Los estantes vacíos
por Silvana Angelicchio [Ecodias, Bahía Blanca]
Definir su género, hacer un resumen de su argumento o perfilar su temática puede resultar un ejercicio tan elusivo como la propia lectura de Los estantes vacíos. Sin embargo, esto no es una objeción sino un halago, ya que la sensación de no hacer pie que proviene de los quince relatos que lo conforman resulta estimulante y atrapa al lector en su realidad enrarecida.
La geografía se reconoce como porteña, el tiempo como presente y cercano, pero siempre hay alguien que pide la hora o pregunta a gritos por una calle.
Los detalles son minuciosos, pero no tienen incidencia en las acciones que se describen.
Los personajes son recurrentes, protagonizan un relato y son comparsas en otro, mostrando el mismo hecho desde diferentes ángulos, pero no se los reconoce fácilmente. Sólo pinceladas cortas que van pintando un estado de ánimo generacional. Una indolencia que los protagonistas no reconocen sino vagamente: "Una madrugada de domingo mientras caminaba desvelado por el barrio, tuvo una sensación extraña. Durante unos segundos no supo de dónde venía ni hacia dónde iba, se preguntó qué hacía parado en ese lugar y para no perder el equilibrio, tuvo que apoyarse en un poste.", y se mantiene con rutinas, diversiones inmediatas o durmiendo.
El título proviene de uno de los relatos -definitivamente no son cuentos tradicionales cuando exponen poco, son todo desarrollo, y carecen de desenlace-, en el que un hombre registra que ha finalizado su matrimonio recién al ver vacíos los estantes de su biblioteca. Faltan los libros, entre los que ha escondido un mensaje que su ex podría no encontrar jamás. Un azar al que parece haber apelado el propio autor, con este atrapante trabajo.
Nativo de Bahía Blanca y afincado en Buenos Aires donde se desempeña como periodista y corrector, esta es la primera obra editada del joven Molina, que ya era conocido como blogger.
lunes, octubre 30, 2006
Reseña bahiense
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
9 comentarios:
Profeta en su tierra!
Algo más bien difícil de lograr, lo dice una bahiense...
¿Ahora resulta que todo el mundito literario porteño es bahiense?
Sí, anónimo. Hace tiempo gestamos la invasión; esto es sólo el comienzo.
Esperaban la muerte de LIbertella, probablemente...
Oh, el maldito equívoco de todos los porteños. Ahi es entendible, cuando decís, al pasar, "me voy unos dias a Bahia" y te miran como con envidia...Pero luego preguntan: ¿A Salvador? Y luego, como siempre, rostro propio y ajeno de desilusión.
y yo pensé que sonia b era sonia braga.
No Charlotte, se ve que este espacio se está plagando de decepción- menos para el elogiado Molina, desde luego.
Errores de la web, espero esta vez poder ingresar mi nombre de usario completo; con B larga y doble s.
de Budassi
todo clarísimo ahora. gracias, sonia.
Publicar un comentario