Sección El señalador del diario La Nación
La idea pudo haber sido fruto de la imaginación afiebrada de
Fitzcarraldo o Aguirre, dos de los personajes más memorables de Werner Herzog.
Pero esta vez los hechos no provienen de la ficción, sino de la realidad más
vívida y su protagonista no es otro que el genial realizador alemán. Del
caminar sobre hielo (Entropía) tuvo una primera edición en 1978; recoge las
anotaciones que el creador de Nosferatu hizo durante su viaje entre Munich y
París, adonde llegó para visitar a Lotte Eisner, uno de los emblemas de la
crítica europea, conciencia del nuevo cine alemán y una estudiosa del
movimiento expresionismo.
Se hizo de una campera, una brújula y un bolso, y en
noviembre de 1974 emprendió viaje. Lo que sigue son las anotaciones de un
caminante impenitente, que deja constancia del mundo y de los hombres que
encuentra a su paso después de observarlos con su mirada curiosa y tan
personal. En el epílogo, el realizador le agradece a Eisner que le dio alas. Es
el mismo vuelo que durante años emprendieron los agradecidos seguidores del
cine de Herzog.
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