por Matías Raia para Golosina Caníbal
En Las esferas invisibles (Entropía, 2015), de Diego Muzzio
hay una tensión entre lo clásico y lo novedoso. El libro se compone por tres
nouvelles que recuperan tópicos clásicos de la literatura de terror (en su
variedad gótica, particularmente). En “El intercesor”, la posesión demoníaca y
la lucha entre las fuerzas del bien y del mal; “El ataúd de ébano”, la casa
embrujada y las historias de fantasmas; “La ruta de la mangosta”, la vida
inmortal y el artefacto mágico. Si el libro de Muzzio solo fuera ese juego con
tópicos, estaríamos ante una simple ejercitación escrituraria de un fanático
del horror. Pero no lo es.
Las esferas invisibles es más que eso y Muzzio logra ese
plus por hacer algo novedoso: las tres nouvelles transcurren durante la
epidemia amarilla de 1871 que diezmó a la Ciudad de Buenos Aires. Es decir, el
acierto para escapar a la repetición de tópicos clásicos es la adaptación de la
literatura de terror a un contexto que, incluso en términos históricos, ha sido
poco visitado y analizado. Muzzio reabre una herida que la historiografía y la
literatura parecen haber querido cerrar: como si tanta muerte, tanto
sufrimiento y tanta enfermedad solo hubieran conducido al silencio. Las
nouvelles de Las esferas invisibles exploran ese ambiente de oscuridad y
cadáveres para encontrar historias que inquietan al lector, que generan
pesadillas y que devuelven una mirada literaria a una época histórica que no
quiere ser narrada. Esa epidemia amarilla de 1871, por otro lado, es un prisma
para cruzar otros momentos de la historia argentina: el rosismo y la conquista
de la frontera en “El intercesor”; la guerra del Paraguay en “El ataúd de
ébano”; el desarrollo de la fotografía y la Primera Guerra Mundial en “La ruta
de la mangosta”. En este sentido, en Las esferas invisibles se destaca no solo
la reconstrucción de la época elegida (esa atmósfera de sombras, contagio y
cementerios) sino el diálogo temporal entre las tres historias de terror.
El otro gran acierto de Muzzio para no quedar atrapado por
la trampa de lo clásico es el repliegue sobre una tradición de la literatura
argentina que parecía no poder decirnos nada más en el siglo XXI. Me refiero a
las ficciones científicas de Leopoldo Lugones, a los relatos fantásticos de
Eduardo L. Holmberg, a las narraciones de incipiente ciencia ficción de Horacio
Quiroga. Muzzio parece escribir con Las fuerzas extrañas y Más allá como libros
de cabecera. Las esferas invisibles son tres reflexiones sobre la muerte, la
tecnología y la sociedad que encuentran en las vetustas ficciones científicas
una luz de presente, una posibilidad de decir algo más. El gesto de Muzzio
resulta interesante, por otro lado, porque no es un gesto solitario: Roque
Larraquy con sus novelas La comemadre (Entropía, 2011) e Informe sobre
ectoplasma animal (Eterna Cadencia, 2014) sigue el mismo camino. ¿Qué tiene
para decirnos la ficción científica decimonónica a los lectores y a la
literatura argentina del siglo XXI? Tal vez sean los saberes sometidos que
revelan esas ficciones; tal vez su capacidad de encontrar en lo fantástico y el
terror un modo de pensar el poder y el sujeto. En todo caso, tanto Muzzio con
Las esferas invisibles como Larraquy con sus novelas están relevando una zona
de nuestra literatura que parecía haber perdido su potencia entre los
polvorientos volúmenes de la antigua biblioteca.
Las esferas invisibles es uno de los grandes libros de 2015
por varias razones. En primer lugar, por el trabajo literario con esa tensión
entre lo clásico y lo novedoso, a través de la recuperación de una época
terrible para la historia argentina y de una zona literaria frecuentemente
evitada. En segundo lugar, porque junto a otros escritores como Juan José
Burzi, Samantha Schweblin y Mariana Enriquez, Diego Muzzio demuestra que puede
existir una literatura de terror argentina: con modulaciones propias, en
terrenos y épocas nacionales. En tercer lugar, las tres nouvelles están muy
bien escritas: tiene las dosis justas de descripción y narración, de reflexión
y acción. Las historias se enhebran con el entorno histórico con claridad y se
encuentran personajes profundos. Finalmente, Las esferas invisibles es un gran
libro porque da miedo. Estas nouvelles inquietan al lector y provocan la
sensación de muerte, enfermedad y desesperación que la epidemia amarilla de
1871 destiló por las calles de Buenos Aires y sus alrededores. Cerramos el
libro de Muzzio como quien cierra la puerta de una casa apestada.
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