La multifacética autora Romina Paula habla de Acá todavía,
su tercera novela, y cuenta de los mecanismos secretos de su escritura, de las
claves de su obra, de sus obsesiones y sus intuiciones.
Por Camila Selva Cabral para AANCOM (Agencia de Noticias de Ciencias de la Comunicación, UBA). Fotos de Camila Alonso
Suárez.
Romina Paula es autora, directora y actriz. Así, en ese
orden. Un ranking de su práctica artística que arma “sin dudar”. Acaba de
publicar su tercera novela, Acá todavía (Editorial Entropía) en la que Andrea,
la protagonista, narra un presente dividido en dos partes. La primera,
“Todavía”, transcurre en el Hospital Alemán durante la internación de su padre,
un paréntesis de tiempo y lugar que arrastra algo del pasado para reflexionar
sobre la familia y sobre la configuración de su sexualidad, de sus relaciones,
de su propio recorrido vital. En la segunda parte, “Acá”, Andrea viaja a
Uruguay y todo avanza en un presente sin red.
Antes de cada respuesta, Romina Paula mira unos segundos a
través del vidrio del bar antes de volver al café con leche, a la mesa. Trae
palabras que se van hilando, como en sus textos. En sus novelas intenta escribir
el pensamiento, explica, y durante la entrevista dirá que está pensando en voz
alta. Le gusta hablar sobre su propia obra porque, dice, así empieza a
entenderla. Romina Paula piensa su propia obra, su propia práctica. Piensa y
escribe. O escribe y piensa. Y se ríe.
¿Reconocés el momento en el que dijiste “voy a ser autora”?
Hace relativamente poco que encontré esta palabra. Me formé
como dramaturga pero esa palabra no la conoce nadie fuera del ámbito teatral,
es una palabra rara y difícil. Y aparte también escribo narrativa, entonces no
era absolutamente cierto.
¿Y por qué no “escritora”?
Escritora me parece como medio de Isabel Allende, como “la
señora escritora”. Lo de autoría me gusta, porque me parece que tiene algo muy
del oficio. Y siento que también puede haber autoría en la dirección y en la
actuación. Siento que es algo más amplio.
¿Tiene que ver con poner tu firma?
Sí, claro. Las veces que actúo siento que puedo decir que
actúo porque le doy algo de mí. No siento que sea una actriz que pueda hacer
una paleta enorme. Es mi autoría de lo que puedo dar en ese ámbito. O mismo la
dirección, no siento que pueda agarrar cualquier obra de teatro, cualquier
texto y ponerlo en escena, montarlo. Lo de la autoría me parece bien
¿Pero siempre escribiste o hubo un momento fundacional?
Siempre escribí. Suena pretencioso, parece “la niña
escritora”, como cuando los actores cuentan que bailaban frente al espejo, ¿qué
niño no bailó frente al espejo? ¡Por Dios! Pero la verdad es que siempre
escribí. No tiene nada ni de mágico ni de particularmente pretencioso, sólo fue
así, algo que me gustaba. Y siempre leí, aunque ahora leo bastante menos que
cuando era más chica.
En la conferencia Direccionario, en Fundación PROA,
repasaste la evolución de tu obra teatral. ¿Cómo ves ese recorrido en tu
narrativa? ¿Reconocés una evolución, un vínculo entre ¿Vos me querés a mí?
(2005), Agosto (2009) y Acá todavía (2016)?
Para mí están muy vinculadas las tres. Con la primera
novela, por los temas: el Hospital Alemán, la muerte, el deseo. Y con la
segunda, a través de la primera persona femenina. Es una voz similar, como si
fuera que Agosto es de los veintipocos y Acá todavía, de los veintimuchos o los
treinta.
¿Pensás que, de alguna manera, podría ser la misma
narradora?
No lo es. Me la imagino distinta. Pero sí hay un registro de
un cierto momento de la vida y un registro de otro cierto momento de la vida,
con lo cual podría ser como una serie. Eso es todo lo que podría decir en
cuanto a verlo en perspectiva.
La entrevista completa, siguiendo este link
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