?), diagonales, transversales, jirones, bulevares, alamedas, paseos (¿existe la planificación urbana más allá de la avenida Independencia? ¡Sí, sí!). Caminé, troté, pregunté, evadí el magnetismo de varios mojones turísticos, dudé, me ensombrecí, recuperé el rumbo, vi plazuelas, vi vehículos de tracción a sangre, vi trenes sobre-elevados (¿es que me sentía en Chicago?), crucé, galopé, llegué. Bueno. Gracias por todo. Tuyo,
jm
lunes, junio 26, 2006
Mavrakis deconstruye a Molina
[En esta reseña (¿ensayo, tesina?) de altísima complejidad, Nicolás Mavrakis se encarga, en su blog, del libro de uno de los recientes expulsados del catálogo Entropía, Ignacio Molina.]
Apatía
La simpatía es la relación entre dos cuerpos o sistemas por la que la acción de uno induce el mismo comportamiento en el otro. La empatía, en cambio, es la identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro. La apatía, finalmente, esa impasibilidad del ánimo, es el elemento que, en todo caso, como rasgo general, omnívoro, provee la cohesión a lo largo de los 15 cuentos de Los estantes vacíos.
[sigue aquí]
jueves, junio 22, 2006
La presentación de Molina
El viernes pasado se presentó “Los estantes vacíos”, el libro de cuentos de Ignacio Molina, en el bar Bartolomeo. Lamentablemente, lo que se auguraba una fiesta para toda la familia, trocó en un episodio negro, de consecuencias hasta ahora insondables. Incapaces de reducirlo a un relato secuencial, al menos intentaremos entender la composición de la hecatombe. Aquí, los responsables:
Molina, claro ejemplo. El autor, hombre en apariencia manso, vuelto azuzador de infatigable dinamismo, que instigó a los temperamentos más inestables del lugar hacia el comportamiento incivil.
Además de Molina, lógico, encontramos otro denominador común del desatino colectivo: el alcohol. Sigamos:
Llach, que, entre media docena de actitudes censurables, apostó a una partida de tenis contra las fuerzas vivas de Entropía la edición de equis manuscrito. Es decir, la editorial derrotada (Siesta vs. Entropía) debería (según el tahúr) acatar las órdenes de edición de cierto volumen aportado por la editorial ganadora. Demencial.
Loli, que mantuvo una aristocrática indiferencia, y urdió enclaves tendientes a desestabilizar la estructura de esta casa editora. Aberrante.
En la entrada, en las mesas al lado de la puerta, se estableció una suerte de escaparate de venta de todos los títulos de Entropía, con una pila especialmente voluminosa de ”Los estantes vacíos”. Los agentes del marketing, Cynthia y Arolo, (regenteados por una sarcástica y ambulante Romina Paula) fueron incansables y escandalosos, imponiendo, muchas veces, sus entrenadas voces teatrales muy por encima de las de los disertantes. (La ejemplar Charlotte será ascendida a la categoría de link, luego del defalco al que fue sometida por el mencionado departamento de marketing.)
Amalia, nuestra prestidigitadora de prensa, que operó débilmente en nuestro favor, y no logró que contáramos con las presencias de Saramago y Sábato, cosa que había prometido con certeza (y muy otro hubiera sido el destino del evento con esos venerables exégetas).
Ah, los disertantes:
Terranova, que nos recordó a Hemingway, por lo evocativo y rudo. La turba saludó su intervención con gruñidos que auguraban lo peor.
Mairal, el único disertante sensato, fue racional y ameno en su análisis, pero para ese entonces ya el público pedía sangre. Entonces Funes leyó un cuento de Molina, que el público repudió arrojándole las decenas de ejemplares del libro que recién habían comprado, y en ese momento debimos haber suspendido todo, claro, es fácil decirlo ahora.
Y cuando Levin (que se comportó como un duende salido del averno, aplicando todo el nonsense posible, mientras mantenía de rehenes a varias sobrinitas del autor) subió, el horror se manifestó en su faz mas enajenante. Nos ahorraremos el relato estrictamente policial, que cualquiera puede leer en los diarios del sábado.
A la hora de rescatar a los agentes del bien, podemos nombrar a Islalopeña, porque no vino, y a Nicoleta, si, que hizo de samaritana, recolectando al resto de la comitiva (18 personas en el umbral del coma alcohólico) hacia su departamento de Once. Y, por fortuna, a los representantes de la editorial, todos ellos (VC, SMD, JM, Gzal), que tuvieron un comportamiento varias veces ejemplar. Pero que, claro, no fue suficiente.
La Editorial Entropía se compromete con las autoridades de la Ciudad autónoma de Buenos Aires a nunca más realizar una presentación como esta.
martes, junio 20, 2006
Recordando a Manuel Puig
Vida y obra del genial escritor contada por sus amigos.
Martes 20 de junio, a las 19 horas en el Salón Auditorio del Centro Cultural Borges. Entrada libre y gratuita.
En el marco de la muestra Manuel Puig Presenta, que con gran asistencia de público viene desarrollándose en el Centro Cultural Borges, a las actividades previstas se suma una charla abierta al público que ofrecerán Silvia Molloy, Felisa Pinto, Javier Arroyuelo y Jean Pierre Castellani.
Anécdotas, relatos y detalles de la vida de Puig serán abordados desde la cercanía de estas relaciones personales, aunque también podrá hablarse de su obra literaria y su relación con el cine desde lo formal dada la condición de escritores y/o profesores universitarios de los panelistas.
Una razón más para visitar esta muestra que, organizada por la Fundación Internacional Argentina y la Universidad del Cine, termina el 25 de este mes.
viernes, junio 16, 2006
Viera qué lindo mi país, paisano...
[Tomo II, Cartas americanas, Manuel Puig]
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(...) Estoy volando de Papeete a Los Ángeles, qué pena dejar mi amada Tahití, el ensueño, la locura, más que el paisaje y las bellezas naturales lo que me conquistó fue la bondad de la gente, son ángeles, no es gente, no conocen lo que es la malicia, la ironía, las mierdas. Pienso en lo que es la Argentina en ese sentido y la desprecio desde lo más hondo, la tierra de los vivos, los piolas, los sobradores, pobres harpías, que se intoxiquen con su propio veneno. (...) [Marzo ´65]
(...) Qué plato papá en New York, pero me parece que si lo espero mejor me busco una silla ¿o no? Qué horror ese país, todo ahí se atranca y cuesta sangre, cuando yo pienso que hasta los atrasados gallegos aprecian mi novela y los críticos argentinos a los que mostré algo no se pronunciaban ni que sí ni que no. Yo nunca les conté pero en uno de mis viajes mostré cosas a un dirigente del Pen Club (ni me acuerdo el nombre), después al jefe de Nina que está en una Editorial que no me acuerdo, etc., y nadie decía nada (fue en el ´63, cuando volví de Italia). Después bastó que Almendros la leyera para que Sarduy, etc., etc. y la comunista de Einaudi y los gallegos (tan atrasados como se los cree) me llenaran de esperanzas. Gracias, Argentina, reino de la envidia y la amargura. Perdonen, pero mi experiencia no me permite decir otra cosa. (...) [Diciembre ´65]
(...) Yo también tengo unas ganas bárbaras de contarles todo personalmente, pero hay que conformarse. Si no fuera por Air France y las pirladas* a París y Roma nunca hubiese sucedido nada con la novela, si me hubiese quedado en la Argentina mejor no pensarlo, tal vez estaría con una lápida encima. Tengo un buen veneno contra la Argentina, hay algo ahí que no funciona, una cosa de rivalidad en el aire que tiene a la gente siempre mal dispuesta. Al volver pienso tener mucho cuidado y no darme mayormente con la gente de letras, sobre todo los viejos, que no han hecho más que orientar mal a la gente y producir bodrios. Con la juventud la cosa cambia, me parece que con los jóvenes me entendería más, pero nunca con los de mi generación, que fueron lo peor de lo peor. (...) [Febrero ´66]
(...) A mí lo que no me gusta de Mortiz es que no le publique la novela a Severo que es mil veces mejor que las cosas de Vargas, etc. Me parece que está muy influenciado por Barral (Barral odia a Severo por haberse exilado de Cuba). En fin, que el hecho de pertenecer a un país subdesarrollado como la Argentina y tener que negociar con España y México, subdesarrollados también, no ayuda a nadie. Esos países están como están porque se lo merecen, todos unos haraganes y politiqueros que no quieren admitir la calidad cuando la tienen delante, siempre actuando por simpatía y pavadas. (...) [Noviembre ´66]
(...) Hoy llegó carta con fecha del correo del 24, nueve días. Siento que papá esté con esas depresiones, aquel país no es para menos, qué cosa la mano de bleque que me daban en ese articulito que me mandó mamá sobre los precios en Río de los espectáculos, no pierden oportunidad. Un buen día se va a hundir el país en el agua podrida del Río de la Plata y chau. (...) [Febrero ´83]
(...) Me parece que se está acabando un mal período. Les voy a escribir a Perciavalle y Mañas, realmente me parece tan raro que no se pudiera mantener teniendo tan poco gasto, en fin, yo no sentí nada, porque todo lo de Argentina para mí no existe, y no es boleto, realmente ni esperé nunca nada ni sufrí nada. Lástima que ustedes se lo tomaron más a pecho. (...) [Noviembre ´83]
Besos
Coco_
jueves, junio 15, 2006
Boxeando con las palabras
[Por Lautaro Ortiz, para Radarlibros]
Un trabajo extremo con el lenguaje caracteriza la primera novela de un escritor maduro.
Pegar y ser golpeado. Eso es lo que encuentra el protagonista Juan Amaral durante su peregrinaje relatado en Todo esto será tuyo, primera novela de Augusto Bianco, nacido en Italia en 1942 y con una larga trayectoria en el país como periodista, traductor y editor.
Con una prosa deliberadamente sucia, tartamuda, construida a tijeretazos, Bianco despierta de la larga siesta a cualquier lector que se le anime a sus páginas. Claro, cualquier lector quiere decir aquel que desprecie del género las descripciones detalladas, la falta de imaginación, las largas reflexiones al margen de la historia y una prosa no vinculada con la gestualidad de la poesía, es decir, sin ritmo.
El personaje central es una suerte de bestia marginal (“vivía en estado de brotación salvaje”, lo describe Bianco) que pasa por lo peor de la vida: la violencia de un orfanato; el amor salvaje con su madre; el éxito como boxeador sanguinario (con el apodo de Amasijo Noyo masacra a sus rivales con “el disparo a repetición, el falso trompadón, el firulete distractivo, el bolopunch cruzado”) y hasta se convierte en el creador de un nuevo deporte: el boxtoreo. En su largo camino de penurias (va sin nombre aceptando la identidad que le depara cada aventura), el personaje se enfrenta al mundo de la soledad que impone la hipertecnología y hasta presta su cabeza para el nudo de la guerrilla centroamericana. Al igual que Jesús (el título de la novela remite al relato bíblico), Juan Amaral descubre en los golpes el verdadero sentido de la existencia humana y de su raza.
La figura del abuelo, esquizofrénico ingeniero perteneciente a una hermandad del aire y creador del dirigible Utopía (siempre está cuando a su nieto le faltan fuerzas) es un logro en la novela. Un personaje dibujado por dos o tres trazos porque lo que importa es lo que sale de su boca: “Ya quisiera para mí la contundencia de la rama, capaz de dosificar la sal de la tierra, plegarse a la tormenta, filtrar las radiaciones. ¡Cuánto más extraviados son los frutos del pensamiento humano! El estado de gracia es el estado vegetal humanizado, grité una vez en el seminario. A partir de ahí, me consideraron loco”. La dupla nieto-abuelo trabaja el contraste: tierra-sueños, muerte-vida, pensamiento-práctica. Uno en la tierra sufriendo, el otro en el aire enseñando: mientras Amaral se rompe el cuerpo descifrando el mundo, su abuelo desde lo alto se rompe los ojos viendo la imposibilidad de su sangre.
Entre resonancias de Arlt y Borges se escucha la humorada a la que siempre recurre Bianco para levantar la historia: juegos con refranes, con citas tangueras, guiños eruditos, gestualidades políticas y una velocidad en el relato que asombra. Sus descripciones son un ejemplo: “Escorado, el dirigible rola en la borrasca”; “Brota la torre como un hongo arrancado de la tierra por la fuerza del sol”; o el comienzo memorable: “El tren viaja por el espacio abriendo el universo. Verdetierra, verdetierra, laguna y cielo, desparramo de pájaros, alambrado y silencio”.
Bianco no respeta el equilibrio entre la historia y la prosa, y eso hace que su novela sea distinta. A Todo esto será tuyo habrá que sumarla a esa literatura que no vive de prestado sino que escarba el centro, que le mira los ojos a la novela.
_Todo esto será tuyo
miércoles, junio 14, 2006
Civilización y barbarie
Querida V.,
Lo que se dice ahora es que copamos, con nuestros libros, las serranías cordobesas... Que, haciendo caso omiso a la máxima sarmientina, vemos la extensión de la patria no como un mal sino como una oportunidad de negocios. ¿Qué hay de cierto en eso? ¿Es tan así? ¿Es que piden nuestros títulos en Bell Ville, en Salsacate, en San Francisco del Chañar? Y me comentan también que algo parecido pasa en Mar del Plata... Contanos. Con aprecio,
JM
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Querido Juan:
¡Verdad a medias! Todavía no accedimos a las lejanas serranías, pero ya copamos la docta ciudad de Córdoba, gracias al invaluable trabajo de Alejo Carbonell, escritor y editor de "La Creciente". Nuestros libros pueden encontrarse en: "Dinosaurio", "Aquende", "Llanto de mudo", "La Biblioteca" y "Racagni".
El desembarco de Entropía en La Feliz, en cambio, está a cargo de Editorial Estanislao Balder. Ahí las opciones son incontables: "Alejandría", "Ilusiones", "Sibelius" y la novísima "Braha Libros".
Tuya,
V
martes, junio 13, 2006
lunes, junio 12, 2006
Las ruinas de la catástrofe
[Revista Ñ, 3 de Junio]
Por Susana Rosano
Andar sin memoria, dictamina un personaje de Antuca, es estar desamparado. Y esta parece ser la premisa que da impulso a la primera novela de Raúl Castro que acaba de publicar la editorial Entropía. Aquí, la pregunta por la posibilidad del recuerdo, la búsqueda de un relato que dé cuenta de quiénes fuimos y de los restos que asoman en este devastado presente no parece tener tanto que ver con la indecibilidad del horror. De lo que se trata es de poder juntar las partes que la locura y la muerte que la última dictadura militar argentina hicieron estallar en el interior de cada uno de los personajes, y de preguntarse valientemente si es posible saldar deudas con un pasado ante el que se interpone la culpa de estar vivos y el silencioso trabajo del miedo. De alguna u otra manera, toda la sociedad podría ser pensada hoy como víctima de la catástrofe.
La novela relata a seis voces el encuentro de cinco amigos en una playa desierta del sur de Buenos Aires, veinte años después de haber compartido la experiencia de sentirse parte de la vanguardia artística porteña. Lucas, convertido en el presente en empresario, es quien convoca a sus viejos amigos a este verdadero viaje hacia el pasado, para aplazar aunque sea por un tiempo, la asfixiante sensación de que la muerte ya está instalada para siempre en su vida. Sin embargo, en la casa persiste una ausencia: la de Pascual, el único del grupo que fue chupado en Rosario. La voz de Pascual, sin embargo, se inscribe en la novela a partir de su propia búsqueda. Y en este sentido es el único que puede realmente volver y recorrer el pasado, visitar la casa donde vivía en el momento en que fue secuestrado, para reconocer que no hay retorno posible, y retomar una vida nueva en una isla del Tigre.
Lo interesante, y es precisamente lo que permite la ficción, es que no se trata aquí del relato de una militancia, tramada en blanco y negro, o de la pregunta por la validez de una lucha política, sino de algo mucho más sutil: ¿qué fue lo que nos unía en el pasado y por qué el presente se nos asoma con tanta grisura? En el intento desesperado de los amigos por revivir el "espíritu del grupo", en la propia insistencia sobre esta palabra, la novela de Raúl Castro parece sugerir que 1a dictadura dejó como saldo mucho más que muertes y desapariciones. Lo que se perdió en cada una de las vidas adultas de estos personajes, y en la sociedad en su conjunto, fue precisamente esto: la posibilidad de pensarse en comunidad, la sensación, por más utópica que fuera, de que había un presente, pero también un futuro, que nos permitía sentirnos aunque sea un poco menos solos.
En el personaje de Antuca, que da nombre a la novela y que paradójicamente nunca adquiere la voz de narradora, se cifran los deseos de cada uno de los amigos. Pero, al igual que la pregunta sobre el pasado, se trata de un deseo siempre huidizo, ocluido, absolutamente cancelado. Como aquel otro que convocó el encuentro de los cinco amigos. En el presente desolado, sólo pueden verse las ruinas de la catástrofe.
_Antuca
martes, junio 06, 2006
lunes, junio 05, 2006
Re-cortes
Golosina caníbal sí que lee bien los libros de Entropía (o al menos los lee completos.)
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Leyenda: literatura argentina, cuatro cortes se divide en cuatro cortes cronológicos en función de una arqueología de la literatura argentina. Cada corte se presenta como una cartografía de autores ligados a partir de uno o varios conceptos que están explícitos en los tres primeros cortes (el género policial y la industria cultural; la crítica, la política y el contexto; la violencia, la mass-media y el estilo) y más difusos en la cuarta parte (aunque el objetivo del libro, en parte, consiste en mostrar que las ideas de los anteriores cortes reaparecen y condicionan al último: la literatura contemporánea).
El segundo corte, sobre la crítica literaria que se renueva a partir de Contorno, parte de la división de la crítica literaria en su estatuto institucional académico y periodístico, ambos vinculados con diversas lógicas (universitaria y de mercado). Desde este desdoblamiento, Leyenda puede ser leído en esa tensión: los tres primeros son claro ejemplo de la crítica académica; en cambio, el último se inscribe y se escribe desde la crítica periodística. Link, como en sus anteriores libros, escribe en esa tensión y a su vez la supera, mezclándo las dos lógicas en una crítica distinta que escapa a la homogeneidad de un discurso establecido esgrimiendo esas tres variables, también (y tan bien) señaladas en el segundo corte: una redistribución de saberes; una intervención política; y una escritura.
Sólo con tomar los títulos de los cortes se pueden vislumbrar las lentes con las que Link lee la literatura argentina: Peronismo y misterio; Crítica y política; Crisis de la literatura; y Milenio: Restos diurnos y Márgenes. Retomando una frase del prólogo queda claro tanto el uso de estas variables como el objetivo de Leyenda: “...parto desde el presente para entender de dónde nos viene (de dónde imaginamos que nos viene) una determinada relación (una relación actual) entre literatura y cultura industrial, crítica y verdad, arte y política.”(Pág. 16) Estos últimos conceptos no se limitan a aparecer en un corte sino que van desplazándose de uno en otro, relacionándose entre sí y reformulándose en relación con el contexto histórico y social en el que se inscriben. Por eso, si en el segundo corte (Crítica y política) la crítica argentina “adquiere conciencia... de sus posibilidades políticas...” a partir de “condiciones históricas precisas” (Pág. 63), en el tercer corte (Crisis de la literatura) la literatura misma se presenta como un conflicto entre la estética y la política donde la “irrupción de fuerzas antiestéticas” generan una escritura desde la violencia.
In toto, acá.
viernes, junio 02, 2006
jueves, junio 01, 2006
Manuel Puig presenta...
Acudan todos, hoy, a la inauguración.
Una extensa muestra curada por nuestra mejor amiga Graciela Goldchluk.
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"Manuel Puig presenta...". La Fundación Internacional Argentina y la Universidad Nacional del Cine anunciaron ayer una serie de actos en homenaje al autor de "El beso de la mujer araña", que se harán en el centro Cultural Borges, a partir del 1° de junio.
Fotos, documentos inéditos, material audiovisual, entrevistas e imágenes de películas de sus libros integran una muestra que después será exhibida en Uruguay, Chile, Bolivia y España. Entre otras actividades, se lanzará un concurso internacional de proyectos cinematográficos, basados en los guiones y argumentos que Puig escribió para cine, y se estrenará su obra teatral "Misterio del ramo de rosas".