Por Rodrigo Fernández para El Popular de Olavarría
Quiroga se encuentra un poco a la deriva. No sabe qué debe
hacer de su vida y mientras tanto se embarca en un trabajo que le permite
pensar y distraerse de su destino. "Quiroga", de Alejandro García
Schnetzer, en Editorial Entropía.
Un escritor siempre debe organizarse en favor de su propio
universo. Sentar las bases de lo que será su obra sobre algunas cuestiones
básicas que no sólo definirán sus personajes, sino también sus tramas. Un lugar
al que volver. Con "Quiroga", Alejandro García Schnetzer completa
una trilogía de nouvelles que tienen en común una época, un escenario que se
ubica entre Buenos Aires y Uruguay, la nostalgia de sus personajes y una
sensible manera de narrar. Con 25 años, Juan Quiroga se debate entre la escritura, una
bella mujer que lo ha subyugado y un trabajo que lo distrae de sus verdaderos
emprendimientos. Un día su jefe lo llama y lo convence de que debe cambiar de
trabajo. No hay lugar allí para un espíritu libre como el suyo. A Quiroga todo
le suena raro y en un primer momento siente que lo ha perdido todo. Pero su
jefe le ha dado una dirección y un contacto y hasta ahí se encamina para
obtener la promesa de un empleo. La ruta de los "bagayeros" comienza en Buenos
Aires y sigue hasta la orilla oriental. El contrabando parece ser moneda para
sobrevivir en el barco que Quiroga comparte con otros de su mismo pelaje y con
familias enteras con lazos en el Uruguay. "Mientras no aprenda usted a pensar, la confusión
tomará el estandarte y lo guiará por caminos que conducen; uno a la pereza, el
otro a la enajenación", le dice el viejo Maure en algunas de las
divagaciones en las que se pierden mientras el barco se mueve y a la deriva van
sus pensamientos. Pensar y divagar es el deporte preferido de los hombres que
mitigan la espera. Quiroga y los otros están sumidos en un vaivén, en un
movimiento perpetuo que los sostiene y los justifica. Sobre la proa o la popa,
sentados en el salón comedor o descansando el cuerpo en algún camarote, se
imaginan un mundo que los tiene como protagonistas. Dueños de sus destinos y
herederos de una suerte que no los esquiva. Ellos saben que navegan a la deriva
sin embargo el azar es su dios cotidiano.
Hay un estilo particular en la escritura de Alejandro García
Schnetzer que no se puede dejar de destacar. Es lo primero que como lector tuve
en cuenta y lo que me sigue llamando mucho la atención. Una trama sencilla pero
con descripciones precisas de los escenarios, pero haciendo un fuerte hincapié
en la psiquis de los personajes, que con la publicación de "Quiroga"
el autor termina de pulir.
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