lunes, diciembre 19, 2016

Malicia, de Leandro Ávalos Blacha

Una lectura de Malicia en Planeta Ceres, por Gala Semich


Es común en el mundo de la literatura que, por ejemplo, para reseñar un libro, uno trate de encasillarlo según géneros, ya sea por tener de qué hablar, o también para establecer relaciones entre lo que vemos en el texto en cuestión y lo que dicen las características más básicas de cada uno de los géneros. Algunos de los más comunes son el policial, romántico, histórico, realista, fantástico, thriller, terror, etc. Sin embargo, esto de tratar de definir a qué género pertenece determinado libro funciona mejor en los textos que uno puede leer e inmediatamente reconocer sus características más representativas. Entonces, ¿qué hacemos con los libros que responden a rasgos de varios géneros? Analizando el desarrollo de la trama principalmente, este es el caso de Malicia.

Una lectura posible de este texto es interpretarlo como un cruce entre lo policial y lo fantástico o lo sobrenatural. Por un lado, están los rasgos más representativos del género de investigación, ya que hay un crimen, que luego se transforma en crímenes, participación de la policía en el caso y, naturalmente, un asesino. Por otra parte, que es sin duda lo más interesante del texto, en Malicia también se pueden reconocer aspectos que en el manual del policial, ya sea clásico o negro, no aparecen  como base para escribir un texto de este tipo. Habitualmente, los textos policiales son, de alguna manera, realistas, porque retratan hechos que podrían pasar en nuestra vida cotidiana sin ningún problema. Pero en este caso, la inclusión de figuras más ligadas a lo esotérico como los espíritus, los entes malignos, las sectas, criaturas no humanas, etc., hace de Malicia un texto policial que se aleja de las “normas”, generando que la historia sea muy original y consiga sorprender al lector.

De hecho, otro de los factores que más destaco de esta novela es la imprevisibilidad que caracteriza a todo el desarrollo de la trama. En los textos que contienen misterio o intriga, como en los policiales, por ejemplo, es indispensable que el lector se sienta interesado en el caso que se está narrando, que haya hechos que le llamen la atención y lo/la inviten a seguir leyendo. En Malicia, esto no deja de suceder en ningún momento. Cuando comencé la novela, de ninguna forma me imaginé todo lo que iba a venir después, en materia de personajes, escenarios y hechos propiamente dichos. Esto, desde mi punto de vista, es uno de los grandes puntos a favor que tiene esta novela. Más allá de que engancha de una forma casi adictiva, todo el tiempo sorprende, y va agregando elementos que, por un lado, confunden al lector, porque son nuevos y originales, pero por el otro, genera que uno quiera seguir con la lectura para ver qué tiene el autor preparado para explicar la tormenta de nueva información a la que estamos sometidos constantemente.

Siguiendo por la línea argumental, la trama está muy bien lograda. Vedettes, sectas, asesinatos, monjas, televisiones que se prenden solas, exitoína, criaturas sobrehumanas, trances, etc., son todos factores que van entrelazándose, encastrando como piezas de rompecabezas. Y esto no se logra de forma forzada, sino cada concepto se relaciona con el otro de forma natural, o por lo menos con una buena explicación de por medio. Todo esto está atravesado por tintes humorísticos, que le dan a la historia otro rasgo que la distingue por sobre otras historias inicialmente policiales. Sin embargo, a medida que pasan las páginas, la historia va también centrándose en sus personajes. Los principales, Juan Carlos y Mauricio, son dos amigos, si se puede decir, que viajan juntos a Carlos Paz, acompañados de la mujer de Juan Carlos, Perla. Pero a medida que la trama va avanzando, uno puede ver que, de amigos, estos dos no tienen nada. Compiten constantemente, por cosas sin sentido. Va viéndose su egoísmo, sus ganas de sobrepasar al otro. Y cuando llega el momento, cada uno quiere salvarse, sin importar lo que suceda. No solamente ocurre esto con estos dos personajes, sino que cada uno de los que va apareciendo pareciera contagiarse de esta actitud. Por supuesto, también están presentes las peleas mediáticas o para ascender en el rango artístico, y demás conflictos que caracterizan al mundo del espectáculo.

Malicia es una muy buena historia, de la que no podría encontrar un género que la defina completamente. Es una novela que mezcla muchos aspectos diferentes que podríamos encontrar en varios libros distintos. Pero además, logra combinar todos estos rasgos de manera que el resultado sea una historia bien construida, con personajes interesantes y con un ritmo muy llevadero y que engancha al lector absolutamente.

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