Por Rafael Quiroga para Perfil Cultura
Integrado por Laura Paredes, Pilar Gamboa, Valeria Correa y
Elisa Carricajo, el grupo Piel de Lava se formó en 2003 y presentó cuatro
montajes hasta la fecha. Las actrices se proponen investigar “las posibilidades
de la creación colectiva mediante un método de trabajo que incluye la
actuación, la dramaturgia y la dirección”. Los textos de las obras tienen su
origen en los ensayos, de donde deriva su carácter abierto, en reescritura
constante, que ahora la publicación de un libro cierra en una versión.
Si se excluye Colores verdaderos, una escena en torno a dos
mujeres en una oficina, la creación colectiva es también el tema de la propia
dramaturgia. La tensión entre lo individual y lo grupal, las fisuras entre la
experiencia aislada y el encuentro con otros, atraviesan el resto de las
producciones de la compañía, sea a través de una banda de música dirigida al
público adolescente, en Neblina, las conversaciones de fieles y pastores
evangélicos, en Tren, y la discusión sobre la curaduría artística en Museo.
s en la última obra donde la reflexión sobre el propio
trabajo se vuelve explícita. El proyecto de un espacio destinado a cuestionar
la mirada de los visitantes se duplica con la profusión de caretas, citas
artísticas y el fotomontaje final que compone los rostros de las actrices en
una imagen. Al desconcierto que provoca la deserción de una de las integrantes
sigue la convicción sobre la necesidad de continuar. Esa profesión de fe
relaciona la creencia religiosa “y aquello que nos sostiene en la actuación”,
uno de los ejes de Tren. La atención está puesta en las condiciones de
existencia de un grupo y en sus puntos de fuga, en las contradicciones entre la
identidad que proporciona el colectivo y los valores individuales.
Perfil Cultura, 14/02/2016
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