Una lectura de Malicia en Planeta Ceres, por Gala Semich
Es común en el mundo de la literatura que, por ejemplo, para
reseñar un libro, uno trate de encasillarlo según géneros, ya sea por tener de
qué hablar, o también para establecer relaciones entre lo que vemos en el texto
en cuestión y lo que dicen las características más básicas de cada uno de los
géneros. Algunos de los más comunes son el policial, romántico, histórico,
realista, fantástico, thriller, terror, etc. Sin embargo, esto de tratar de
definir a qué género pertenece determinado libro funciona mejor en los textos
que uno puede leer e inmediatamente reconocer sus características más
representativas. Entonces, ¿qué hacemos con los libros que responden a rasgos
de varios géneros? Analizando el desarrollo de la trama principalmente, este es
el caso de Malicia.
Una lectura posible de este texto es interpretarlo como un
cruce entre lo policial y lo fantástico o lo sobrenatural. Por un lado, están
los rasgos más representativos del género de investigación, ya que hay un
crimen, que luego se transforma en crímenes, participación de la policía en el
caso y, naturalmente, un asesino. Por otra parte, que es sin duda lo más
interesante del texto, en Malicia también se pueden reconocer aspectos que en
el manual del policial, ya sea clásico o negro, no aparecen como base para escribir un texto de este
tipo. Habitualmente, los textos policiales son, de alguna manera, realistas,
porque retratan hechos que podrían pasar en nuestra vida cotidiana sin ningún
problema. Pero en este caso, la inclusión de figuras más ligadas a lo esotérico
como los espíritus, los entes malignos, las sectas, criaturas no humanas, etc.,
hace de Malicia un texto policial que se aleja de las “normas”, generando que
la historia sea muy original y consiga sorprender al lector.
De hecho, otro de los factores que más destaco de esta
novela es la imprevisibilidad que caracteriza a todo el desarrollo de la trama.
En los textos que contienen misterio o intriga, como en los policiales, por
ejemplo, es indispensable que el lector se sienta interesado en el caso que se
está narrando, que haya hechos que le llamen la atención y lo/la inviten a
seguir leyendo. En Malicia, esto no deja de suceder en ningún momento. Cuando
comencé la novela, de ninguna forma me imaginé todo lo que iba a venir después,
en materia de personajes, escenarios y hechos propiamente dichos. Esto, desde
mi punto de vista, es uno de los grandes puntos a favor que tiene esta novela.
Más allá de que engancha de una forma casi adictiva, todo el tiempo sorprende,
y va agregando elementos que, por un lado, confunden al lector, porque son
nuevos y originales, pero por el otro, genera que uno quiera seguir con la
lectura para ver qué tiene el autor preparado para explicar la tormenta de
nueva información a la que estamos sometidos constantemente.
Siguiendo por la línea argumental, la trama está muy bien
lograda. Vedettes, sectas, asesinatos, monjas, televisiones que se prenden
solas, exitoína, criaturas sobrehumanas, trances, etc., son todos factores que
van entrelazándose, encastrando como piezas de rompecabezas. Y esto no se logra
de forma forzada, sino cada concepto se relaciona con el otro de forma natural,
o por lo menos con una buena explicación de por medio. Todo esto está
atravesado por tintes humorísticos, que le dan a la historia otro rasgo que la
distingue por sobre otras historias inicialmente policiales. Sin embargo, a
medida que pasan las páginas, la historia va también centrándose en sus
personajes. Los principales, Juan Carlos y Mauricio, son dos amigos, si se
puede decir, que viajan juntos a Carlos Paz, acompañados de la mujer de Juan
Carlos, Perla. Pero a medida que la trama va avanzando, uno puede ver que, de
amigos, estos dos no tienen nada. Compiten constantemente, por cosas sin
sentido. Va viéndose su egoísmo, sus ganas de sobrepasar al otro. Y cuando
llega el momento, cada uno quiere salvarse, sin importar lo que suceda. No
solamente ocurre esto con estos dos personajes, sino que cada uno de los que va
apareciendo pareciera contagiarse de esta actitud. Por supuesto, también están
presentes las peleas mediáticas o para ascender en el rango artístico, y demás
conflictos que caracterizan al mundo del espectáculo.
Malicia es una muy buena historia, de la que no podría
encontrar un género que la defina completamente. Es una novela que mezcla
muchos aspectos diferentes que podríamos encontrar en varios libros distintos.
Pero además, logra combinar todos estos rasgos de manera que el resultado sea
una historia bien construida, con personajes interesantes y con un ritmo muy
llevadero y que engancha al lector absolutamente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario