lunes, agosto 31, 2015

Del caminar sobre hielo

Por Damián Huergo para Revista Acción



Todo empezó con una llamada. De un lado del teléfono, Werner Herzog en Munich. Del otro, en París, un amigo que le comunicaba que Lotte Eisner estaba enferma, grave. Eisner fue una de las primeras críticas de cine, guardiana de la historia del cine alemán y, en particular, madrina de la generación de cineastas de posguerra. Herzog no concibió lo que escuchaba. Y, apelando a la invención de un ritual, se propuso caminar en línea recta desde Munich a París para impedir la muerte de su adorada Eisner. Del caminar sobre hielo es el diario que escribió durante noviembre y diciembre de 1974, en su andar por una fría y fantasmal Europa. Como si fuese un largo plano secuencia, va describiendo todo lo que ve a su paso: granjas, remolinos, cuervos, bares, escombros y nieve, mucha nieve. A la vez, narra los efectos del camino en su cuerpo, la resistencia de la naturaleza ante su paso intuitivo. Al llegar a París, su pedido parece haber sido escuchado: Eisner continuó con vida los siguientes 9 años. Como se lee en el libro: «Solo si fuera una película creería que todo esto es real».

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